El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

septiembre 29, 2010

Consejos para eludir la bipolaridad


*este post contiene lenguaje soez


La escena es compleja. La reducción a la bipolaridad -un dato esencial de la naturaleza de los hechos de la política y no sólo del discurso- pone a pruebas nuestra capacidad de maniobra. En este escenario se ve de todo. Voces que se quejan de la bipolaridad pero la practican ostensiblemente, adoptando con una literalidad pasmosa los guiones operativos de algunos bandos. Se oyen pocas voces que se sustraigan a la tentación de volverse amigos del enemigo de su enemigo, pocas terceras posiciones claras que eviten el alineamiento automático de obedecer casi textualmente discursos de intereses, pocas miradas sobre el resultado del bosque de acá a diez años por sobre el del arbolito de esta próxima navidad.

Antiperonistas de toda la vida por izquierda, se sienten con obvia legitimidad, autorizados a serlo más aún hoy día, pero no resisten la tentación del canto de sirenas del clarinete herido. A falta de un libreto contrera propio adoptan el que ofrece un grupo empresario en combate y entonces se mimetizan. De nada vale apelar a que piensen en el contexto internacional, en la trama de poderes de la que somos una periférica partecita. Nada. Les hablás con Chomsky, Zizek y Marcuse y te contestan con Van der Kooy.

Un garca, entonces, por comparación con un grosero peroncho, se vuelve un señor respetable con el que se puede conversar, cuando hace un tiempo era simplemente un mercader de la derecha hijaeputa.

Algunos son estéticos. No tienen problemas en seguir siendo oprimidos, pero prefieren que sea a manos de sabios señores blancos en vez de morochos torpes enriquecidos. No está mal, ya que no pueden evitarlo siempre es mejor que sea con buenos modales.

Otros aprovechan para radicalizar su peronismo automático entregándose a una cerrada versión racial de la confrontación que culmina en aprobaciones incondicionales de toda flatulencia que provenga de los intestinos K. Uno los apura al ensanchamiento del proyecto con cierto entusiasmo aperturista pero te responden con la marchita marchita.



Vamos a los consejos:


Si cuando un peronista le toca el culo Usted salta horrorizado exclamando “Ay que gronchos ignorantes, que autoritarios” pero después cuando viene un "empresario de medios" y le mete una garompa hasta el duodeno Usted dice “Ay que lindo, viva la Constitución”

Si piensa que Menem y Duhalde eran peronistas pero bueno, a Usted no le molestaban Toma, Manzano, Cavallo, Gostanián, Kohan, Cotto, Caserta, Barrionuevo, Alderete, Fassi Lavalle, Grosso, Sofovich, Jofre, Amira Yoma, Matilde Menéndez, Yabrán porque eran gente instruida y no los vas a comparar con estos yeguos que rodean a Néstor y a la loca esa del pañuelo.

Si Fernando Iglesias le parece más creíble, honesto y lindo que D´elía

Si alguna de estas tres cosas le ha suecedido, entonces querido amigo Usted tiene un problema de bipolaridad grave. Revise el agua y el aceite, pero sobre todo revise los libros que leyó. Y si descubre que es de derecha, bueno, está en todo su derecho, pues adelante, pero por favor evite rodeos.

septiembre 28, 2010

septiembre 26, 2010

Breves interrogantes de la hora


¿Vale como recurso para refutar la oscuridad de muchas operaciones kirchneristas presentar las de sus enemigos como prodigios de luz?


El arte del suicidio


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El mundo está lleno de poetas que ya no necesitamos más
El mundo está lleno de cantantes que ya no necesitamos más
El mundo está lleno de amantes que ya no necesitamos más


septiembre 22, 2010

El amor en los tiempos de la crispación binaria


Bajo el marco nervioso de un espacio urbano desbordado por las demandas mundanas y las crucifixiones de deseos, Maxi y Romina se conocieron en una marcha a favor del matrimonio gay. Enseguida se juntaron en un bar y unas cuantas birritas de por medio arreglaron verse para salir de telo el siguiente martes. Y así fue que todo bien venía. A Maxi le alcanzó para habitación con hidro y ya estaban a medio desvestirse cuando ella le descubrió el tatuaje de La Cámpora en el pecho lampiño. Notó que ella lo miró raro, y se dio cuenta como venía la mano porque vio que su cartera sobresalía un fajito de panfletos de Victor De Genaro para la elección de la CTA.

—Asi que sos un forro K, apropiador de los setenta, envenenador del ambiente…que cagada…!Yo estoy con Pino!...

—Pero andá, conchudita, andá con tu forro traidor a TN y hacete garchar por Bonelli…

Después de un minuto de vestirse en silencio, ambos con gesto de encono se disponían a irse…

—Boludo, mirá el momento que me hacés pasar, justo que había elegido probar a curtirme un tipo…

—Bueno, disculpá pendeja, a mi también me jode, y era mi prueba también, que te creés…


A la salida del telo, caminaron una cuadra sin decirse nada y casi al punto de quebrarse los dos se despidieron sin gestos, para que la ciudad los absorbiera de nuevo, devueltos indemnes a su verdadera condición, devorados por el plasma gaseoso de la era, por la fastuosa epopeya de la diversidad humana que siempre se termina disolviendo en el crimen de la opción. Y quizá comprendieron que sencillamente no eran buenos tiempos para otro tipo de elecciones que las binarias.


septiembre 21, 2010

Nunca fue tan buen negocio vender opinión


En la Comarca Hargentina de estos tiempos cualquier comunicador con buen capital simbólico está ante una inmejorable oportunidad de negocios.

Son momentos de furor económico para los vendedores de credibilidad bien cotizados. Así como sucede durante los tiempos de guerras de sangre con las armas, que suben vertiginosamente de precio ante lo urgente que se vuelve su demanda, en épocas de guerras semióticas o de mensajes, como la que acontece actualmente entre los Medios Hegemónicos y el Gobierno, las adhesiones públicas de opinión prestigiada son muy buscadas y se pagan muy pero muy bien. Los patrones de ambos bandos están en guerra y no pueden andar fijándose mucho en cuidar la billetera a la hora de reclutar buenos cuadros para la toma de posiciones públicas. Se pueden pedir precios muy altos por la palabra y serán pagados.

Las cotizaciones dependen de varios factores. Prestigio, credibilidad, notoriedad, rating, son requisitos básicos. Y una historia que ampare un poco la pretensión ficcional de coherencia respecto del bando con el que se decide cerrar trato. A uno que fue bolche toda su vida no van a pagarle que se haga defensor de la libre empresa. Pero los borderline con buena llegada al bando contrario cotizan más, porque tiene el plus del “efecto hidalguía del viejo adversario” que se produce cuando alguien creíble que estuvo en distinta vereda ideológica “se deja convencer por el irrefrenable peso de la verdad" y por ello adquiere un aumento de su credibilidad.


(texto de ficción, cualquier parecido a la realidad es coincidencia forzada por el lector)

Maldición desierta


El trono del EMA (Escritor Maldito Argentino) está vacante.

septiembre 20, 2010

Del regreso




Jamás se vuelve al lugar del que costó tanto escapar.

septiembre 19, 2010

Economista escapado a tiempo


Economista que huye sirve para otra crisis.

Uno que supo escapar a tiempo es Rubén Lo Vuolo, que en este reportaje del sitio Sin Permiso, explica a los lectores españoles sus ideas sobre la crisis económica argentina de la última década y los alcances de las políticas sociales con respuestas prolijas afianzadas por argumentación técnica. Lo Vuolo fue el economista de Elisa Carrió en épocas del ARI y supo huir a tiempo cuando la irascible dirigente pasara a ofrecer los servicios de su tradicional histrionismo apocalíptico al elenco dinámico del movimiento campestre-clarinista, defecando de ese modo sobre sus propios proyectos anteriores como la asignación universal a la niñez por ejemplo.

!Pobre muchacho! !Lo que debe haber sido convivir con Carrió y Fernando Iglesias!

septiembre 18, 2010

La reactivación del sujeto político


Leyendo el interesante artículo de Sandra Russo en Página 12 de hoy noto que marca la caracterización evolutiva en Argentina del actor principal que encarnaba el rol del progresista sin poder”, aquel que había asumido su impotencia protagónica para torcer los destinos de la realidad, el que había abdicado en su confianza de influir en los asuntos a cargo del un poder real que se presentaba irreversiblemente inmune a cualquier incidencia. Un personaje reducido a operar en la esfera del comportamiento individual, cultural o doméstico, con sus viejos idearios e ímpetus puestos a la altura de un bajo techo testimonial donde tan sólo poder expresar disconformidad representaba toda una gran prueba de rebeldía.

"El “progre” emergió en una época de gente aislada, le correspondió a una década cuya impronta feroz fue la antipolítica, que los “progres” no obstante siempre reivindicaron. Pero así en general, “la política” en general, todo muy sobreentendido.

"Hoy las cosas han cambiado y lo “progre” suena a fuente de feng shui. Estos tiempos son muy específicos, más allá de nuestras voluntades. Las ideologías no habían muerto, todos tenemos una, y no se puede defenderla siendo neutral"

Un punto que considero importante de su texto es cuando señala la asociación del “progre” con el independentismo o neutralismo.

“La identidad del “progre” es contemporánea a la del ciudadano políticamente “independiente”. Convivió con la era en la que los “independientes” eran observados, celebrados y caracterizados por los medios como los verdaderos ciudadanos. La coincidencia entre esta irrupción del “independiente” político y el periodismo “independiente” no es azarosa. El punto culminante de esa celebración de la “gente suelta” como verdadera portadora de la ciudadanía fue aquella noche terrible de los cacerolazos del campo, la noche en la que se produjo un incidente con Luis D’Elía. Los militantes políticos o sociales eran invalidados para estar en las calles expresándose, derecho cuya legitimidad era reservada para los “independientes””


Esto deja expuesto la inconsistencia argumental de varios “progres” que no eran otra cosa que figurettis de los medios interesados en una captar ese nicho de seguidores con meros fines periodísticos comerciales, y cuando la puja por el poder los ha expuesto a una toma de partido activa, no han dudado en alinearse tras la complacencia y la defensa de las empresas que les dan vida como estrellas y a las que se deben. También expone a toda clase de presuntuosos operadores de la intelectualidad que por razones de “posicionamiento cultural” adoptaban las cómodas máscaras neutrales o superadas en tanto eran de los que estaban siempre más allá o más acá de todo, sea por hiper idealistas a los que nada del mundo real podía motivarles un gesto, o por que estaban muy cómodos en la fantochada farsante de hacerse los revolucionarios utópicos mientras las vaquitas seguían en manos de los ajenos dueños naturales.


Consecuencias de la activación del sujeto político

Ahora bien, reconociendo que han sido los K los principales responsables de la rehabilitación del deseo político anquilosado por el desuso y la resignación noventera en buena parte de la franja que se identificaba como “progre”, el tema es que no crean que siempre van a poder ser los controladores del gigante dormido que ayudaron a despertar. El hecho de haber reactivado la militancia y la posibilidad de luchar por el poder concreto, la recuperación de autoestima política, tiene consecuencias que terminarán barriendo a ellos mismos del lugar central que pretendan conservar, desplazados por la misma energía que ayudaron a generar.

En tanto lean correctamente esta tendencia y abran lo suficiente las estructuras para darle cabida a las diferencias y diversidades, las cosas marcharán en una buena dirección para ellos y podrán mantenerse quizá como líderes de un proyecto articulador. Pero si se empecinan en seguir presos de un modelo de subordinación absoluta establecido como "esquema oficial" de conducción -por demás estrecho y cerrado- pueden resultar pasados por encima. Es esencial captar las energías que llegan en el mismo sentido y evitar así que se dirijan a los que las quieren neutralizar o cooptar en sentido contrario en las distintas expresiones de la oposición de derechas.

Aquí se pondrá a prueba hasta donde llega el personalismo de poder de los K y si en eso tienen algo de razón las consignas despectivas de la oposición que lo pintan como celosos administradores de un sistema unitario que no admite matices. Sus comportamientos a la luz de la realidad por cierto dejan muchas dudas. En tiempos de necesidad de acumulación, caso la etapa previa a las elecciones presidenciales de 2007 –la efímera transversalidad- o cuando necesitaron recomponerse tras la derrota legislativa del 28 de junio de 2009 de la mano de propuestas temáticas, han propiciado de buena gana la incorporación de apoyos externos de fuerzas ideológicamente afines. Lo que resalta es que han sido esbozos oportunistas, perecederos y poco orgánicos, sin la suficiente continuidad ni firmeza como para manifestarse como una verdadera estructura dispuesta a expandirse y contener pluralidad. Luego han dado muestras de ser muy ingratos con algunos apoyos –excepción hecha del impresentable Cobos que fue más que ingrato con ellos- y olvidarse que esa apertura necesita ser profundizada y tratada como mayor equidad; no deben tomar cualquier apoyo como una caída al pie que se usa y se maltrata luego al suponer que debe subordinarse incondicionalmente, sino que debieran valorarla y contenerla.

septiembre 17, 2010

La restauradora de los derechistas desafortunados


La Coca Sarlo y un nuevo mojón en su carrera de restauradora de prestigios políticos, buen nombre y capital simbólico de las estrellas de la derecha sumidas en un mal pasar.

Antes fue un intento de reparar a Macri en simultáneo con su "espiatorio" deterioro. Ahora es el turno de un panegírico light a medida de las vicisitudes divisorias de Elisa Carrió.


septiembre 16, 2010

Alienados, idiotas e imbéciles



Hargentina, país de locos

Que este es un país lleno de locos creo que nadie tiene la menor duda. Y que aparte de los locos existe un gran número de idiotas e imbéciles que nos rodean tampoco parece ser una afirmación cuestionable. Pero el problema del status mental de los argentinos no es nuevo; la historia nos permite descubrir que el tema preocupaba sobremanera a las mentes más encumbradas de principios de siglo XX* como José Ingenieros, tal como se desarrolla en esta obra de 1919 que no es otra cosa que un censo de alienados.

“Hemos calculado en otro capítulo que la provincia de Buenos Aires (ciudad y campaña) tendría 200 alienados sobre 100.000 habitantes, por el año 1810. Ese cálculo (2 por mil) concuerda aparentemente con el censo de alienados levantado en 1869; debe ser, sin embargo, inferior a la realidad, pues en dicho censo se computaron separadamente los "idiotas e imbéciles" que elevaban el total a más de 3 por mil”

Vemos que ya en 1869 los idiotas e imbéciles que poblaban nuestra nación no podían ser omitidos. Ahora, nos podemos preguntar si el censo se realizara en nuestros días, ¿cómo sería planteada la escena de la pregunta?

El censista toca timbre, saluda y entre otras cuestiones espeta un...

—¿Hay algún idiota o imbécil en su familia?

No quiero imaginar las respuestas si es la esposa la que recibe al encuestador.

Luego, al analizar resultados por provincias de 1869 vemos que La Rioja ostentaba la más alta tasa de locos y Salta la más alta de idiotas e imbéciles por habitante. Pero Santiago del Estero era la que ofrecía menor tasa en todas las especialidades de alienados: locos, idiotas e imbéciles. Uno está tentado de creer que ese rechazo visceral de los santiagueños al trabajo es el que elevaba sus índices de cordura, pero el autor enseguida aclara:

“Es notorio que la población total de Santiago del Estero fue adulterada (en más) con fines políticos, lo que explica su escasa proporción de alineados”

Ya en esa época esa maldita costumbre de toquetear los padrones con fines electoralistas.

En materia de género veníamos parejito, pero:

“En 1869 había más alienadas (1.54 por mil) que alienados (1.37 por mil). En cambio había más retardados (1.29 por mil) que retardadas (0.98 por mil)”

Clarito, las mujeres son unas locas, los hombres sólo un poco retardados, idiotas e imbéciles.

Para concluir, luego de reconocer algunos impedimentos técnicos el trabajo estima la situación mental del país para 1919:

“Según estos cálculos el coeficiente actual de alienados en la República Argentina sería de 1.85 por mil; el de retardados, de 1.30 por mil. Estas cifras le asignan un lugar mediano entre los países poblados por razas blancas”

Lugar mediano, ni primero ni último mundo.


*Cuesta acostumbrarse. Antes se escribía “a principios de siglo” a secas; ahora hay que aclarar de que siglo se trata ya que el corriente es bien nuevecito.


septiembre 15, 2010

Aleaciones ácidas argentinas


La mezcla de dos metaleros que usan la cabeza para algo más que coronar el cuerpo conforman siempre una aleación potenciada. Pero si además incorporamos Acido Argentino a la mezcla, el producto se puede volver un atronador susurro de inteligencia cultural.

El programa de Norberto Ruso Verea “El circo miserable” que sale todos los días por FM Nacional Rock 97.3 de 0 a 2 horas, incorpora la lectura de textos de Leonardo Sai.

Una buena razón más para prestarles los tímpanos del estómago en las incipientes madrugadas.

septiembre 14, 2010

La proporción y la virtud


"El eslogan "lo pequeño es hermoso" es falso, no sólo porque no basta ser pequeño para ser hermoso, de la misma manera que no basta ser débil para ser bueno..."

Claudio Magris

septiembre 13, 2010

La palabra autónoma



“La poesía genuina puede comunicar antes de ser comprendida”


Thomas Stearns Eliot (1888-1965)

septiembre 10, 2010

De nuevo la inseguridad edilicia



Una nueva tragedia en un boliche porteño pone en escena el tema de la seguridad edilicia. En este caso, por la información que circula, se trataba de un entrepiso que colapsó, algo bastante semejante a lo ocurrido en 1987 en la confitería Highland Road de la ciudad bonaerense de San Nicolás.

La mala relación entre la sociedad argentina y los valores preventivos de la seguridad es histórica. No sólo tiene que ver con las sospechas de corrupción que rondan permanentemente ante cada caso de habilitaciones en las que la decisión compete a funcionarios públicos -fundadas o no- sino que también incluyen el malsano uso político que suele hacerse de valores como el respeto a las normas de seguridad. Hay imbéciles que con tal llevar harina para su costal político son capaces de asociar la inflexibilidad que se debe tener a la hora de hacer cumplir normas de seguridad de cualquier tipo con autoritarismo. O dar a entender que es síntoma de “libertad” andar por ahí cagándose en cualquier prescripción sea para subirse a un avión o para ir a un recital.

En este caso particular se observa una vez más la poca conciencia que en general se tiene de la gravedad que significa trasgredir una limitación de sobrecarga estructural. Y la responsabilidad es un poco de todos; desde los profesionales que no informan con la debida dureza los riesgos que se corren y no aconsejan a las autoridades imponer mayores medidas preventivas hasta el usuario que desoye indicaciones y los dueños o administradores en caso de lugares públicos que no conducen a la gente o no se ocupan de controlar el uso.

En estructuras existe responsabilidad del que habilita y otra del que usa y administra el uso de esa estructura. Y en esto no es sencillo encontrar el punto de equilibrio. Las autoridades dejan librado demasiadas cosas al arbitrio del usuario o administradores del lugar, porque de otra manera habría que aplicar medidas muy restrictivas.

Ante esto una de las claves del criterio de seguridad a adoptar por las autoridades de control que habilitan pasa por cuantas variables se dejan libradas a las determinaciones del usuario o administrador. En casos donde se prevé riesgos agravados por el mal uso se debe actuar con un mayor grado de severidad arbitrando diferentes medidas.

Una de ellas es exigir un mayor coeficiente de seguridad para las sobrecargas admisibles que ponga a cubierto a la estructura de cualquier exceso accidental como por ejemplo un caso especial de afluencia de gente incontrolable o cargas dinámicas. Esta medida brinda un mayor "margen de error" en situaciones donde se prevén desbordes de parte de los usuarios. En esto es crucial el sentido comñun y la capacidad de análisis de los profesionales responsables de la habilitación. Si un dueño de local propone un entrepiso interno destinado a 30 personas en un local bailable general donde hay un total de 500, es evidente que el descontrol del acceso es algo altamente probable y que ese entrepiso pueda terminar de albergar a 100 en vez de 30 personas en ciertas situaciones. En este caso hay que estudiar si es conveniente habilitarlo como tal o es preferible no hacerlo, para evitar desbordes. las medidas de control no aparecen muy claras ni fáciles de implementar.

Otra es disponer de elementos adviertan al usuario y al propietario o administrador los límites máximos de uso que deben ser respetados. Carteles del tipo “alarmantes”, grandes, con letras rojas, grafismos claros y leyendas como “capacidad máxima X personas- precaución” , “peligro de derrumbe” etc. La gente al no ser persuadida del riesgo tiende a reaccionar con mayor inconciencia. Extrañamente no se suelen colocar los debidos anuncios preventivos que si se colocan en otros riesgos; indicadores que deben ser de tono ALARMANTE, aunque caiga antipático, iguales a los que se ponen, por ejemplo, en los riesgos de electrocución –un tablero de alta tensión- donde se indica gráficamente con una calavera pintada de color fosforescente para que el mensaje entre líneas quede bien clarito: “si lo tocás sos boleta”. Un colapso por sobrecarga o fatiga de un entrepiso mata igual que una descarga de 20.000 voltios sólo que no se acostumbra a medir de igual forma los riesgos.


Un ejemplo fácil de entender lo tenemos con los ascensores. Pueden estar habilitados y en condiciones, pero no pueden admitir una sobrecarga más allá del límite, entonces hay una responsabilidad de uso. Si la capacidad máxima es 280 kg o 3 personas y suben 7 personas se puede caer y entonces la culpa no es del que lo habilitó. En materia de advertencias deberían usarse carteles “alarmantes” de los mencionados y no esos minúsculo letreritos que dicen “capacidad máxima: 280 kg”. Pero lo más seguro es colocar un sensor de sobrepeso con corte automático. Es decir, si desoyendo las indicaciones suben 7 personas a un ascensor que admite 3 el sensor electrónico de sobrepeso dispara automáticamente el corte de la energía para evitar el arranque de la cabina. Aunque estos dispositivos parecen bastante más complicados de implementar en entrepisos se debería estudiar qué posibilidades existen de usarlos.

septiembre 09, 2010

La derrota dorada




El autor de este blog también se mete en el básquetbol y la actuación del seleccionado argentino en el mundial de Turquía. Nada de lo humano le es ajeno pero menos que menos los deportes. Y que sea como homenaje a una generación de deportistas que merecen llevar ese nombre. Hoy les tocó perder en cuartos de final frente a Lituania y son noticia por ello; porque pocas veces pierden y siempre entregan el máximo.


Veníamos con los motores forzados. Un plantel añoso con ausencias por bajas voluntarias y lesiones que no lograba mantener una paridad en la calidad de sus integrantes. Entre los titulares y los suplentes un corte muy notable de calidad y experiencia internacional. Haciendo trabajar a las joyas a full logramos avanzar, pero nos tocó el mal día. A uno le sale todo bien -a los Otros- y al otro todo mal -a Nosotros-. Y en ambos aspectos del juego, defensa y ataque.

El entrenador de Lituania pudo haber pensado antes del partido: “Argentina es un equipo de veteranos, zorros viejos, pero son más lentos y están cansados; si los dejamos respirar con un trámite elaborado nos ganan con el oficio, hay que hacerlos correr y no van a poder defender con intensidad”

Muchos entrenadores de básquet creen que se asegura un tiro de mayor efectividad si se lo lanza tras una posesión paciente y elaborada consumiendo gran parte de los 24 segundos disponibles. Pero hay una contra: eso también da ventajas al rival porque le da tiempo de armarse en defensa. A igualdad de respuestas físicas la táctica de la paciente elaboración puede funcionar pero cuando de un lado hay juventud, dinámica y mucha posibilidad de rotar conviene plantear un partido como lo planteó Lituania: puro vértigo para asegurar lanzamientos mal defendidos por un equipo que no puede sostener ese ritmo.

Era sabido que Argentina era un equipo pesado, grande de edad y muy corto, sin rotación, con titulares que llegaban desgastados por la acumulación de minutos en cancha. Un equipo que se sentía cómodo cuando los partidos se jugaban a su tranco, con posesiones largas y transiciones tranquilas; de eso modo se “oxigenaban” para armarse en defensa supliendo sus falencias de velocidad y energías. La mejor forma de atacar con eficacia a Argentina entonces era apurar los ataques; posesiones de pocos segundos y tomar tiros muy rápidos; se compensarían los riesgos intrínsecos del apresuramiento con las facilidades defensivas que se obtendrían de un equipo que no podría responder a ese reto. Brasil en el partido anterior por los octavos empezó a entender cómo jugarle, lo hizo por momentos pero no pudo sacar ventaja porque los de la Generación Dorada se las ingeniaron en ataque para cambiar gol por gol, con un Scola al que la defensa brasileña nunca le encontró la vuelta y buenas conversiones de 3. Lituania no sólo lo entendió sino que en primer lugar llevó la premisa al extremo, segundo lo hizo a la perfección con efectividad supersónica los dos primeros cuartos, y tercero lo completó con una defensa brutal que anuló las vías de gol de los nuestros. El control se basó en romper el circuito Prigioni-Scola. Al base lo obstaculizaron al punto de no dejarlo armar nada y al goleador lo pararon multiplicando el despliegue defensivo con 2 y 3 hombres sobré él. En ese caso lo que quedaba era el tiro de 3 de los demás que se intentó pero con un porcentaje muy bajo de conversión producto en parte también de las incomodidades que provocó la defensa y de carecer de un gran número de buenos tiradores. Hernández no tuvo respuestas en ningún momento ante el planteo lituano y lo único que nos hubiera podido salvar era contar con alta efectividad de 3 puntos pero como ya dije resultó que estuvimos por debajo de la normal.

En este mundial ahora queda jugar por puestos inferiores, ojalá que la cita final para esta Generación inolvidable sea la los Juegos Londres 2012; con el regreso de los ausentes y alguna figura joven que pueda ayudar.


septiembre 08, 2010

Meta y mensaje



—¿Viste los pibes ahora con el celular? Están todo el día meta* mensaje…

Meta y mensaje, metamensaje, meta mensaje.

* “Meta”: uno de los argentinismos más interesantes. Con función adverbial es usado delante de un verbo o un sustantivo y significa cantidad y continuidad en la acción: “estaban meta tomar mates” (estaban tomando muchos mates), “se la pasan meta jugar al fútbol” (pasan el tiempo jugando muchas veces seguidas al fútbol),”el muchacho ese estaba meta joda nomás” (el muchacho ese estaba muchas veces seguida de joda). Al parecer es derivado de otro argentinismo “Métale” que significa un acicateo del tipo “!Adelante!” como acepción del verbo “meter” por comenzar una acción en forma rauda e intensa, arrancando con el mayor ímpetu.


septiembre 05, 2010

Las opciones de la intelectualidad



Santiago Kovadloff en los ´80 escribía en la revista Humor con aires de vanguardia progre. Era entonces fácil hallar ejes temáticos de consenso: renegar de la dictadura y encender la esperanza de la recuperación de los valores democráticos para estar a la altura de las sociedades avanzadas de occidente, todo aderezado con referencias filosóficas un tanto híbridas. Hoy en 2010 Kovadloff opera –entre otras cosas- para azuzar los fantasmas inconscientes de los intelectuales preocupado por “el controvertido fervor oficialista de muchos artistas y pensadores”

En primer lugar me pregunto, ¿no nota nada raro Kovadloff también en el fervor anti-oficialista de tantos artistas e intelectuales? ¿Nada extraño en el súbito encrespamiento de sus oleajes militantes hacia las condenas éticas que se dirigen a un solo objeto y –oh casualidad- coinciden con la lucha por la retención de privilegios de grupos económicos?

Luego, llego al punto central de su argumento que es mostrar susto y perplejidad ante las jerarquías de valores parte de la intelectualidad asigna para tomar decisiones, anteponiendo valores estructurales frente a valores éticos que serían relegados a la categoría de elementos formales.

¿Que pasó en los noventa por ejemplo? ¿Acaso los intelectuales como Kovadloff y los sectores a los que representa asumían el mismo rechazo por estas cuestiones formales? ¿No era “autoritario” Menem cuando amenazaba y cumplía “ramal que para, ramal que se cierra” y tomaba fundamentales decisiones por decreto? ¿No era “corrupto” su gobierno que exhibía los gastos millonarios en dólares del entretenimiento de sus hijos y escandaletes tan ruidosos como la venta de armas a Ecuador o las coimas del Swift? ¿Se asume el mismo rechazo por las “cuestiones formales” de los grupos empresarios en su forma de hacer negocios? ¿Es respetuoso de la ética republicana hacerse de mercados cautivos, beneficiarse de privatizaciones dadivosas o cultivar monopolios en base a aprietes? La asimetría en el juzgamiento de los hechos no es casual, parte de una matriz ideológica que consagra el supremo derecho de los grupos económicos a hacer lo que quieran, para ellos no rigen las generales de ninguna ley de ética republicana, es una cuestión de ser exitoso o no serlo. En cambio para los gobiernos menos amigables rige una severa tabla de mandamientos.

Desde otra punta ideológica veo tres casos interesantes; uno es Martín Sabatella, manteniendo distancias que lo ubican fuera de la estructura oficial pero haciendo prevalecer los apoyos estructurales. El otro es Miguel Bonasso que se ubica en un rechazo contundente del gobierno. Es un dirigente que ha militado consecuentemente dentro de una orientación de izquierda y que realiza una determinada ponderación jerárquica de cuestiones, priorizando aspectos éticos, globales y puntuales de la gestión del gobierno que hacen que prefiera ubicarse claramente fuera. Postura como todas debatible en su acierto o equivocación pero que cuida de no prestar por ello apoyo explícito a sus opuesto ideológicos. Y llegamos a Pino Solanas y el espacio Proyecto Sur, quiénes se dedican por razones electoralistas priorizar con mucho énfasis las diferencias que han tenido con el gobierno más que los acuerdos, a los que tratan siempre de disimular. Este sector, excitado por la posibilidad del estrellato político, coquetea demasiado con quiénes representan sus antípodas ideológicas y resulta en muchos casos aliados funcionales a ellos.

Reducir el kirchnerismo al “autoritarismo”, las patoteadas de Moreno, el sindicalismo de Moyano o la valija de Antonini Wilson es como haber querido reducir el menemismo a la valija de Amira Yoma, los desaguisados de Gostanián, las cometas de IBM-Banco Nación o la pista de Anillaco. Se trata de gestiones de gobierno donde se encarnan políticas y se ejercen conductas, por ello en cualquier análisis se debe saber separar lo estructural del contenido político de los componentes “formales” que por ello no dejan de ser importantes. Pero hay un concepto clave: los hechos o aspectos sobre los hagamos foco en nuestros repudios -tanto como en nuestros apoyos- son los definirán el posicionamiento efectivo de nuestra postura política. Si hubiéramos centralizado el repudio al menemismo en aquellas tropelías hubiéramos otorgado por añadidura un beneficio de aprobación tácita a su política general. Pero lo centralmente repudiable del menemismo no eran aquellas sonadas corruptelas –muy condenables por cierto- sino el perfil político ideológico de su modelo neoliberal con todos los contenidos que incluía en lo económico, social, ético y filosófico. Lo que lleva a relegar para más adelante las cuestiones formales es precisamente la polarización de las cuestiones de modelo que se plantea cuando se establece la lucha franca por el poder. No es que sean cuestiones irrelevantes, sino que se transforman en temporalmente secundarias, pasan a un segundo turno -más que a un segundo plano- en tanto lo que ocupa el centro de la escena presente es la lucha pura de poder para definir la supervivencia o la muerte de un modelo amenazado por su opuesto. Es pura lógica política, cuando lo que se dirime atañe a lo medular, a lo que es definitorio para que las cosas estén de un lado o del otro de una realidad estructural, hay cuestiones que resultan desenfocadas, quedan de alguna manera postergadas en su atención, momentáneamente pasan a un segundo plano como motivadoras de decisiones.

Tal como sucede en la vida cotidiana y el sabio sentido común lo determina, cuando peleamos por cosas esenciales, un montón de cosas que son importantes en tiempos de normalidad pasan a ser accesorias, y recuperarán la importancia en la medida que esa lucha por la vida salga del estado de riesgo. En el caso de la política, cuando la lucha atañe a la raíz, la preocupación por las ramas no decrece pero se posterga. Por ello, si analizamos los apoyos que recibe este gobierno desde sectores intelectuales –lo que ha motivado la nota de Kovadloff- veremos que una gran parte dista de prestar alineamientos incondicionales sino que suelen ser selectivos, manteniendo distancias, disensos y reservas respecto de muchas cuestiones, e incluye también a pensamientos que aspiran en el futuro a la conformación de una fuerza progresista amplia que supere la dependencia de la sempiterna estructura peronista.


Ahora bien; si en la escena se percibiera una lucha entre dos modelos igualmente progresistas, uno ético y uno corrupto, entonces si las opciones y elecciones correrían por el andarivel de ponderar estas cuestiones en primer foco ya que no estaría en juego la supervivencia de los contenidos progresistas sino su mejor o peor implementación. El dato que omite Kovadloff es que en escenario argentino actual la lucha no se plantea en esos términos, sino entre un modelo progresista posible –imperfecto, cuestionable, encarnado por el kirchnerismo- que apenas logra romper la inercia direccional en algunos temas fundamentales, y otro modelo claramente no-progresista, totalmente reaccionario a cualquier dirección en ese sentido que representa a intereses que pugnan por una restauración conservadora neoliberal que clausure cualquier corrimiento obtenido. El kirchnerismo provocó un sinceramiento ideológico al obligar a las fuerzas de la derecha a mostrarse tal cual son, debiendo asumir de modo casi personal la conducción de la oposición. El peor estrago estratégico para la derecha ha sido ese, tener que salir a dar cara, remangarse y ejercer de un modo casi grotesco el gerenciamiento de las huestes opositoras, incluyendo a la clase política y al periodismo e intelectualidad afín. Casi tan grotesco como “el autoritarismo” kirchnerista al que objetan, es el autoritarismo con el que los jefes corporativos de la derecha manipulan a la luz del día a sus peones. El espectáculo servil de altos dirigentes políticos yendo como operadores a reuniones en la propia casa de una corporación rural o de un magnate mediático, muestra con brutal realismo un estado de cosas que no se puede tapar con ingenuas consignas de independentismo. Otra sería la suerte del kirchnersimo si del otro lado pudiéramos observar unas fuerzas políticas sólidas y realmente independientes que dieran señales claras en programa, discurso y acción de no estar comprometidas nada más que con el bienestar general. Pero lo que vemos desgraciadamente es una troupe de mandaderos totalmente cooptados que se limitan a obedecer con devoción e impudicia las órdenes impartidas.

La derecha ha copado la oposición y ese sigue siendo el mejor argumento de salud que tiene el kirchnerismo hoy, aparte de los logros de su gestión que aún imperfecta por donde se la mire resaltan en términos comparativos a los gobiernos anteriores. Como resulta evidente que la opción es Kirchner o una oscura y espera alianza que incluye a poderes tan diversos como fraternalmente reaccionarios (Magnetto-Biolcatti-Duhalde) de ello deriva la trama relacional de ponderaciones relevantes o irrelevantes que fundamentan las preferencias. Muy distinto sería el escenario si las políticas progresistas fueran ya consolidadas y la lucha fuera entre opciones diferentes pero no tan esencialmente opuestas. Una cosa sería por ejemplo elegir entre un modelo progresista socialdemócrata y otro populista, que elegir entre un modelo progresista y otro brutalmente regresivo de derechas al servicio de los peores intereses corporativos empresariales. Esta lógica está presente en todos los escenarios democráticos en menor o mayor medida. En el caso español cuando la opción es PSOE-PP (Zapatero-Aznar por caso) no es lo mismo que si fuera PSOE-IU (por caso Zapatero-Anguita). Cualquier progresista que simpatizara con la IU, aún reconociendo las defecciones ideológicas varias de la gestión del PSOE, no dudaría en apoyarlo si la única alternativa real fuera el PP. Suponiendo el ámbito político francés e invirtiendo la tendencia ideológica, lo mismo ocurriría si la opción fuera Sarcozy-Le Pen; cualquier progresista aún tapándose la nariz apoyaría a Sarcozy porque sus contenidos negativos -de ningún modo irrelevantes- aparecerían relativizados en un segundo plano frente a los más graves que pondría en juego un triunfo del ultraderechista.

Instalado el modelo, ganado el terreno de la lucha básica por su supervivencia, será tema de perfeccionamiento en otra etapa. Es la derecha la que empuja a esta decisión de muchos intelectuales, porque al plantear el combate en el terreno del modelo amenazando con un regreso a los 90 determina la jerarquía de las opciones.

“El fervor de quienes estiman como un bien lo que yo, entre tantos otros, considero una tragedia”

Así cierra su artículo Kovadloff. Esta es precisamente la clave del diferendo. Que exageren el diagnóstico y citen como tragedia lo que bajo otra orientación ideológica vieron como un dato folklórico menor frente a “la transformación del país” deja en evidencia el verdadero sitio desde donde se dispara. Poner al gobierno en un lugar tan demoníaco sin más fundamento que la exageración de algunos vicios no hace más que evidenciar que lo que duele no es precisamente la “prepotencia” y a la “corrupción” tan denostados sino todo aquello que constituye el contenido activo: que el discurso que permitía a las oligarquías mantener su impune hegemonía -concebida como el lógico y natural fluir de la virtud- haya sido dañado. El discurso de la insuperable imposibilidad de tocar ciertos intereses se ha puesto en tela de juicio: se ha demostrado que son posibles algunas acciones concretas; y eso como proyección de posibilidad es demasiado, para los que están en contra y para los que están a favor.



septiembre 02, 2010

El progresismo sin poder


Las peripecias del gobierno kirchnerista y su enfrentamiento tan particular con un grupo mediático han logrado enrarecer el clima ideológico al punto que proliferan mensajes políticos directamente defensivos y ofensivos, como sucede cuando aparece en el escenario un estado de necesidad de conseguir adhesiones que se vuelvan ostensibles para definir la compulsa. Quitando el enorme espacio que ocupa el juego dialéctico-mediático entre los bandos, que funciona como un gigantesco juicio oral y público donde ambas partes se la pasan reclutando testimonios sociales a favor de su postura, bajan algunas líneas por demás interesantes. En primer lugar los posicionamientos relativos saltan por los aires ya que el sinceramiento de esencias que implica la binarización combativa no permite que resistan mucho los enmascaramientos marketineros: el que en el fondo es de derecha y defiende intereses hegemónicos de los grandes grupos empresarios debe salir a tomar acción directa con el riesgo de ponerse en evidencia. No hay más espacio para jugar a la confusión de los discursos ambiguos. Del otro lado ocurre algo similar, el apoyo distante que se recluye en la neutralidad o el rechazo relativo que se disfraza en teorías de "dos demonios" es vencido por la imperiosa opción de la lucha real.

En este tiempo el sofisma de derechas más en boga, repartido a discreción desde las usinas emisoras y recibido con ingenuidad por muchos progresistas, es la idea de que el progresismo no debe aspirar al poder en tanto se destruye moralmente a si mismo cuando lo logra. Temerosos de algún cambio real en el reparto de poder establecido, quieren desterrar la idea de que el progresismo sea una ideología que contemple un intento de conquista del poder, ni siquiera que plantee su disputa. Debe quedar bien en claro que su techo es declamatorio, su perspectiva de máxima es tener voz y no de voto en la confrontación por el poder. Se debe cuidar que se respete el rol que se les asigna a los progresistas: meros fiscales orales de la sociedad mientras el poder permanece en manos de los que corresponden, o sea sus dueños naturales. Cualquier trasgresión al límite de la esfera subalterna implica una automática desviación autoritaria, por lo tanto debe quedar abolida del ideario progresista autorizado. Se busca consolidar la idea-fuerza de que el poder económico, tal como está y tal como es, emana de una especie de estado de "derecho natural" tal como se creía en la monarquía que el poder de los reyes emanaba de un orden divino. Entonces el progresismo consistiría en hacer cualquier cosa excepto confrontar directamente ese poder, porque disputarlo significaría ya "usurparlo"

Como lo explican a diario cientos de operadores, los abusos de poder son considerados "naturalemente justos y bien ganados" cuando emanan del poder privado de la economía pero "autoritarios e inmorales" cuando emanan de un gobierno. Se vuelve a caer en la misma confusión que se repite; nadie parece leer cuanto de intento de clausura a todas las ideas alternativas de distribución del poder hay en el combate de éste "poder" actual y transitorio de un gobierno en particular.