El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

abril 30, 2007

La arquitectura ¿protagonista o partenaire de la realidad?




-¿Sabías que el teatro X es una obra famosa del arquitecto Fulano de Tal?
-No, que curioso, siempre voy a ese teatro a ver obras pero nunca reparé en el edificio…




Antesala

( me quedo varios minutos afuera, luego despacio ingreso al hall… )

Al edificio de la ilustración, el Walt Disney Concert Hall de Los Angeles diseñado por Frank Gehry, debo reconocerle la motivación –aunque con retardo- para escribir esta nota. Nada se referirá específicamente a él, pero confieso que en todo lo escrito ha tenido algo que ver. Apelaré frecuentemente al uso de paralelos comparativos. Se que toda reducción es una simplificación arbitraria; la realidad, caótica y tridimensional, casi nunca se manifiesta en opciones excluyentes, pero imaginarlas es un buen ejercicio que ayuda a la comprensión de algunas ideas; todo se explica mejor imaginando por un minuto que hay un pasillo y la posibilidad de acceder a un universo diferente a cada lado de él.

Para informar de algún marco de referencia, me limitaré a expresar que imagino a la arquitectura como la mismísima naturaleza de la realidad perceptible puesta en una serie diferentes de envases. Apenas unos recipientes articulados para que quepan en ellos el aire, la luz y todos los demás accesorios, incluidos nosotros mismos. Siempre me ha parecido inapropiado escoger un sentido para definir la experiencia de la arquitectura: “percibirla” suena muy visual, “experimentarla” sugiere algo muy de laboratorio, los trillados “sentirla”, “vivirla” o “vivenciarla” quizá se ajusten más a lo real pero parecieran dirigidos sólo a gente especialmente sensible. La clave de la arquitectura es que tiene valores por si misma para enriquecer cualquier instancia del acto de vivir y esa condición debiera ser honrada por cada edificio que decida merecer su nombre.


Ambientes principales

(
Desarrollo los argumentos mientras camino, para acá y para allá)

Los edificios manifiestan actitudes ante la realidad. Según su forma de ser, demuestran una postura, un modo de ser en el mundo del espacio y el tiempo.

Hay edificios solidarios, humildes y protectores. Son aquellos que ponen en evidencia tan sólo su vocación de servicio; no nos proponen nada más que ser nuestro soporte, renuncian a toda exhibición personal, se conforman con un reconocimiento más moral que artístico.
Hay edificios ambiciosos, yoicos, yo no diría egocéntricos porque suena fuerte, pero casi, casi. Como un artista, luchan por entregarnos de si mismos su pura potencia expresiva; son física y psicológicamente activos, necesitan manifestarse, ser protagonistas y en lo posible no pasar desapercibidos.

Hay edificios a los que no iríamos jamás sino fuera porque nos obliga alguna circunstancia relativa a su uso. Y a los que volveríamos sólo por esa misma razón.
Hay edificios que convocan por si mismos, independientemente del uso que les de identidad genérica. Si bien convengamos que a un hospital o casa mortuoria no iríamos ex profeso salvo que seamos amantes de la arquitectura, existe una personalidad de algunos edificios que los hace distinguirse más allá del cual sea su destino específico.

Hay edificios que sólo son música ambiental, decorando lo que sucede con un distante murmullo de segundo plano.
Hay edificios que son música de pie en el escenario, que llama a detenerse y ser oída independientemente de lo que está sucediendo.

Hay edificios que minimizan los riesgos y prefieren esconderse detrás de una normalidad que de tan previsible y acostumbrada resulta indiferente.
Hay edificios que corren riesgos por el hecho de hacer ostensible sus intenciones y contenidos. Riesgos mayores de desagradarnos, de perturbarnos, de complicarnos en nuestra simplicidad, o tal vez de simplificar nuestra complejidad. No se conforman con ser envases inertes de la realidad que contienen, pretenden ganarse el respeto de ser la realidad misma.

Hay edificios en los cuales estamos como si estuviéramos en cualquier otro.
Hay edificios que nos hacen sentir una inédita felicidad de descubrimiento.

Hay edificios que ceden sus derechos.
Hay edificios que los ejercen.

Hay edificios concebidos para pasar desapercibidos ante el usuario a causa de ser ejemplos de su propio estereotipo.
Hay edificios concebidos para provocar en el ser humano que lo experimenta un llamado de atención acerca de si mismos.


Terraza

(Concluyo con vaso de cerveza en mano mirando las estrellas )

A unos, los someto a la condena de un mero reconocimiento moral. Gracias por su desinteresada actitud y por los servicios prestados a la normalidad del mundo. Pero también les dedico la profunda indiferencia de mi corazón.

A otros, les regalo el agradecimiento infinito de la pasión. A veces un gesto de rechazo visceral o una molestia profunda, y otras veces una devoción estruendosa por la agitación excelsa de los sentidos que me lleva a creer que la arquitectura puede ser esa zona intermedia entre volar y estar sobre la tierra.




abril 25, 2007

El cine de los silencios

De la mano del dvd se me ha dado últimamente por desempolvar mi vieja y descolorida afición al cine. A pesar la repetición eterna de estructuras y los guiones con historias carentes de sustancia y originalidad, he encontrado unas cuantas pelis que me entusiasmaron. Un ejemplo es la producción francesa de los realizadores belgas Jean Pierre y Luc Dardenne “El hijo” (Le fils) ganadora en el Festival de Cannes del 2002, con interpretaciones de Olivier Gourmet y Morgan Marinne.

El personaje principal es Olivier, un instructor de carpintería que se desempeña en como formador profesional en un centro de reinserción juvenil donde un buen día recibe como alumno a un muchacho deseoso de aprender que tiene una pequeña particularidad: años atrás fue el que asesinó a su hijo pequeño. La cuestión es que Olivier lo reconoce como tal pero el muchacho no tiene idea que su instructor es el padre de aquel niño. Este hilo argumental, ingenioso en su sordidez pero de una sólida verosimilitud es una bocato di cardenale para poner de manifiesto un cine francés en su expresión –según mis gustos- más definitoria, un colmado de pausas donde los silencios y la lentitud de los diálogos introducen el ritmo de percepción y elaboración de las escenas. A una pregunta sucede un intervalo, y de pronto, cuando ya la creíamos abandonada, aparece la respuesta de la pregunta de hace dos o tres minutos atrás, hasta que dos o tres minutos después vendrá la oración siguiente. Este formato permite al espectador elaborar un modo de percepción cinematográfica muy singular cuya esencia está dada por lo que le sucede en esos minutos de espera, entre palabra y palabra. La maduración de esos huecos, verdaderos hoyos de tiempo que la imagen ocupa en situaciones secundarias, nos propician una inesperada oportunidad de elaboración, dejan flotando la posibilidad de poner nuestra parte activa de reflexión y asimilación, de hacernos preguntas y hasta de contestárnoslas. Cuando recibimos la próxima palabra es una sacudida que nos interrumpe en nuestra fuga, y recordamos que la película sigue. Este cine se absorbe, se construye en los nichos de interrogación y perplejidad de los silencios .

La pregunta por la verosimilitud de diálogos tan lentos siempre me rondó. ¿Son así los franceses y hablan verdaderamennte de modo tan recortado? ¿Es un reflejo de la realidad o una búsqueda de caracterizar un contrato narrativo deliberado?

Hay una escena que se llevó mis palmas: cuando ambos juegan al metegol en un bar donde han parado a tomar algo después de un viaje al taller. Allí el joven admite que es el que ha matado a su hijo pero le pide que sea su tutor. Todo el tratamiento formal de la película es de una sórdida y casi molesta sencillez obsesiva; la cámara soplándole la nuca a Olivier todo el tiempo seguir los rictus de su rostro. Es notable como el guión hace hincapié en como el instructor se concentra en las ceremonias técnicas de su oficio, como si pusieran en evidencia su condición docente para reverberar un goce por los procedimientos de su trabajo en los que halla una sublimación, un desvío respirable a su tortura que lo revuelve en encrucijadas, a mitad de camino entre una ira vindicativa controlada y el recorrido de esa furia de dolor que no sabe como reaccionar ante lo absurdo de la situación de estar siendo el tutor comprensivo de quién asesinó a su hijo.

abril 23, 2007

Dorox, el impreciso (II)

Dorox apreciaba entre dus dones áquel de la imposible síntesis. No era veleidad de amotinarse tras las conclusiones más inverosímiles cuando los desayunos no llegaban a su temperatura preferida, sino el simple curso de ser afecto a los intríngulis hermeneúticos, eso de repasar la mesa de los planteamientos para juntar las migas y hacerlas caer en un alcancía.
Su juguete preferido era la “tormenta de clisés”. En este caso fue un día que se puso muy setentista; aquí lo que se pudo rescatar de sus cuadernos:



TIERRA

-La tierra tiene que ser para el que la trabaja…
-Este es un país donde no trabaja el que no quiere

No trabaja el que no quiere tener tierra
No tiene tierra sólo aquel que no quiere trabajar

POBREZA

-Hay millones debajo de la línea de la pobreza
-Si, pero a ninguno le falta para vino y televisión color.

La vida es algo más que vino y televisión color
El vino y la televisión color son los síntomas de la pobreza


DERECHOS

-Los argentinos somos derechos y humanos.
-Durante la dictadura militar los derechos humanos fueron violados

Los argentinos somos unos humanos derechos y violados.
Los argentinos somos unos humanos violadores de derecha

Todos fuimos Jorge Rafael Videla.
Todos nos violamos una discapacitada

Todos ayudamos a cruzar la calle a una viejita ciega
Todos fuimos Ernesto Guevara



POSTURAS

En el cómodo campo de la negación todos estamos comprometidos con la pureza ideológica.

En el campo de la acción seguro que nos contaminaremos un poco de la ideología contraria.

abril 19, 2007

El arte del golazo


El obrar sobresaliente en el arte deportivo del fútbol es ser capaz de montarse la pelota en una ráfaga de inauguración imprevisible y cabalgar entre los obstáculos inteligentes hasta despedazarlos con quiebres detenidos, hacer desaparecer sus armas amputadoras, neutralizar sus misiles de exterminio para que en el final extático se consume el máximo goce: que el balón le haga el amor a la red.

Como un trineo haciendo slalom entre las rocas, como un esquiador birlando pinos emergentes.

El golazo es un acto orgulloso de su objetividad, destellante de estupor y generador de un entusiasmo casi insano. Agredir y transgredir al rival con la virtud del viento soberano, del truco vertiginoso, pero sin ofenderlo sino haciéndolo sentir un testigo afortunado.


Vencer con el apoyo político de la sabiduría, la opinión favorable de la magia y la protección cósmica de la belleza .


En nombre de los admiradores de Lionel Messi para todos los cerdos que violaron su libertad de jugar en el mundial 2006

abril 16, 2007

Angelus Néctar



El cubo del pensamiento tiene las fronteras cerradas, es necesario practicar tajos en la niebla como enseñaban los herederos naturales del paraíso. Estrenar una flamante confusión productiva de los sentidos capaz de darnos un rol en la succión placentera, de franquearnos el acceso a la decorosa variedad. Todo se trata de una simple división entre bloquear y franquear, detener y soltar, dar paso al hielo para que se deprima, ahogar las llamas para que se vuelvan restos miserables, permitir que se manchen los silencios, obturar las capturas, destrabar las fugas, cortar por lo insano, acoplar por lo bello.

El tiempo nunca es indeciso en eso de andar hacia delante. La memoria es su heroica enemiga acérrima, lo asedia aunque sepa que se va a morir de impotencia. Hortelanos del siglo dieciséis agachados ante la tierra palmaria, con narices grotescas y manos callosas, romanos precristianos bebiendo excesivos de tinajas rebalsadas, mendigos sudamericanos del siglo veintiuno, cetrinos y calculadores conmutando todo desperdicio en vergel.

El tiempo premia a los que se adaptan a su gobierno. La caja negra de lo imborrable aumenta su valor cada día en que se acerca el vencimiento del temblor caliente. Paralelamente, la jaula dorada se agiganta y sus barrotes se hacen gruesas columnas descoloridas.

Opciones de canje, eso, la existencia no es otra cosa que opciones de canje, que hay miles, cientos, decenas pero en el definitivo pavor reductor de la decisión desaparecen hasta quedar dos, dos, excluyentes, incompatibles y enemigas. Porque una sola significa una insoportable asfixia compulsiva y cien un exceso impracticable de inútil libertad. O la diluyente trama de la soledad de los desiertos, aisladora y fecunda aún para la meditación del terror de la vida, pero agria en la despótica desmesura de su solemnidad. O la variopinta percusión de mensajes de los manoseos urbanos, deformes en su educación aventurera, en sus faros vulgares que nos apuntan endovenosos, pero hábil entrenadora para los exámenes de admisión a la fiesta de la supervivencia.

La salvedad es que siempre quedan tesoros indemnes, protegidos en su propia exposición, intangibles hasta para los más furiosos arrasadores. Son los manteles imantados de la infancia soñadora, esa niñez cruenta en su inconciencia pero multicolor en sus tatuajes eternos, multimillonaria de espejos, que alcanza como espectáculo central de cualquier eternidad. Si dejaran llevar esos recuerdos, la muerte sería una buena propuesta de vacaciones infinitas.

abril 15, 2007

Un Reality siniestro


La Universidad Autónoma de México ha lanzado una especie de primer Reality Show de escritores. Este blog ya había imaginado en el 2005 una semilla llamada Operación Cánon, pensando en una emulación de Operación Triunfo de los cantantes, un show más tecnocrático y un tanto menos promiscuo que los inspirados en el Big Brother, con menos olores corporales compartidos. Pero El fantasma nos propone una interesante variante: una verdadera concentración peligrosa en espacio reducido de uranio egolátrico. El problema es que técnicos y camarógrafos tendrán que usar trajes de plomo para evitar los efectos de una radiación estimada al menos en 30.000 egotrones (x).


Sea como sea, presumo que el de los escritores será el primer Reality donde correrá sangre.




(x) Egotrón- Unidad física que mide la radiación perniciosa del ego

abril 12, 2007

La impenetrable

No vamos a vernos más…”

Sin embargo, él prefirió guarecerse en el silencio como omnipotente reacción, esa pausa indiluible del impacto absorbido tan elocuente, que expresa con nada mejor el dolor y la rabia que se van diseminando por el sistema sensible hasta invadirlo todo, como se asimila un medicamento de gusto metálico. Más que nunca, sintió que debía dejarle el poema debut. Lo había traído para regalárselo como recuerdo ya que justo ese día se cumplían dos años de haber obtenido juntos nada menos que el amor.

Te llevarás
los alientos de mi amanecer
El sincero acariciar
de mis confesiones más íntimas
Esta ternura
que tengo siempre tengo
para untarte
Y el sabor de mi piel
manchada con tus sueños”



Ella estaba con su cabeza unos minutos atrás, cuando en aquella cama del hotel por horas los labios de su valija se cerraron haciendo un chasquido y quedaron de inmediato suturados con hilos acero, indoloros pero indestructibles, por unos cuantos años impenetrables. En la sábana implacable quedó reducido su hombre del amor, que no fue hasta más tarde en su casa cuando se dio cuenta que uno de sus ríos contaminados ya se había evaporado hasta formar una nube espantosa, con forma de aburrida tristeza allá en el cielo opaco de todos los finales, lista para desplomarse como tormenta.

abril 06, 2007

Observaciones distraídas I

Uno a menudo se siente atraído por una persona, un tema o un paisaje. Cuando ello sucede una fuerza bien concreta nos pega a ellos y estimula un cierto intenso grado de concentración. Deviene entonces, por mera emergencia de oficio consecuente más que por intención, un espacio de foco que se beneficia con el logro de un nada despreciable nivel de profundidad. Pero hay veces que rápidamente después de esa atracción que nos deposita en el seno de personas, temas o paisajes, llega una súbita distracción que nos devuelve fuera de inmediato, nos expulsa sin haber podido más que merodear un poco. Flota de inmediato un duda derivada de la insuficiente experiencia; no sabemos si pudimos haber penetrado alguna esencia honduras adentro, o tan sólo hemos atestiguado algunos preámbulos de superficie. Por ello, los juicios derivados de estas distracciones padecen una serie de reputaciones peyorativas que penalizan sus holguras y sus desajustes concientes. Pero todo eso es injusto; son las observaciones distraídas, por más que adolecezcan de infidelidad a la sustancia decantada, las que guardan ese jugoso tenor exploratorio insuperable de los sobrevuelos.



¿El poeta no es un escritor?

Ultimamente he notado que algunos autores acostumbran a referirse por un lado al “escritor” y por el otro al “poeta”, como si el genérico “escritor” no fuese pertinente para referirse a quién escribe poesía como si lo es para señalar a quién escribe novelas, cuentos o ensayos. ¿Existirá algún mensaje posible detrás de esta tal vez insignificante distinción convencional de nombres? Tal vez la aclaración tácita de que un poeta no es un escritor esté actuando como advertencia; el poeta es quién posee licencia para apoderarse del lado prohibido de la lengua, no escribe ni narra ni explica ni expone ni relata ni comenta ni analiza ni indaga ni entretiene ni atrapa ni describe, el poeta suena. Suena y hace sonar a los resecos, sangra y hace sangrar a los muertos, colma el vientre de los hambrientos, el poeta afina y ladra, contrae y revienta. La poesía no es ni ficción ni no-ficción, es fisión.

Pero la poesía ¿es ficción o no-ficción? Mi sensación es que a la poesía le sienta bien gozar una presunción de autenticidad, una extraña característica que la reviste de una especie de alta fidelidad de autobiografía sensible, una fama de documental de las entrañas. Quién lee bellas alegorías sobre la experiencia de un amanecer, una angustia, un eco, una iluminación, una erupción, de ningún modo en primera instancia pensaría que son ficticias. Si bien obviamente existen grandes obras de ficción en la poesía, creo que las historias escritas en verso cuando cobran vida por si mismas pareciera que ya no son poesía; al hacerse evidente su carácter ficcional parecen escaparse de sus preservados dominios.




Música: Robert Fripp String Quintet - Bycicling of Afghanistan

abril 02, 2007

Las trincheras de la miseria

“Desconfiad de los que vuelven la espalda al amor, a la ambición, a la sociedad. Se vengarán de haber renunciado a ello”

Emile Cioran



(Borrador ciento veintidós, pasarlo a la carpeta de la novela corta “Los atrincherados” )


El presente informe poético fue enviado por un comando literario oculto que se infiltró entre las ruinas de unas barracas contaminadas en los suburbios de una gran ciudad y halló una brigada todavía operativa del Aguantadero Universal Para Las Almas Sin Leche. Los vecinos, sobrevivientes de la implosión de las últimas sinagogas y catedrales las llamaban las trincheras de la miseria, debido a que todos los rezagos de delirios de grandezas del mundo acudían allí en busca de una cura al flagelo de la miseria de espíritu. La mayoría optaba por ordenarse en el sacerdocio de la Pura Negación que requería sólo de una capacitación sencilla pero no permitía aspirar más que a una ignota profesión de lametientos de marginales. En cambio, muy pocos de animaban al juramento por la esterilidad inconmovible de la resistencia y la aceptación del sacrificio pagano requerido que consistía en el acto de reemplazar el contenido natural de los testículos por el espurio fluido sintético oficial. El raro desorden orgánico que desencadenaba esta ablación comenzaba por hacerles crecer los escrotos hasta ahuecarlos, para que finalmente estallaran.

El comando tuvo que abstenerse en esta estadía de una profusa red de tentaciones degradantes que en ese entorno se practicaban tales como comerse a un boliviano que asaban a la parrilla o someter a una sesión colectiva de sexo anal en violación a una ancianita de ochenta años, todos actos que se celebraban como ofrendas totémicas a la libertad del asco revalorizado.

“La tragedia de la pasión incompleta es esa macabra maratón de soportar la implosión pulverulenta de las estatuas, reservarse para los mejores momentos un celoso orgullo dispuesto a barrer cualquier brote de prudencia, como un monumento enclavado sobre resinas movedizas. Son tramas de señuelos, cantatas a la incineración deconstructiva, vocinglerías del helecho regado con querosén. Puesto a elegir prefiero guardarme la receta del mejor huevo pasado por agua que se pueda comer en todo el hemisferio sur y poner todos los señaleros de mis pasos a nivel en huelga, que los trenes que arrollen gente sin que nadie llame a la ambulancia; no soy responsable del golpe de estado que han sufrido mis ángeles de la guardia, ya no me dejaré seducir por cualquier iniciativa dichosa. Ultimar las reservas de anclajes si es necesario planear más liviano, pero jamás dejarse usar de cebo para los ejercicios crematorios de los invaginados ni habilitar zonas de blandura para ponerla a disposición de la avaricia de los Amos de la ruindad. Sepan que pieza a pieza con paciencia de araña he construido este informe, sin ánimo dañino ni vanidades, con la altura que los tiempos requieren

Pude varias noches penetrar en la intimidad del líder Melko, el sabihondo, con físico de boxeador carnicero y aliento de caballo a dieta de cardos fumigados con glifosato, suele rezongar los días en que la humedad le inflama las prótesis de siliconas que usa en sus testículos. Siempre lo acompaña Luxor, su viejo amigo de buen pasar que le donó el dinero para la operación, es el único que en tales jornadas también le presta su oído.

-Una vez le escribí a una muchacha: Entre tu carótida latente y mis manos avarientas de vapor jamás habrá punto de comunión, torceremos juntos el trapo mojado de la vida entera y sólo quedará un juguito podrido de piedras por el que tendremos que negociar en una cumbre terminal...



El tercer elemento de periódicas apariciones era Progressor, un bronceado emisario del Poder que se dedicaba a verificar el cumplimiento de los contratos de convivencia. Se movía en una cuatro por cuatro excesiva y contaba que leía tanto a Rorty como a Chomsky. Como buen numerario consolidado, era poco afecto al uso hiperbólico del lenguaje; a pesar de haber atemperado sus pragmáticos instintos con una educación probadamente refinada, su discurso no podía sustraerse a una prosa muy fenicia, casi transaccional.

-Había quedado claro para todo el mundo el contrato entre las partes; les cambiamos explotación por reviente. Nosotros los explotamos, ellos lo aceptan y se callan. Se les entrega la licuación cultural a cambio de la intangibilidad de nuestro infinito económico. Nosotros cumplimos. Ellos mientras tanto se descerebran en erupciones narrativas y obedecen las pautas de consumo hasta el límite de su disposición biológica, aunque nosotros también les limpiamos la suciedad y los destrozos que dejan. Es decir que además le
damos ese servicio…

-Nosotros también cumplimos –Melko esta vez replicó orgulloso y henchido de placer mientras se quemaba la retina con un libraco bajado de internet impreso en baja resolución- Los fusiles están bien guardados…

-No le estaba reclamando nada a usted -agregó un Progressor sibilante tras culminar una chupada a su cigarrillo- En definitiva, nosotros les suministramos tres variables sociales de venta libre: la palabra, el cuerpo y la rabia. Ustedes pueden hacer lo que quieran con ellas, porque la ley suprema de los buenos negocios es no juzgar. A pesar de que me produce vómitos en lo personal, por ejemplo, ver como abusan de las palabras hasta desilabarlas, les hacen daño y se empalagan en oscuridades…

Progressor respetaba cierta oralidad en su manera de ser escrito, en su modo de hacerse textual, de textualizarse, de convertirse en metonimia física"



Música Tony Levin Icarus