Protegido por mi corazón de caballo
enfrento indemne los azotes
de la desilusión eterna...
Dame el beneficio de la duda
y seré rico...
Dame la presunción de inocencia
y seré el niño feliz
que jamás descubriste...
Cántame el arrorró carnal
y haré de tu vida una razón
para odiar la muerte...
El cuerpo tiene memoria
de las palabras.
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