El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

diciembre 28, 2013

La sombra de todos

Tras un bosque de nubes nacerá la sombra de todos...

noviembre 24, 2013

¿La enésima reinvención de Cristina?

Pasados unos días del recargado regreso noto en el kumpaje más ruidoso un manto de reflexivo silencio. Todavía les hace cierto ruido la salida de Moreno. No es una coyuntura fácil cuando todavía está muy fresca la frustración conceptual y númerica del “experimento Insaurralde”, una apuesta fallida de la Presidenta en términos de comprender que todavía se podía pelear el triunfo solo con apelaciones a los temas de clase media como la inseguridad y los impuestos, apelando a un figuretti de alto perfil mediático e irremediable vocación farandulera, para seguir desconfiando todavía que el drenaje de votos 2011-2013 se debe en su núcleo más significativo a los vaivenes de la gran caprichosa Diosa de la economía profunda, esa que requiere meterse de una buena vez en los temas duros. 


Las tecnologías del apriete 

De la mano de haber sido escogido como la mayor víctima personalizada de la demonización mediática, el funcionario se había convertido en una especie de estandarte histórico imprescindible de la gestión kirchnerista toda. Esto le ofrecía al funcionario cierto blindaje que no era necesariamente beneficioso para el gobierno en términos de gestión si es que la realidad imponía un cambio que implicara su salida. Y muchos hasta se terminaron enamorando del personaje, mitad real y mitad recreado por las constantes lapidaciones de Clarín, aquel apretador duro que retaba y ponía en caja a los avarientos empresarios. Pero olvidaron que la evolución del rol de Moreno y los eventos que estaban bajo su área de influencia requerían resultados positivos que lamentablemente escaseaban. El tótem viviente de la vieja mística monto, el combatiente peronista insobornable contra el poder concentrado, el militante inquebrantable capaz de romper todos los prejuicios y erguirse ante las corpos desde cualquier supuesta flaqueza, enamoraba como símbolo de una lucha. Y vaya si hay que reconocerle los méritos a un tipo que supo dar las batallas precisas en los más aciagos momentos, se plantó como es debido ante los gurúes más rancios del neoliberalismo privatista y cuidó los bolsillos indefensos de todos. Pero Cristina resolvió el dilema con mucha determinación y optó por liberarle la zona a Kicillof para permitirle actuar en plenitud. Estuve tentado de decir “bien echado”, pero hubiera sonado injusto y distorsivo, máxime con una oposición babeante por ver rodar su cabeza. Moreno ha salido por una cuestión táctica, porque su perfil no era útil ya en una hora del proyecto donde se necesita otra cosa, pero de ningún modo podrá interpretarse que fue entregado a las fauces de la opo.

El manejo del tipo de cambio, el delicadísimo equilibrio de las importaciones y exportaciones, son resortes ultra delicados y ultra sensibles de cualquier modelo. En materia de comercio, los cielos de cabotaje son muy diferentes a los cielos internacionales. Las tecnologías del apriete vernáculo que tan bien manejaba Moreno se ajustaban a una experiencia realística de haber mamado la idiosincrasia del mundo productivo argentino, de conocerle a los dueños de los bienes todas sus mañas, miserias, costumbres, trucos y puntos débiles. Un mercado dominado por estructuras oligopólicas, manejadas por unos pocos pulpos y capitanes, hace que sea hasta suficiente muchas veces solo discutir por teléfono con una sola persona para “negociar” grandes situaciones. La anécdota que circula sobre una supuesta charla suya con Mastellone –dueño de la Serenísima- en la que intercambian aumentos en los productos más caros y exclusivos por una estabilidad en el precio de la leche básica que impacta sobre los sectores de menores ingresos, pinta la situación. Pero esa mística no puede ser trasladada al mundo del comercio exterior, donde las empresas privadas y los gobiernos de los países se funden para conformar una compleja trama de intereses, que no se arregla con pegarle cuatro gritos al conocido capanga de una empresa. Las quejas de Dilma Rousseff sobre las acciones de Moreno son un ejemplo claro. 


La hora del empoderamiento

La Cristina todopoderosa que atendía todos los detalles y ocupada todos los espacios entusiasmaba a muchos amantes de las jefaturas extremas y verticales, donde los colaboradores parecen tibios operadores que se cuidan con su discreción de no opacar a su mandante, parece ahora abrirle el paso una política de empoderamiento de funcionarios de alto perfil de gestión. La era de los funcionarios anónimos, opacos y temerosos hasta de su propia palabra como Lorenzino, parece haber quedado atrás. Es el momento de potenciar gente con perfil propio y alto en la gestión que aporte ideas y resuelva cuestiones difíciles, cuidándole las espaldas a una figura presidencial que necesariamente debe preservarse del voraz desgaste. El “empowerment” de Capitanich y Kiciloff que ha decidido Cristina va en esa senda, y me resulta más preciso entenderlo en este modo instrumental para la supervivencia y no jugar al análisis de las purezas y los orígenes ideológicos de los designados que nos indiquen supuestas alianzas u orientaciones. Partiendo de la clara idea de que la alternativa Scioli no forma parte de las ideas preferidas de la conducción presidencial, era evidente que una de las opciones más fuertes pasaba por el potenciamiento de los gobernadores K que se han mantenido fieles y exitosos; Capitanich y Uribarri eran nombres puestos. 

Solo queda esperar que resulta de todo esto, entre urgencias y proyecciones, a ver si en definitiva es una forma más de reivención.

octubre 13, 2013

El poema inhumado

Hoy y aquí, un poema ha fallecido. En su larga vida no conoció la felicidad de una lectura. Nació de los sueños de un joven y anónimo entusiasta. Vivió en la aldea menos conocida donde será inhumado con la sola presencia de su autor, quién ha prometido llevarle una flor en cada primavera...

septiembre 11, 2013

Sobre el horror en Indonesia

Espeluznante artículo de Julie Wark sobre la historia del régimen militar indonesio y el gran tema humano del acto de matar. El enlace aquí

septiembre 01, 2013

Ventana

Te ofrezco una ventana por donde colarnos al paraíso... Puede que no sea eterno, pero es paraíso…

agosto 11, 2013

La única manera de hacer las cosas


La tragedia de calle Salta en Rosario que me tocó de cerca por haber sucedido a dos cuadras de mi departamento, no ha dejado de producirme sensaciones y reflexiones. Paso en limpio algunas.

 -Noté una ausencia total de reclamos y opiniones del elenco estable de periodistas y opinadores feisbuqueros que salían escandalizados a culpar al gobierno nacional de las tragedias ferroviarias. Claro, es una tragedia que no es “clarín friendly”, porque los responsables son una empresa originada en las sabias privatizaciones de los 90 y en Rosario y Santa Fe hay una intendenta y un gobernador opositor. Nadie sale a reclamar a los asesinos en potencia que mandaron a clausurar válvulas de corte sectorial de la red urbana de gas, para bajar costos de mantenimiento, lo que obligó a que los cortes haya que hacerlos picando el hormigón y aplastando el caño. El gas lo cortaron a las 12.21, casi 3 horas después de la explosión. Horas vitales que podrían haber salvado vidas. Es evidente que los que especulan políticamente con las tragedias desde la opo han quedado en evidencia.

-El operativo técnico y de seguridad obligatorio para determinadas tareas relativas a la construcción o el mantenimiento de instalaciones de servicios debiera ser proporcional a los riesgos potenciales que implican, para los trabajadores que la realizan, para el entorno y para las vidas de los habitantes que rodean el lugar. -Si en algún lugar de una ciudad se descubre una bomba de alto poder con posibilidades de estallar, se arma un operativo, se llama a una brigada de explosivos que es un grupo de ultra especializado con sofisticado equipo técnico para que intenten desarmarla, y se monta un operativo de seguridad en la zona, todo ello porque existe la clara percepción del riesgo potencial. En el caso del gas pareciera que esa percepción del riesgo no existira, entonces sencillamente se llama a Pepe y su ayudante para que jueguen a la ruleta rusa, sin más tecnología que una llave inglesa y metiendo el dedo o poniendo la nariz a ver si pierde. Es como si el riesgo proveniente de las fugas de gas a altas presiones fuera de otra categoría, algo del orden “doméstico”, que es capaz de hacer volar un edificio igual que un coche bomba cargado con 300 kg de explosivos, pero viste, nadie va a andar tomándose en serio ese rimbombante despliegue de “la seguridad” para algo que se arregla en un ratito.

-Manipular una cañería de gas a media presión que si se produce una fuga es capaz de convertir en minutos a todo lo que lo rodea en pasto de una brutal explosión, no puede ser puesta en manos de “su gasista matriculado amigo” Un tal Pepe con un ayudante, sin más “equipo” que una caja de herramientas. Cero seguridad, cero prevención, cero criterio, cero sentido común, cero todo, menos el riesgo de muerte para cientos de personas que asciende a cifras astronómicas. Es como poner a manipular el reactor nuclear de Atucha a un plomero. Debiera ser obligatorio montar un operativo de trabajo con grupos especializados. Técnicos con instrumentos adecuados verificar cortes. Especialistas en seguridad laboral y en seguridad pública asistiendo el trabajo. Y si aun asi el riesgo fuera difícil de bajar, evacuar el área durante su realización. Pero no. El “venían a cambiar el regulador” lo tomaron como un equivalente a “venían a cambiar el cuerito de la canilla”. -Los peritajes técnicos deberán despejar las incógnitas. ¿Hubo sobre presión? Fallo de materiales en las válvulas? ¿Accionamiento accidental de las mismas? El gasista creyó que la llave había cerrado. No se puede “creer”. En situaciones de extremo riesgo hay que comprobar. Para eso existen instrumentos.

-Litoral gas no debió rehabilitar el servicio si había que realizar un trabajo tan delicado como cambiar el regulador. O debió haber cortado el fluido con comprobación segura antes de autorizar la manipulación de las válvulas y el regulador vinculador a la media presión.

-La empresa responsable de la red actuó mínimamente con negligencia criminal. El ente estatal de control –ENARGAS- es corresponsable por no arbitrar controles y protocolos operativos que consideren los verdaderos riesgos de las tareas. Y todos los demás contribuimos a una falta de conciencia irracional. Empezando por los vecinos calientes ultra reclamadores que no se bancan tener cortado el gas 3 días, aun cuando fuera la única manera segura de hacer las cosas. Que debería ser la única manera de hacer las cosas.

mayo 19, 2013

Un par de ideas sobre la inflación

Dentro de los modelos emergentes latinoamericanos, el modelo económico argentino sostenido por el gobierno kirchnerista más de una década y que sirvió para salir de una crisis terminal como la del 2001, más allá de las obvias críticas que recibe de los referentes del neoliberalismo internacional, es reconocido en el mundo por expertos y economistas de relieve como Joseph Stiglitz y desde países que están hoy padeciendo una crisis semejante a aquella, vienen a verlo como ejemplo, a tomarlo como referencia y como una alternativa a tener en cuenta. De esto hay variadas evidencias los últimos años, lo que no implica que sea un modelo infalible ni que carezca de fallos, solo que es necesario partir de esa premisa. Existe consenso en los economistas no-ortodoxos –evito llamarlos “progresistas”- que el problema de la inflación es una especie de efecto natural resultante, algo así como un efecto indeseable imposible de eliminar del todo cuando se implantan este tipo de modelos desde los estados intentando dictar una orientación efectiva de las política, cuyos pilares son el crecimiento basado en recuperación de la demanda del mercado interno, una balanza comercial superavitaria sostenida por el peso de un sector exportador exitoso y una política monetaria refractaria a la vía del endeudamiento para solventar el gasto público que tiene su complemento en el mantenimiento de un constante superávit fiscal. La inflación se asemeja al efecto indeseable de la aplicación de una droga sanadora, ante la cual es posible minimizar su daño pero no cancelar su existencia en las determinadas condiciones de contexto. Es complejo y hay una densa multiplicidad de factores: productivos, monetarios, fiscales, estructurales, externos, internos, industriales, estadísticos, psicológicos, históricos, coyunturales, etc. Me voy a referir solo a dos de ellos, dejando claro que existen muchos más. 


Pidamos que nos dan 

La puja distributiva empujada por las corporaciones sociales y sindicales “cebabas” por el mismo modelo que alienta la recuperación del salario y del ingreso popular.

En contextos de políticas restrictivas o de ajuste, como por ejemplo aquellas del 2000 que proponían bajas de salarios, las demandas caen. Cuando a nadie le dan nada, y casi que le quieren quitar, los ánimos del reclamo decaen. Por el contrario, cuando desde el gobierno se concretan medidas de expansión de los ingresos, se excita el apetito demandante, el ejemplo de un sector que obtiene mejoras incentiva el reclamo de otros y se desata una excitación en cadena que tensa la puja. Podría llamarse “efecto caramelo”; cuanto más doy más deseo genero. Quizá suene antipático este mecanismo porque supone que el sindicalismo tiende a reclamarle más al que más da y se resigna ante el que jamás cede, pero es así, y es humanamente comprensible. Esto provoca muchas veces concesiones de aumentos salariales por encima del equilibrio deseable lo que se traduce en inflación, ya que los empresarios lo aceptan para desbloquear las negociaciones pero lo trasladan inmediatamente a precios. El estado también, como uno de los grandes empleadores del mercado, puede llegar a verse obligado a emitir o aumentar impuestos para sostener esos aumentos nominales de salarios. 


Un mercado de pocos 

La concentración oligopólica del mercado de bienes consumibles y servicios, que dada su estructura tiende a ser muy restrictivo a la inversión de riesgo, muy especulativo del aprovechamiento de sus ventajas instaladas y por consiguiente muy lento para aumentar la oferta que responda a los equivalentes aumentos de demanda. 

Esta estructura hace que en los contextos de crecimiento no se expanda lo suficiente la oferta y si se expanda la voracidad por incrementar los precios reales y los márgenes de utilidad, en comparación con economías desarrolladas donde el enorme grado de diversificación y competencia interna de la estructura productiva hace más sencillos los aumentos de oferta que pongan el deseado equilibrio. Un mercado interno de mayor vigor, variedad y competitividad no se construye de un año para otro ni siquiera de una década para otra, es un proceso al que deben concurrir muchos factores que por ahora lo hacen difícil. Es normal observar en la vida productiva cotidiana que ni bien un sector se reactiva –por ejemplo construcción, agro, turismo- los proveedores principales de insumos de ese sector comienzan a imponer condiciones a su favor: demorar las entregas, exigir condiciones de pago cada vez más favorables a ellos y desfavorables para el comprador, asi hasta llegar al liso y llano aumento de precios. Es un clásico cuando el proveedor “se pone en exquisito” ante el aumento de la demanda. Esto es posible por lo comentado, esa estructura productiva no es lo suficientemente variada ni competitiva como para esa aumento de demanda excite el aumento de productividad de los proveedores ni su número, ni que por consecuencia se desarrolle una mayor competencia entre ellos para captar esa demanda que terminaría equilibrando los precios. Tanto trato desmedido, tanta exigencia del proveedor que habla como si nos estuviera haciendo un favor por vendernos, nos lleva a la pregunta “¿es posible que en este país nadie más que Fulano y Mengano fabriquen este X elemento?” 

En determinados períodos del modelo K que ya está por cumplir 10 años, los niveles pudieron mantenerse en valores manejables y "absorbibles" por la propia dinámica positiva del crecimiento. El peligro de un desborde es algo latente y que merece toda la atención. Obviamente que lo ideal sería eliminarla estructuralmente, pero como es muy difícil lograrlo no queda otra que asumirla y concentrarse en trabajar sobre las variables que resultan claves para poder mantenerla en valores transitables. Se espera el aporte de los expertos, llegó la hora de que aporten alguna nueva idea.

abril 25, 2013

Sobre la república judicial







¿Que subyace detrás de colocar el concepto de “república” en un orden tanto anterior como superior al de “democracia”?


Para el pensamiento conservador y derechista, que se reserva algún dejo nostálgico por las eras monárquicas, el concepto de democracia se presenta como esa tremenda pesadilla del avance de los tiempos que hace que las mayorías puedan gobernar aplicando su programa en contra de las estructuras establecidas, una verdadera falla potencial del sistema que cuando ocurre les hace la vida insoportable. En cambio por república entienden a un sistema de instituciones estables donde las elites poderosas nunca pierden el gobierno y pueden siempre reservarse el manejo a su antojo del poder y de los contenidos de las políticas a aplicar, dominando el sistema de elecciones para mantener la fachada democrática. La república implica un sistema que mantiene el principio del gobierno de las clases superiores sobre las inferiores, en cambio la democracia es un concepto que al habilitar funcionalmente la igualdad constituyen un latente peligro de desviaciones incontrolables. Si la fuerza liberada de la democracia abre las puertas al populismo, los restos duros de la república serían una especie de cerrojo ante esa posibilidad.


A la república la conciben como aquel gobierno de las élites poderosas que obtiene una controlada aprobación popular. La democracia puede volverse el gobierno de cualquiera, ese es el terrible espanto. La república sería la garantía antes los supuestos “excesos” de la democracia, el núcleo sobreviviente eterno de la añorada monarquía, último refugio seguro y feliz del conservadurismo. Por eso considerarán cualquier intento de democratizar la justicia como “El fin de la República”, en la convicción de que el Poder Judicial era el único que permanecía no contaminado por la idea de igualdad democrática, un poder libre de clases medias bajas y bajas, con mayorías de clases tradicionales y conservadoras, solo apto para distinguidos profesionales de prosapia, representantes de familias propietarias de buen pasar. En lo simbólico también el Poder Judicial es el último vestigio de la blanca monarquía extinguida, en su ámbito permanecen formalismos como “Su Señoría” o llamar a un tribunal superior “Suprema Corte de Justicia”. ¿De que “corte” y de que “supremo” estaremos hablando donde no existen los Reyes? ¿La Corte del Rey Arturo?


Ese republicanismo para tontos que leemos a menudo nos dice que “El Poder Judicial tiene la función de controlar los excesos de los otro dos poderes” ¿Y los excesos del Poder Judicial quién los controla? Pero olvidemos esa pregunta por ahora y analicemos otra frase más prometedora aún que es la que dice que el Poder Judicial es “El Guardián de la Constitución”. La frase aparece muy sabia, producto de una mente brillante que pensó en un sistema de compensaciones que terminara en el equilibrio. Pero detrás de esa idea está la realidad histórica que le hace perder todo el peso de tan virtuosa solemnidad. Puede que funcionalmente el Poder Judicial sea en efecto guardián de la constitucionalidad, pero no es independiente del poder político mayoritario. El pensamiento conservador lo concibe auto referente y exento del control popular y lo presenta falsamente "independiente", que lo sería si fuera elegido por el Pueblo en elecciones diferentes a las del Poder Ejecutivo y Judicial, como si sus miembros provinieran en origen de otro lugar diferente y alejado del dominio de la política. Pero el Poder Judicial resulta de la elección de los jueces que la Constitución establece sean elegidos por el Poder Ejecutivo con acuerdo del Legislativo, entonces ¿qué es lo que se busca en ese falso sentido de independencia política totalmente desmentido en el origen? Se busca precisamente que se convierta en “independiente” de los vaivenes electorales para mantener su condición de representante del stato quo político inicial, que refleje eternamente la realidad política determinada y particular del momento de su origen, que preserve la hegemonía existente en el momento histórico de la designación. Esa fue la intención de los conservadores constituyentes de 1853, y ese es el espíritu que fue modelándose a través de los tiempos.

abril 12, 2013

Clorindo Testa: el poder de la creación


 
Ha muerto Don Clorindo Testa. Lo recordaré como un gran ejemplo de "arquitectura de autor", si es que asi puedo llamar a esa disciplina vibrante atravesada por la potencia expresiva exenta del pánico al ridículo o de esas pusilánimes adicciones a la sobriedad que caracterizan a tantos arquitectos amigos de la corrección y la timidez. 

Testa operaba asumiendo todos los riesgos que implica manipular la brutalidad traicionera de las formas, capaces de explotar como la pólvora conduciéndonos tanto hacia la dulce armonía del placer como la áspera incomodidad del rechazo. Sus obras derrochaban una artesana pasión visual, escultórica y plástica por el fluir de los espacios, concebidos y facturados a pura tridimensionalidad. Bastaba contemplarlas desde el afuera y el adentro para entender que para él lo complejo y lo simple jamás serían enemigos, y que siempre prefería la crudeza del material desnudo ante que los maquillajes abrillantados. 

No me importa ahora recordar calificativamente sus obras ni ofrecer el testimonio de mi embeleso y admiración por su mágico Banco de Londres o mi molestia por una casi intolerable Biblioteca Nacional, lo que deja Testa es otra cosa, el legado del sencillo poder de la creación, del coraje estético, esa es su gran lección de Maestro.

marzo 15, 2013

El Bergogliazo II

En muchas opiniones del campo progresista encuentro un razonamiento que quiero analizar: “La derecha internacional nos manda este Papa con el objeto de parar el ascenso del populismo en Latinoamérica, como eligieron a Woytila para parar el comunismo en Europa del Este" 

Primero que el mundo de 1978 tiene poco que ver con este del 2013. Aquella Iglesia gozaba todavía de cierto prestigio y su influencia era mayor que la actual en materia de comunicación de masas, ésta está muy deteriorada en ese sentido. El proceso del deterioro del régimen soviético fue mucho más complejo y vino madurando durante décadas por un cúmulo de razones ajenas a la influencia que pudo haber tenido desde 1978 la acción de Papa. Finalmente la caída de la Unión Soviética ocurrió 11 años después por la eclosión de diversas crisis del sistema que constituía un inmenso imperio territorial con diversidades religiosas y culturales ya fuera de todo control. No hay datos coherentes que indiquen la labor del Papa o aún su influencias sobre la situación polaca hayan sido determinantes en esto. En la actualidad aparece una realidad inmediata: la Iglesia no está en condiciones de andar mandando sus papas en misión ideológica sencillamente porque están más quemados que Nikki Lauda y no tendrían condiciones de liderazgo, y menos para bajar línea en asuntos ajenos a su órbita pastoral y obtener influencia relevante. Los urge la recomposición propia como primera misión. 

Lo que si va a suceder es que las derechas locales buscarán instalarlo como líder simbólico referencial, de modo unilateral, hablando en su nombre o poniéndose en el rol de naturales exégetas de su mensaje. Tratarán de leer en cada palabra del Papa un correlato de sus propias ideas críticas a los gobiernos populares, para que jueguen a su favor. Hoy en la TV era evidente como en programas de TN se resaltaba “la austeridad” de Bergoglio que acompañaba con los hechos su palabra de opción por los pobres, con miradas cómplices que delataban fina ironía contra la supuesta incoherencia de la acaudalada y suntuosa Cristina. De los líderes populares dependerá desarticular a nivel discurso estas operaciones obvias de querer cooptar el enorme caudal de credibilidad positiva que otorga el impacto de una designación de esta magnitud en una institución influyente –aunque no decisiva- en términos políticos. 

Pensar que el Papa va a venir a Caracas o a Buenos Aires a recomendarle a los fieles que acepten “un ajuste” me parece altamente improbable. Tampoco sería tolerable para su imagen ecuménica que haga en sus homilías referencias directas a cuestiones políticas puntuales de países tomando parte por algún sector. Todo indica que sus mensajes deberán mantenerse dentro de límites principistas, universales y generales que hagan una cuestión de interpretación su traslado a los asuntos de las internas locales. Pero existe un probable efecto social quizá subestimado: supongamos que efectivamente la intención fuera ponerle paños fríos a los avances de los gobiernos progresistas de Latinoamérica desde la labor papal, el hecho de hacer foco en la realidad de la región puede resultar un boomerang: toda ilusión de inclusión popular despierta primero expectativas y luego demandas, que invertirán el flujo de la bajada de línea desde el mismo pueblo hacia su pastor.

El Bergogliazo I

Hecho consumado. Bergoglio ya dejó de ser Bergoglio, ahora es el Papa. A llorar a la iglesia. Pero no se lo regalen a la oposición. No le regalen un líder que no tienen, ni tampoco le cuelguen una derrota al gobierno que no tuvo, como si no tuviera ya conflictos y complicaciones que le hacen perder imagen ganadora. Bergoglio ya no pertenece al PRO si alguna vez fue amigo. Si era amigo de Lilita pasará a ser una anécdota de color. Ahora es Francisco I, el primer papa latinoamericano sobre el que pesará la misión de hacer visibles a los pobres de Latinoamérica. El mundo ya le colgó la "cruz". No es el agente de campaña de la oposición argentina. 

Me interesaba ver la reacción de los líderes políticos, Cristina y Correa veo que reaccionaron en la dirección correcta. No es momento para ellos de pasarle las facturas locales a Bergoglio, justo ahora que recibe un influjo positivo imposible de soslayar, es momento de aprovechar su unción y hacerla jugar a favor de las corrientes políticas imperantes, evitar que influya en su contra. No es chuparle medias ahora que se hizo Papa, es actuar con sensatez dentro del escenario de lucha en el cual se vive.

marzo 07, 2013

La buena conciencia de la derecha

Esta nota de Beatriz Sarlo no para de provocarme sorpresa. Pocas veces he leído un texto de una figura de cierto prestigio tan deliberadamene condicionado, que trate con tanta alevosía conceptual de quedar bien al mismo tiempo con sus nuevos patrones pero además pretenda no pasar un papelón antes sus viejos amigos del campo cultural. En el artículo intenta darle soporte a todos los clisés antichavistas de la derecha interesada, validando uno por uno a todos los prejuicios mentirosos que esa derecha ha instalado como "verdades" sobre el chavismo y Venezuela, para luego introducir un "pero" atemperante que advierta que en realidad las cosas podrían verse de un modo por el cual podríamos optar por creer que el tipo no era un demonio y que deberíamos "tratar de comprenderlo". Como si tratara de convertirse en "la voz de la buena conciencia social" de la derecha, ese pensamiento obsecuente que manifiesta un total acuerdo con sus profundos desprecios para agradar sus oídos, pero que a la vez intenta decirles que tal vez haya alguna razón para no ser tan exagerados.

febrero 24, 2013

La estatización del dolor

Epica del dolor

Día muy duro el 22 de febrero. Liturgias y ceremoniales desgarradores por doquier, lectura de conmovedores documentos, y como dice Horacio Gonzalez, el dolor que legitima cualquier reclamo, bañando de epopeya justiciera intachable unas escenas a las que cuesta intentar comprender por fuera de esa condición que se muestra unánime tan solo por su elocuencia sensible. 

Más allá del eco natural del dolor, de las imágenes que invitan a la com-pasión obvia de habitantes de esta sociedad que todos los días nos sometemos al riesgo de usar transportes, introducirnos alimentos y productos o simplemente usamos las calles con la confianza de que las cosas tienen mínimamente un respaldo que nos eleve un poco de estar librados al azar, prima un significante: un gobierno declarado único culpable del asesinato de 52 personas bajo un clima de apocalipsis. Un gobierno cuestionado desde la responsabilidad hasta las palabras o lo gestos, con la coincidencia que todo lo que hizo y lo que hubiera hecho hubiera estado siempre mal. Se le reprocha que no estuvo presente en el lugar de la tragedia el día de los hechos. ¿Alguien duda que si hubiera estado en el lugar de los hechos a la media hora no hubiera sido igual condenado por querer hacer demagogia del consuelo o ganarse la simpatía de los familiares cubriendo sus responsabilidades? Se cuestiona la mención del hecho hecha a un año de la tragedia, se afirma que es más hiriente esa mención que el propio silencio. No perdamos el tiempo, hiciera lo que hiciera o dijera lo que dijera igual sería condenado. 

Este recorrido nos lleva al absurdo, si nadie dice que es lo que hubiera estado bien, entonces nada de esto tiene sentido y solo se trata de un odio legitimado por estar originado en el dolor, pero odio al fin y como todo odio, destructivo. Lo único tolerable entonces podría ser que la Presidenta se hiciera un harakiri público en la estación Once y se tirara bajo un tren. Aún así diría que fue un exceso de soberbia individual, por creer que con su solo suicidio se solucionarían las cosas. Una causa judicial que empujada a los tirones avanza en tiempos records, con funcionarios del estado y empresarios procesados, pero no es suficiente. Lo suficiente en apariencia serían las últimas consecuencias.  ¿Pero cuáles serían esas últimas consecuencias? ¿La caída del gobierno asesino, con todos sus funcionarios renunciantes y presos, desde la Presidenta al último de los colaboradores, y extensivo también a los adherentes o votantes al gobierno que ya que está deberían comerse alguna condena por haber sido cómplices en parte de la perversa masacre? Mientras, De la Sota, adalid de las privatizaciones de los 90 declara que no puede haber "trenes de la muerte". 

Supongo que detrás del absurdo hay racionalidad, y que lo que pretenden muchos de los que interpretan estos hechos sea lo que pretendo yo como ciudadano: que se establezcan claramente las responsabilidades y se actúe a nivel judicial y a nivel político. A nivel judicial que el Poder Ejecutivo y el Legislativo ejerzan el máximo de su poder de control sobre las acciones del Poder Judicial y que éste actúe bajo sus normas, aplicando el peso de las leyes sin mirar el cargo o jerarquía de quién le toque. A nivel político que se articulen las medidas necesarias que se deben articular cuando se asume un error por algo que se hizo mal o no se hizo, y que se impulse lo necesario a partir del instante siguiente. Pero que sea toda la clase política la que se comprometa a que “nunca más” cuestiones como el control del transporte quede mezclado con negociados privatizadores en manos de algunos funcionarios del gobierno de turno. Que se creen organismos plurales y colegiados para el control técnico, que sean imposibles de corromper, con participación representativa de los usuarios. 


No solo las víctimas
La lógica épica de los reclamos de justicia de las víctimas puede llevar a excesos literarios que desbordan cualquier sensatez social. No es necesario ser víctima de un accidente para que nos asista el derecho a reclamar viajar en transportes dignos. Ni tampoco ser víctima es condición previa y exigible para reclamar los derechos básicos de cualquier tipo, basta con ser partícipes laboriosos y contribuyentes de esta sociedad para hacerlo, y no debemos dejar a las víctimas solas, que esto sea solo un asunto de los que “les toca” en desgracia caer bajo alguna de estas fatalidades, y el resto podemos seguir indiferentes e insolidarios. 


La estatización del reclamo

Volviendo a la lectura del texto de González, quedo inmerso en el curioso fenómeno que es el Estado como una única esponja absorbente de los deseos y pasiones sociales. 

Sobre el Estado recae el peso de todas las culpas, las propias y las ajenas. Se le exige con una desmesura apabullante que sea el controlador y vigilador de todas las miserias que el resto de la sociedad ejerce a la luz del día, casi sin oposición. Que obrara como Poder Moralizador, Vigilante Supremo e Infalible, Corrector Jurado y Obligatorio de todas las Desviaciones. 

En mi caso comparto parte de esas exigencias, soy de los que reclama y espera el cumplimiento de tan abnegada misión, pero es llamativo el contraste de esa obsesiva y desmedida exigencia en comparación con las consideraciones que se tiene acerca de la naturaleza del mismo, y de las que se les dispensa al resto de los poderes sociales. El hecho de que el afán de lucro lleve a las empresas privadas a poner en riesgo la vida de las personas es un concepto tan asumido como aceptado. Se cree entonces que es el Estado el único capaz de ponerle coto al libertinaje ultrajante de la avaricia empresaria que librada a sus instintos, sin el contrapeso del Estado, sometería a la sociedad a un juego de asesinatos masivos en la lucha por obtener el máximo beneficio. Pensemos por un momento lo que matarían las empresas de transporte sin controles sobre los materiales rodantes y las condiciones laborales de sus choferes. Lo que nos envenenarían los fabricantes de alimentos y sustancias consumibles sin controles sanitarios, lo que nos masacrarían los laboratorios farmacéuticos si pudieran vendernos la sustancia que quisieran sin control de sus efectos nocivos. Lo que nos asesinarían por degradación y envenenamiento del medio ambiente todas las industrias si pudieran usar las sustancias que quisieran y arrojar los desperdicios donde sea más barato para fabricar cualquier cosa. Las muertes físicas y las torturas psicológicas que provocarían las empresas si pudieran imponerle a sus empleados las condiciones laborales más favorables a sus intereses. 

Curiosos tiempos donde el repudio se aliviana sobre los que asesinan por codicia para recaer en los funcionarios que deben controlar a los que asesinan por codicia. Que también incumplen su misión porque también a veces se corrompen por codicia, pero también otras veces porque no cuentan con medios suficientes para controlar a los poderosos asesinos. La codicia de unos es aceptable, la de los otros se lleva todo el odio y los repudios. A la vez, se cree que los medios del Estado son omnipotentes, y son capaces con la sencilla voluntad y honestidad de frenar la todopoderosa maquinaria empresaria resuelta a obtener ganancia a cualquier precio social. Ese enorme cinismo con el que se vivencia la existencia del Estado frente a la Sociedad muestra las consecuencias de tanto discurso neoliberal machacado sobre los sesos de la población en décadas. 

Amonestado por el simple hecho de existir como una cueva donde se refugian los ladrones, chantas, inútiles y oportunistas, pero pidiéndole lo imposible. El Estado es en si mismo una vergüenza, un mal necesario en “mínimas dosis” como diría Guy Sorman que se interpone en el círculo virtuoso del libre juego del mercado que todo lo sana y equilibra. Al fin y al cabo, que un fabricante de comida te reviente el estómago con un producto nocivo o que una empresa de transporte te mande un micro con las gomas en mal estado y el chofer pasado de horas para que te hagas pomada en la ruta es algo obvio y normal, cualquiera de nosotros que quisiéramos vender más lo haríamos. ¡Con lo que cuesta ganar la plata, lo que cuesta esterilizar los envases o una goma de micro o bancar el sueldo de otro chofer!. No hay condena ni necesidad de reclamo aquí, casi que hay comprensión y solidaridad, ¡los hijos de puta están en el Estado, a esos les pagan para controlar y no controlan! 

Los mismos que juzgan y condenan al estado por su responsabilidad en la falta de controles, son los mismos que pregonan las ideas que intentan quitarle cualquier tipo de poder para realizar dichas tareas. Piénsenlo cuando adhieran a ideologías que despotrican del estado y nos dicen que los privados dirigidos por si mismos nos darían la Gran Sociedad del Futuro

febrero 20, 2013

enero 21, 2013

Corpus

Ese. El lugar donde mora la mente. El cuerpo, la nave, el equipo. 

Un objeto con fecha de vencimiento donde habita el brillo eterno de la razón. El trasto donde carga la existencia, el mísero material donde yace indefenso el espíritu más sublime y reside a desgano la más fulgurante imaginación. 

Cuando bello, descaradamente perecedero.
Cuando horrible, dolorosamente insoportable. 

El cuerpo es el peor asesino de la humanidad porque al morirse mata a la mente. Un asesino vil que arrastra con su vulgar putrefacción a las más sublimes intangibilidades de la conciencia que lo gobernaron. Y le paga muy mal a la mente. Es un ingrato. 

En la noche ésta, presente, continua, inespecífica, y en el alzamiento del sueño contra la inercia, el cuerpo es experimentado como una mole desgastada, que a poco de andar se muestra escorado, fuera de línea, resueltamente desequilibrado y tendencioso. Todo es baja, todo es descenso en el reino del cuerpo. Caída, decaimiento y recaída, hasta el músculo más elástico nos devuelve la mirada, irónico y tendencioso, cuando no cínico.