El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

octubre 30, 2010

Partir


Tal como escribiera Don Ezequiel Estrasburgo en aquella magistral parábola de su libro "La apabullante ulterioridad de la misericordia":

—Es hora de partir —le dijo un pordiosero al otro que había encontrado un pedazo de pan duro.


octubre 29, 2010

Pequeño Diccionario Joaquín Ilustrado


Llega la primera parte, a modo de anticipo, de una obra imprescindible para entender los mensajes que inundan los bajos terrenos de la comunicación medíatica hargentina. Se trata del llamado “Pequeño Diccionario Joaquín Ilustrado” en homenaje a la participación central de un periodista independiente llamado Joaquín en la propagación de sus acepciones más notorias. También se lo suele denominar "Pequeño Diccionario de la Derecha Hargentina"

Todo consiste en adjudicar a cada concepto político correspondiente al gobierno que se presente con ciertas posibiilidades de ser al menos interesante, nueva acepción negativa. Con la advertencia de que no se respeta el orden alfabético y no se han podido habilitarse todavía las ilustraciones se entrega la presente muestra:


Claudicación de ideales propios a favor de los ideales del Poder: negociación, amabilidad, vocación de consenso, calidad institucional, espíritu democrático.

Defensa vigorosa de las ideas del modelo actual: odio, agresividad, autoritarismo, falta de voluntad democrática.

Deuda externa en relación al PBI más baja que Estados Unidos: suerte, viento de cola, cifras manipuladas por el IndeK

Participación de los trabajadores en las ganancias, artículo 14 bis de la Constitución: ambición sin límites del sindicalismo que pone en peligro la paz social.

Movilización de la fauna campestre/Caceroleos de conchetos de Barrio Norte/Bocinazos en festejo de una muerte: pueblo que sale a manifestarse pacíficamente harto del atropello de los que gobiernan.

Movilización de clases trabajadoras y medias a favor del gobierno/Concurrencia masiva a darle el último adiós a un líder muerto/Marcha de apoyo a un rumbo político al que se adhiere/Movilización de jóvenes por una esperanza de construcción política: turba social agresiva llena de odio que viene por el choripán, manipulación rentada de personas con fines políticos que pagamos todos.

Implementar políticas de derecha: apostar a la convivencia, la unión o la armonía social.

Implementar políticas de centro izquierda: estar a favor de la radicalización enfermiza, de la acumulación de poder dictatorial, de la confrontación absurda, de la crispación, de la conflictividad, contribuir a un populismo irresponsable que solo busca la construcción de un poder ilimitado.

Democratizar el reparto de los medios electrónicos: violento ataque a la libertad de prensa.

Mantener o acrecentar los negocios del grupo Clarín y La Nación/Obedecer las recetas políticas que pretenden imponer: Política de respeto irrestricto a la libertad de prensa, comprensión de la función esencial del periodismo independiente.

Juicios a genocidas, asesinos, represores, torturadores y apropiadores de bebés: uso politiquero del tema de los derechos humanos, enfermizo apego a la revisión del pasado, reivención anacrónica del espíritu de los 70.

Política internacional seria con independencia de organismos financieros internacionales desacreditados tras la crisis de 2008 que es referencia para varios países centrales y para economistas de prestigio: política internacional que nos tiene aislados del mundo, que hace que nos vean como salvajes e impresentables.

Política de integración latinoamericana con apoyo de todos los presidentes de los países de la región, aún los de extracción liberal: política populista de peligroso alineamiento con personajes nefastos como Chávez, Correa y Evo Morales, jamás parecida a la de países serios como Chile y Uruguay.



octubre 25, 2010

Hechos e interpretaciones



Más allá del berretismo carroñero de Perfil y 678 en ambos extremos, que tratan de imputarle el hecho a su enemigo de cualquier manera —uno con su habitual impudicia en materia de tomar el pelo a sus lectores juega a la chicana barata con las fotos de un imputado con funcionarios del gobierno y el otro trata de articular con un collage mañoso un discurso para ligar el hecho a Duhalde—, he leído muchas plumas, que aún desde una postura consecuente de apoyo al gobierno, cierran filas a favor de un plantear la necesidad de decirle nunca más a la criminalidad enquistada en las prácticas sindicales y logran ver la escena completa. En cambio desde la izquierda anti-kirchenrista pareciera que sólo tuvieran ojos para hacer foco obsesivo contra el gobierno como único y exclusivo causante de todos los males, y llamativamente están ciegos frente al otro bando, el de los intereses de la derecha canalizadas a través de sus referentes mediáticos, que está en pleno combate, con total despliegue táctico, estratégico y logístico, dispuesta a llevar agua para su molino de cualquier situación.

Sintomáticos ha sido cierto consenso legible en casi todas las columnas de opinión de Página 12 en ese sentido, desde Mario Wainfeld, pasando por Atilio Borón, Ernesto Gruner y Eduardo Aliverti entre otros, que no dejan de reconocer la realidad de una derecha que combate –casi horrorizada-contra el avance de cualquier “brote progresista” que pudiera colarse a través de la gestión oficial pero no deja de meterle el dedo al gobierno en la llaga de su alianza con lo peor de las tradiciones sindicales para que finalmente se aboque a rendir una asignatura pendiente que la coyuntura vuelve imperiosa: la revisión profunda del sistema sindical argentino. Aliverti concluye:

“El pibe militaba a pie firme contra las condiciones que generan a los hijos de puta que lo mataron. Y en lo tocante a la parte más directa de su tragedia, contra un modo de representación sindical y sus sucedáneos de mafias, esbirros, mercenarios, negociados, que son igualmente una tragedia subsistente para los valores democráticos. El gobierno nacional, al que otros hijos de puta de apariencia atildada pretenden enrostrar culpabilidad por el asesinato, tiene la tarea de no conformarse con la identificación de los homicidas. Tiene la obligación de erradicar la criminalidad de las pandillas sindicales, que vienen desde el fondo de los tiempos y que conocemos todos, so pena de que en caso contrario terminen por licuarse moralmente su discurso y destrezas progresistas. Mientras haya Pedrazas no habrá paz, aunque la cultura de la violencia, de este tipo de violencia, sea casi un patrimonio cultural argentino. Se los enfrenta con militancia y con denuncia persistente. Pero la avanzada, la ejemplaridad, empieza por el Gobierno. Por lo que el Gobierno demuestre como vocación política para defenestrarlos. Si la tuvo y la tiene en la decisión de no reprimir, que es quizás uno de sus logros liminares precisamente porque le puso freno a la muerte, debe anotar que hace falta igual disposición para quitarse de encima las lacras que –a título de defender al oficialismo, como si fuera poco– le tiran un muerto de todos modos”


Desde otras izquierdas pude leer piezas conmovedoras en las que se recuerda el sentido que tiene la vida de un militante, su calidad humana, sus inquietudes, su vocación por entregarse a un compromiso por los necesitados. Y eso arroja sal sobre la herida que nos deja su muerte. Pero al mismo tiempo, a la hora de especular sobre el hecho, sus significados y las posibles tramas de generación del mismo, estos análisis se muestran miopes, enfocados obsesivamente contra el gobierno, totalizando en él de modo absoluto la red de causalidades de una situación donde existe una compleja trama de fuerzas incidentes en puja, ignorando que el viejo sindicalismo no es una totalidad que Moyano maneja a su antojo sino que existe buena parte que es disidente y responde íntimamente al proyecto de Barrionuevo y Duhalde, opositor al kirchnerismo y aliado de la derecha. El peronismo, por más dividido que aparezca en un momento, es un ente orgánico y a través de su historia vamos a encontrar a casi todos con todos, por ello suena a muy superficial que se reduzca el horizonte al archivo de relaciones políticas, resaltando algunas y omitiendo otras: si buscamos un poco llegará la relación de Pedraza con Duhalde o Moyano, más eso no prueba nada.



El artículo de Diego Rojas, periodista y simpatizante del PO, ha despertado mucha admiración. A la hora de especular se pregunta: “Y una inquietud no dejaba de rebotar en mi cabeza: ¿cómo reflejarían el asesinato los medios del periodismo K? ¿Se parecería a ese silencio de los kirchneristas que pueblan las redes virtuales? Esa duda no dejó de rondarme”

Extraño es que no se preguntara como lo reflejarían los medios antiK. En esta Argentina sino se completa el giro de 180 grados al panorama periodístico todo análisis se vuelve tendencioso. Nada dice Rojas de el multimedio Clarín convertido en súbito patrocinador del PO cuando hace poco echaron a los militantes que querían formar una comisión interna. Someten al gobierno a una vigilancia crítica implacable que no se mantiene respecto de la oposición, entonces si hay dos bandos en combate y se tienen ojos para uno solo se trata de una toma de partido. Y resultaría muy extraño pensar en una izquierda cooptada que elija deliberadamente jugar un rol funcional a la derecha. ¿Acaso se apuesta a que el fracaso de este gobierno abre puertas a un avance de la izquierda? ¿No ven a los leones de la derecha agazapados afilando sus dientes? Luego, refrendar el uso de chicanas mediáticas como darle carácter central al hecho de si Unión Ferroviaria mandó gente a River o no, si Pedraza estuvo lejos o cerca, como si de ello dependiera la responsabilidad en el crimen, es empobrecer la mirada y ser presa fácil de las apelaciones interesadas de la peor calaña.

Sigamos el razonamiento de Rojas: “Pero los kirchneristas, ¿no piensan que los mafiosos que tiraron a matar se sintieron con la autoridad para hacerlo cuando Cristina reinvindicó a la Juventud Sindical, esa que dirige hoy Facundo Moyano y que es la continuidad de aquella que en los setenta formó los grupos de choque de la AAA?” “¿No tuvo nada que ver la cercanía de los K hacia ellos?”

Especular sobre supuestas motivaciones es válido porque las hipótesis verosímiles son varias, pero ¿por qué hacerlo solo desde esta perspectiva anti K solamente? Acaso, y siempre en tren de especulaciones, ¿no son verosímiles perspectivas contrarias en la posible motivación del acto?

Es evidente que la hipótesis de que el gobierno haya estado detrás del hecho como instigador no es sospechada siquiera por sus peores enemigos, dado que es evidente que pase lo que pase de alguna forma paga un costo político al ser el estado quién debe garantizar que estas cosas no sucedan. La línea en la que tratan de concentrar la culpa es imputarles su sociedad política con los criminales y adjudicar la motivación del hecho a un supuesto sentimiento de omnipotencia de estos grupos sindicales al sentirse reivindicados y protegidos por el gobierno. Una hipótesis –sin jerarquizar— es que los disparos hayan sido producto del desborde de algún barra que “se sacó” dentro de un marco que premeditaba un apriete ejemplarizador, una golpiza, pero no un asesinato. Es la que prefieren tanto la derecha como la izquierda antiK ya que es la que habilita más fácilmente el recurso de imputar la responsabilidad política oficial: “fueron ensoberbecidos a reventar a los zurdos que les escupían el negocio y se animaron a matar cebados por la protección que les infunde ser parte del gobierno”.

Otra hipótesis es que el crimen haya sido encargado -se le dio orden a la patota de perseguir a la columna manifestante y “bajar alguno”- por fuerzas antiK para crear un escenario desfavorable que le haga pagar un costo político abrumador a través de hacerlo cargo del hecho ante lo que ven un peligroso avance del moyanismo. Teniendo en cuenta el barrido que ha hecho la derecha en busca de temas que debiliten al gobierno, es obvio que históricamente el sindicalismo ha sido piantavotos, porque tiene una rara cualidad que no tienen otros temas: le resta votos por izquierda y por derecha. Hundir el bisturí en el talón de la inseguridad por ejemplo acerca votos medios pero resta votos progres, en cambio las prácticas patoteras del sindicalismo horrorizan por igual a las clases medias y altas, por sus forma y fondo, y despiertan encono en buena parte del abanico de izquierda desde el progresismo al trotksimo.

Tanto probar y probar de la derecha buscando el Talón de Aquiles de este gobierno —El Indec, Moreno, la inflación, el 82%, el uso de las reservas, el ataque a la prensa, la inseguridad, la corrupción, la crispación, etc— y lo viene a descubrir ahora: el sindicalismo.

En contra de esta segunda hipótesis es que cuesta entender que no previeran la segura conmoción que provocaría un hecho que desataría una investigación donde todas las protecciones serían insuficientes. A favor de ella es que sabiendo lo que le pasó a Duhalde con Kostecki y Santillán, el tremendo del impacto genera una muerte política violenta, hayan pensado hacer la jugada de todos modos confiando en quedar impunes por la confusión, pero una eventual torpeza de los matadores ejecutando el crimen a la vista de testigos haya roto el esquema.

En definitiva, se pueden tejer muchas teorías, pero lo principal es vigilar que avance la investigación, transparente, impiadosa y contundente.


octubre 23, 2010

Mind doors


Si algún día te encuentras a solas delante de las puertas de tu mente y los guardias que la custodian se descuidan, prueba a abrirlas despacio un poco y te invadirá un aroma tridimensionalmente musical; y en caso de respirar profundo sentirás una caudalosa infiltración de excelsa autenticidad.

octubre 21, 2010

Hedor de violencia


Apesta. Otra vez la muerte en las calles. “Refriega sindical” se lee. Resuenan las palabras, hasta asoma el marco técnico del conficto circunstancial; “tercerización”, vieja treta neoliberal que llegó para quedarse ya hace muchos años. Pero se olía un tufillo raro. Movimientos, señales, palabras extrañas en las estructuras de la anquilosada burocracia sindical. Una especie de euforia, peligrosa. Claro, una cosa es la jodita de la toma del Colegio, otra diferente es donde se juegan intereses de grupos que ya están jubilados de impunidad para defender sus curros con la violencia, los que son capaces de decirte “Si cortan las vías te vamos a cagar a tiros” y no sólo decirlo sino hacerlo sin que nadie sea capaz de impedirlo ni menos de castigarlo. El “patoterismo” sindical. Sería bueno dejar de llamarlo así, es demasiado suave, hasta pintoresco, mejor es hablar de inmunda criminalidad sindical. Bestias hijas de puta que golpean, masacran, emboscan y asesinan con disparos de calibre 38 no merecen minimizarse con el mote de “patota” como si se tratara de un ring-raje.

En estos momentos me importa un pito los análisis politiqueros, que si el duhaldismo, que si el kirchnerismo, si la derecha o la izquierda, espero información contundente. Se tiene que investigar este crimen y obtener resultados que no dejen lugar a dudas, debemos exigirlo, vigilarlo, controlarlo. No puede quedar a expensas de los embarradores de canchas ni menos de los oportunistas en celo. Alguna vez debe ser en serio “caiga quién caiga”. Alguna vez la famosa promesa de llegar hasta las “últimas consecuencias” tendrá que cumplirse y que no pase como la mayoría de las veces en las que no se llega ni a la primera de esas consecuencias. Alguna vez habrá que poder esclarecer las cosas sin puntos oscuros, o por lo menos con los mínimos que se puedan. Porque a la conmoción por una vida joven que se pierde se une el asco por el uso político barato que se está haciendo de su sangre, están como buitres, ávidos de tirarse sobre los restos humanos para usarlos, irresponsables, lanzando de acusaciones, insinuaciones en voz alta de “operaciones” de acá y de allá, tirando culpas a diestra y siniestra sin más sustento que el puro instinto carroñero.

Estoy harto de bravucones, de malditos permisivos con la violencia. Y todo es igual, Matías Berardi y Mariano Ferreyra no son víctimas de galaxias diferentes, sino de una misma bosta social enquistada en este establo llamado Argentina que apesta de tolerancia al crimen, de impunidad, de corrupción silenciada, de cotos de caza protegidos por el uso ilegal de la fuerza, de catacumbas de criminalidad institucionalizada que siempre son “intocables” sobre las que en décadas y décadas nunca nadie no puede o no quiere hacer nada, de quilomberismos alentados al pedo, para revolver el río y sacar ventaja de la pesca sin que importe los que se ahogan por las oleadas.

Si hasta en un mundillo como el del fútbol, que resulta obviamente de rango menor frente a la gravedad de que la sucedido, hay que asistir atónitos a un discurso apológico de la violencia. Vemos estos días como a la cotidiana noticia sobre el enésimo “apriete” de barras sobre jugadores hay que soportar una serie de asombrosas operaciones: árbitros que se hacen cómplices de cacerías humanas en las canchas, que no sancionan patadas alevosas, planchazos que en el ámbito penal darían lugar a una denuncia, jugadores que acusan a un colega de “maricón” porque con el legítimo derecho que le asiste como víctima denuncia las consecuencias de esa violencia, fracasados pusilánimes como Verón queriendo dar lecciones de “hombría”.


octubre 20, 2010

Francoforte


No puedo escribir sobre la feria de Frankfurt porque no estuve allí, pero transfiriendo la relación de pertenencia puedo hacerlo sobre las crónicas que la han pintado como una aldea en plena orgía fenicia, atiborrada de exhibicionismo mercantil como vereda de verdulería porteña en verano. La literatura es creativa hasta como forma de hacer negocios, porque ya petrificada la imposibilidad de hacerlo objetivable se lucha en un alucinante nivel de resignación a lo fortuito; todo es gelatinoso e intrigante a la hora de pergeñar pócimas heráldicas que redunden en nominaciones consagratorias. La ley del mercado está invertida; antes era primero vender para luego consagrar, ahora se requiere consagrar como requisito de cualquier ulterior posibilidad de comercio. La literatura adolece del vicio nefasto de impostar una culpa que no siente por la mundana vulgaridad de su industrialización. No quiere reconocer los condicionamientos inevitables que el fin comercial impone, aún cuando no asesine del todo al arte si es que el arte decide defenderse. No se asumen como mercaderes, no retozan indolentes en las sábanas de las candilejas, pero van como perro al hueso por las lisonjas que el mercado reserva a sus hijos legítimos.

Ante tanto texto destilado en fríos laboratorios de frontera maníaca, regados de sobreactuada impenetrabilidad, envasados en telas de suculenta trampa, es posible descubrir aún el ansiado portento de las alas libertarias. Frente a los que nos tiran en la cara el presuntuoso carromato de su ego envuelto para regalo, con sus dispositivos adoptivos que buscan endulzar los oídos de una crítica sorda, que se inmolan a palabrada batiente en nombre de la vulgar apetencia de exquisitez, que fatigan la suprema resucitación del saber con oscuros vanguardismos, todavía hallamos el pasmo morboso del orgullo clínico. La voracidad de la competencia es pertinaz tanto por las rupias contantes del show-business como por los oropeles palaciegos de la unción canónica. Se ven tantas aspiraciones aceleradas a escritor de culto -la conquista del-ser-de-culto como ser-en-el-inmundo- como a escritor estrella, que agotan el horizonte simbólico del lector, imposibilitado de resistir la desproporción en la que lo involucran muy contra su voluntad; el orden de sus sencillos ojos como botín de una guerra de abismos y encumbramientos terminales.

Hundirse en el calado de las esfinges súbditas. El arte, lo técnico, lo lúdico, lo que con-mueve aquello que sólo un par de veces por vida es posible mover. El testigo capaz de reconocer un cuerpo irreconocible, el leve cuchicheo que hace callar un alarido y la parquedad que hace del silencio un recital. Pero en el peso de las estructuras productivas está todo aquello que se reúne para empobrecer. Lo trivial y lo sorprendente, el clasicismo que siempre paga y la ruptura que promete pagar más aunque pueda no pagar nada. Los que sueñan con los dividendos que puede dar la sorpresa pero los deja insomnes la reflexión conservadora de sus riesgos. Profesando un intenso amor por la emboscada explosiva pero declinando por terror al desconcierto fatal.


La enésima repetición de lo conocido, recocido en su reconocimiento, supone ganada la primera y suficiente gran batalla del arte literario: el confort. Se trata de emboscar al lector para que acuda ilusionado a la cita de la frescura y sea bañado por un torrente de orín recalentado.

octubre 18, 2010

Olas permanentes de signos vitales



Intro

No se para quién escribo esto. “Destinatario desconocido” podría ser una advertencia válida porque me cuesta imaginar un destinatario central. Tal vez este texto llegue a diversos amigos entre los cuales hay muchos fans de la banda pero también gente que no tiene idea que existen. No puedo en su escritura descifrar de qué se trata, si una reseña, un comentario o una bitácora personal del show. Caeré en descripciones que a muchos les parecerán redundantes, y a otros algo indescifrable. Tal vez cuente algunas cosas que suenen a obviedades y otras las pase por alto. Pero siento que referirme a Rush excede el marco de cualquier intercambio entre especialistas, y me gustaría que pudiera ser leído aún por aquellos que no la conocen o bien saben de su existencia pero no la tienen entre sus favoritas. Por eso comenzaré con una apretada síntesis que intente definir en qué consiste esta banda, y para que sea todo muy llano usaré el verbo “tener”, aunque podría usar otros, el mismísimo verbo “ser:

Primera aclaración: Rush no es una banda “de metal” sino “con metal”. La banda tiene hard rock y tiene metal, porque usa riffs de una potencia densa, espesa, arrolladora. Es progresiva y tiene magnificencia sinfónica porque incorpora desarrollos melódicos y armónicos que suenan poco convencionales, porque el bajo de Lee frasea con movimientos asombrosos, porque la guitarra de Lifeson luce siempre personal, exquisita, tanto en riffs como en solos, donde guarda siempre un resto enigmático, y porque la percusión de Peart es un vendaval de pulsiones como piedras que se quiebran, vuelan y vuelven a unirse, y porque tiene además el aporte de profundas resonancias de teclados que se aplican siempre en dosis justas, sin un gramo de exceso, dándole el protagonismo necesario en función de lo que requiere enfatizar la canción, sabiamente repartidos, aún cuando en algunos temas estén presentes en sólo algunos pasajes. Tiene la voz aguda de Lee, una bruja galáctica que llena todo lo que toca de misterio, emocionando con una vibración casi parece venir de otro planeta. Tiene las letras de Peart que son pura poesía conceptual sobresaliente respecto de todo lo trillado en la materia, y seguirlas produce a veces la sensación de estar coreando consignas filosóficas o agudas reflexiones.

Años y años la llegada de Rush a estas tierras fue vivida siempre como una posibilidad remota que a lo sumo solía pasar por algún cuarto de hora de optimismo para luego caerse y ratificar un destino que asomaba iba ser de frustración eterna. Una oportunidad fue en 2002 cuando la banda estuvo en Brasil pero quedó sepultada por la situación económica del país que maduraba todavía la crisis del fines del 2001. En la gira del 30mo aniversario allá por 2005 apareció una luz de esperanza que se apagó cuando se canceló la llegada a Sudamérica. La ecuación parecía condenada a no cerrar; la banda que no aceptaría jamás venir con un show de segunda y una incierta estimación de convocatoria local que infundía temor a los productores locales. Y cuando parecía que se iban a jubilar sin pisar suelo argentino, de pronto en el marco de su Time Machine Tour 2010 por fin se produjo la combinación virtuosa que cerrara el círculo. Resumir los vaivenes organizativos previos a la confirmación de la fecha daría para muchas páginas, pero como lo que se impone es narrar acerca de lo artísticamente ofrecido sólo diremos que el show estuvo los meses previos siempre al borde de la cancelación por diversos contratiempos –principalmente la falta de estadios habilitados- que en un momento olían a maleficio y que determinaron que sólo a 30 días del evento comenzara la venta de entradas y la promoción.


El show

Con mi entradita de “campo común” me presenté orondo en GEBA a eso de las 18.35, la percepción del entorno cercano y los accesos rápidamente me confirmaron alguna intuición previa: bien podría considerarse que iba asistir a una especie de “día del veterano” dada la evidente identificación etaria del material humano que iba poblando las instalaciones del “estadio”. Cundía la presencia icónica del típico pendeviejo que todavía da pelea de rocker fan, que cuando la fortuna le ha permitido conservar su cabellera canosa abundante, la luce sin tapujos con creativas melenas, y cuando no enfunda su pelada oronda, siempre con alguna que otra ropa chismosa que lo denuncia. No faltaban tampoco los tándem “padre cincuentón + hijo adolescente/veinteañero”. Luego de otear el panorama del campo a esa hora lleno en un 70% hice nido en el último de los 4 o 5 escalones de la tribunita inferior que está debajo de la platea Dorrego, altura que no impresionaba pero que resultó decisiva a la hora de tener una mejor perspectiva visual del escenario. Poco tardé en hacer migas con mis ocasionales vecinos de tribuna que me contaron venían desde Bahía Blanca, llenos de entusiasmo tras un complicado periplo. Ya cercano a las 20.30 en la espera se oían seguido frases del tipo “esperé 30 años para verlos, que importa un rato más”. A muchos les extrañaba la ausencia de sonido alguno –ni grabaciones de la banda ni de ninguna otra índole- ; a mi me parecía bien, ahondaría la magia cuando explotara Rush.

Llega el momento de tratar de decodificar sensaciones, convertirlas a relato desde el extraño nudo de dimensiones con la que están hechas. Algo que rondó al principio en mi era la sensación de estar en una especie de fiesta privada, y desde varios matices. Por un lado porque sentía que era mi banda favorita de la vida, la que por amor y continuidad sentía más cercana, por lo que asistir era una especie de fiesta que me regalaba. Y también la sensación de estar ante un evento superlativo al que a muy pocos invitaron o del que muy pocos se enteraron. La historia del show comienza y termina con una película donde los muchachos juegan unos divertidos pasos de comedia. El arranque mostraba a unos caracterizados Lee y Peart entre personajes bizarros en un bar tratando de hacer funcionar una especie de jukebox temporal que nos transportaba a 1979 y aquel “Spirit of radio” con el que dieron comienzo. El sonido desde mi ubicación se apreciaba potente y cristalino, con un volumen justo. El poder lumínico era impresionante, al igual que la pantalla principal de proyección por tamaño y grado de definición de la imagen. Sabía que aparte del “Moving Pictures” completo habría una primera parte con “temas sueltos” de diferentes épocas, y eso provocaría la aparición de viejos clásicos como así también algunos temas no hechos en giras anteriores que pertenecen a lo que muchos llaman un tanto despectivamente “la etapa de los sintetizadores”, que abarca desde mediados de los 80 a mediados de los 90 y apila una serie de discos donde la propuesta de la banda dio bastante protagonismo a los teclados y los efectos secuenciados. Cuando empezó a sonar “Time Stand Still” me invadió una familiar sensación de reencuentro; un tema de “Hold your fire”, disco extraño porque a pesar de ser uno de mis preferidos, al que cuando salió en 1988 literalmente gasté de tanto escuchar, nunca más volví a hacerlo como si hice con otros. Y aquí experimenté por primera vez en la noche algo que tiene que ver con una característica muy particular de los temas Rush que aparte de estribillos suelen tener como marca indeleble que queda en la memoria pequeños detalles identitarios, pasajes o frasecitas de pocas palabras que flotan en la canción. En este tema era el “the inocence sleeps away”. Escucharlo me produjo un pequeño placer adicional, y hasta inauguré mis coreos. Mi único bache de la noche, el único tema que no pude reconocer de inmediato, sucedió con “Presto”, que me gustó mucho y pude recién recordar al ver los conejos que asomaban en el clip de pantalla. “Stick it out” fue una elección válida para recrear aquel “Counterparts” de 1994 cuando de algún modo dieron el primer paso de regreso a la crudeza de las guitarras y “bajaron un cambio” con los sintes. La voz de Geddy tuvo su primer respiro de la noche con el hermoso instrumental “Leave that thing alone” que “sonó de maravillas”, frase que bien podría aplicarse a la mayoría de lo escuchado en toda la noche. Sin pausas llegaron 3 temas de los más nuevos, mis amados “Working them angels” y “Faithless” de su trabajo del 2007 “Snakes & Arrows”, muy poderesos y melódicos, y uno de los adelantos del próximo disco “BU2B”.

El público hasta ahí estaba como bloqueado, extasiado quizá, y en general no se notaban grandes vítores ni movimientos, salvo algún saltito que acompañaba el ritmo y los obvios aplausos como manos elevadas. Desde mi posición era notable ver como en las cabezas que llenaban el campo hasta el borde del escenario se formaba una especie de collage luminoso con las pantallas de las cámaras digitales alzadas, produciendo un efecto parecido al de los viejos encendedores elevados. El hecho de sostener sus cámaras para intentar capturar todo lo que pudieran conspira obviamente contra la libertad de movimientos. La llegada de un clásico como “Freewill” puso un golpe de efervescencia y sonó algo así como una ovación más intensa, incrementándose las manifestaciones corporales. De inmediato para mi llegó una sorpresa y uno de los grandes golpes del show con una impresionante versión de “Marathon” del tema del casi olvidado disco “Power Windows” de 1985, que emergió como un himno de una majestuosidad imponente, conjugando potencia y sinfonismo épico. Mi feliz desconcierto duró unos 20 segundos en los que no podía identificar el tema, para luego recordarlo y rendirme al estallido total. Durante este tema luego de un efecto de disparo –¡que sonó como un verdadero tiro de un arma de fuego! - comenzaron algunos desajustes en las pantallas de proyección que por suerte no duraron mucho. Y como si se hubieran propuesto no dejar que decayera de mi estado cuasi mágico en ese momento, atacaron para finalizar el primer set con el colosal “Subdivisions”, de mis preferidas totales de la banda, arrolladora por donde se la mire, luciendo colchones de teclados que parecían penetrar hasta los huesos.

El intervalo fue reparador para las humanidades de un público compuesto en su mayoría por viejitos piolas; les permitió abalanzarse sobre los baños químicos para las evacuaciones orinales potenciadas por el frío de la noche. En la pantalla empezó a aparecer un reloj contador que nos condujo lentamente a 1980 y otro paso de comedia que desembocó en el desgrane del “Moving pictures” completo, en el orden de temas tal como fuera editado en su momento. La banda lo menciona como su disco más popular, para no hacer distinciones; yo agrego que aparte de ser el más popular, es el mejor que jamás hayan hecho. Después de que se oyera en la película parte de la grabación de estudio original, la bomba de “Tom Sawyer” fue lanzada, y en la comparación, increíblemente, la versión viva parecía hacer añicos a la legendaria. A esta altura comencé a incrementar mis movimientos, y percibí que una gran parte del público al menos saltaba un poco. Cada pieza de este disco es una pintura con vida propia. “Red Barchetta” nos cuenta una encantadora historia de vértigo automovilístico a través del recuerdo de un adolescente que sentía el placer de manejar un viejo Fiat Barchetta en la granja de su tío. “YYZ” y un asombro personal: ¡por primera vez oírle a 15.000 personas corear la melodía de un tema instrumental! La gente ensayaba un “oooó-ooooo-oooó-ooooo…” al ritmo frenético de este verdadero compendio de rock progresivo duro en 4 minutos. El riff pegadizo de “Limelight” encierra un verdadero manifiesto del artista que quiere mantener su privacidad. Alucinantes imágenes urbanas entre New York y Londres que se perciben en un viaje a través de “The camera eye”. El ominoso clima de “Witch hunt”, tremebunda opresión de una oscura cacería humana plagada de prejuicio y fanatismo. “Vital signs” con sus curiosas reflexiones acerca de cómo los seres humanos enfrentamos la realidad. Todos los temas sonaron maravillosos, sin perder un ápice de su carga sensitiva.

Si me hubiera tenido que ir en ese momento del estadio, mi satisfacción más plena ya estaba sellada, pero faltaba el camino de un final que todavía guardaba mucho más. El recorrido se posó primero en “Caravan”, otro muy potente tema del disco a salir, y arribamos al regreso a las emociones especiales de los 70. Primero un solo de batería de Peart que fue un festival sonoro en si mismo, cerrando con unos samplers de bronces, seguido del segmento acústico impecable de Lifeson que desembocó en la hiper clásica “Closer to the heart”, y el remate de “2112” con la obertura y el impresionante “Temple of Syrinx” en las que ya mi cuerpo se contorsionó bastante dado que había ganado un poquito de espacio en la tribunita. Sentía que cada nueva entrega se sumaba al enriquecimiento de una plenitud que yo ya había dado por saciada mucho antes y que la hacía más completa. La despedida de la escena fue con el single actual “Far Cry” que sonó con el volumen más elevado. A la breve salida de los 3 caballeros del rock atacaron los bises finales nada menos que con la “Villa Stangiato” que es una especie de muestra extendida de su sonido histórico, y nos mostró un Lifeson poseído, como si pusiera en los solos un plus indeterminado pero evidente. El final llegó como algo natural, una versión de “Working man” que me dejó mudo, recreada con tiempos de reggae al principio para cerrar con una brutal actualidad plena de potencia. Ya todo había concluido pero recién empezaba en la resonancia al rojo vivo de las emociones. De nuevo me invadió la sensación de “insuperable”, colmado total, ni siquiera la añoranza de algún tema que podía haber faltado, ya que el menú contemplaba una síntesis que todo lo cubría.

Una banda que a 36 años de su primer disco no sólo desarrolla estupendas giras sino que aún está activa en lo creativo, a punto de editar un nuevo trabajo, sin cambios de integrantes, ausencias, reemplazos de relleno o puras especulaciones con la gloria del pasado. Si se propusieron como concepto de la gira jugar a la máquina del tiempo, desafiarla, les puedo decir que lo lograron, paseándonos por temas de hace 30, 15 o 2 años que sonaron todos frescos, como parte de una misma dimensión existencial que está viva. A modo de balance podría mencionar un concepto evaluativo de cada músico, pero sería redundar en lo mismo: estuvieron a la altura de lo esperado y más aún, en vivo me resultaron más demoledores, marcando que están en una categoría superlativa de cualquier comparación que se haga en esta tierra. El único punto dudoso podría ser la voz de Geddy Lee que imposibilitada de alcanzar los registros de antaño en algunas partes apela a un falsete estridente modificando un poco las melodías; es una manera de resolverlo, no suena perfecta pero dentro del contexto sale airoso.

Muchos se ha hablado del comportamiento del público, para muchos menos expresivo en lo corporal de lo que se supone lógico. Es cierto que por momentos sentí que faltaba algo más de calor, que muchos ni siquiera saltaban un poco, pero claro, si en vez de medir pogos y saltos midiéramos emociones internas otra hubiera sido la historia, seguramente llegaríamos a niveles alucinantes de “pogo mental-emocional” dado la hiperactividad reconocible en las cabecitas y corazones de estos pacientes jovatitos que vinieron a rendirle homenaje a sus historias de vida.


Outro

Pasadas unas cuantas horas del recital, sentí que estos eventos me ponen a prueba. Es como si actuaran como una especie de test para avanzar en la respuesta de “¿Quién soy?” Para quiénes no me conocen, vivo mi amor por las bandas de rock de una manera que vista desde afuera quizá cuesta encajarla en los estereotipos habituales. No soy el típico fan enloquecido que hace cualquier cosa por verlos, no lloro, no me descontrolo, no colecciono todos sus discos, no compro su mechandising, lo que me calificaría en un supuesto segundo plano. Pero nada de eso significa que la pasión no vaya por dentro, que no me atraviesen profundas sensaciones que significan mucho en mi vida, que son de las que reservo en el rincón preferido de mi tesoro vital.

octubre 14, 2010

El civilizador


El Nobel de literatura se lo han dado a Varguitas nomás. Lo hicieron. Estos desconcertantes cerdos glaciales de la Academia Sueca. El civilizador ha sido premiado. Años y años de lucha por ascender al olimpo de la europeización, por rendir las equivalencias coloniales que lo dignaran ciudadano del mundo en la metrópoli. Se trata de un gran narrador que nunca dejó de civilizar con su entretenida prosa, todo un gran mérito. Le agregó la cualidad de ser sociable, un empático de pundonorosa sonrisa entre apáticos. En su obra cundió empecinado el antagonismo entre cultura popular -baja, indígena, atrasada, irracional- y la cultura culta –europea, luminosa, racional, esperanzadora-. Sus ímpetus juveniles, que lo llevaron a desobedecer algunas leyes de buen comportamiento burgués en materia de devaneos amorosos, lo sindicaron en las huestes de la esperanza civilizatoria socialista. La conversión ulterior al liberalismo fue tan despiadada que lo conduje al ejercicio universal, con saña empedernida, del rol del gran artillero retórico latinoamericano para la causa del neoliberalismo en su cruzada por extirpar de las estructuras sociales la corrupción de ideas mal nacidas. En tales funciones no dudó en ultrajar toda honra de las ideas adversarias y predicó con frenesí que la única forma de expiar el pecado populista era alcanzar la purificación que sólo llega de un modo; abrazando fanáticamente las recetas ortodoxas.

Bajo su sólida pericia de contador de historias, siempre ambientadas bajo una mullida poltrona histórica regionalista, fue capaz de cosechar el mejor extracto de esa frescura tan singular que se obtiene de los exóticos paisajes latinoamericanos, y nunca detuvo un instante su destino de civilizar. Su experiencia tal vez le hizo leer lo peor del mundo según dos dimensiones, ambas contrarias a la libertad: las dictaduras de derecha, condenables por atrasadas, represivas, corruptas, injustas, sangrientas —“Conversación en la Catedral”, “La fiesta del Chivo”— y las intentonas revolucionarias o populistas, condenables por ingenuas, corruptas, casi como si se terminaran revelando iguales a las primeras. Pareciera que se fue convenciendo de la inocencia del poder económico: los flagelos totalitarios eran males de la incivilización, no del sistema económico injusto; los ricos y los pobres podían vivir en libertad, siempre que los primeros fueran evolucionado señores respetables capaces de no tentarse por excesos instintivos, y los segundos unos ubicados sufrientes, persuadidos de las ventajas de una ordenada sumisión. Por ello cuidó muy bien el balance: siempre que los dictadores de derecha aparecieran inviables y bestiales, los pretendientes de la transformación económica radical aparecerían anacrónicos, delirantes, mesiánicos, salvajes, risueños, tullidos o irracionales, en definitiva igualmente execrables. En “La guerra del fin del mundo” las aspiraciones contra-liberales se retratan coloridas para reducirse a regionalismo antropológico, versión exótica y anacrónica de la barbarie. Luego, en la poco atendida “Historia de Mayta”, bajo la forma de una indisimulada mixtura entre investigación biográfica y novela, rinde esos homenajes en clave despectiva y piadosa a las aspiraciones ingenuas del militante de izquierda revolucionaria; y lo hace puto con tal de despertar un poco más de compasión.

Quedará para los expertos la discusión estética, los méritos artísticos, las abalanzas y los pisotones, siempre inimputables dentro de un arte como la literatura que es insólitamente juzgado por un tribunal de pares hambrientos del mismo alimento. De mi parte he pasado buenos momentos leyendo al civilizador, por lo que espero que este premio, en sus horas creativas finales, lo intime a una saciedad reflexiva. Podrá, quién sabe, repasar a quién ha servido; si a bellos ideales o al enfermizo interés de personas concretas, nunca es tarde para civilizarse a uno mismo.

octubre 13, 2010

Recirculación agradecida


Una vez más, gracias a Rebelión.org que difunde material de este blog.

octubre 12, 2010

El test de la crispación


TEST PARA SABER SI USTED ESTA CRISPADO

Responda a la siguiente pregunta:

Alguien que tiene una opinión diferente a la suya, para usted ¿qué es?

1. Un hijo de puta
2. Un ignorante
3. Un traidor
4. Un enemigo
5. Un confundido
6. Un mercenario
7. Un soberbio
8. Un ególatra
9. Un populista de mierda
10. Un facho de mierda
11. Un zurdo de mierda
12. Una persona respetable que tiene una opinión diferente


Respuestas:

Si contestó de 1 a 11 usted está crispado.

Si contestó 12 no está crispado pero...o es un mentiroso o no le corre sangre por las venas o su estructura subjetiva todavía no ha asumido la politización imperante. Igual no se preocupe porque está sano.

octubre 11, 2010

Postulación de un liderazgo crítico


Sus enmadejados textos críticos deben parecer hechos a base de hilos de acero, finos y tersos pero resistentes. Con suma habilidad para cortar conceptualmente lo medular sin dejar cicatrices visibles en la piel satinada de la forma. Todo lo que emane de su firma erguida aducirá una connotación de dictamen pericial, con los atributos soberanos de la expedición de un experto. Inquebrantable, terco y definitivo.

octubre 10, 2010

El gran panqueque argentino



Jorge Lanata. Como darse vuelta sin perder cocción.


Anverso - Diciembre de 2009. Habiéndose declarado a favor de la Ley de Medios, fustiga a TN por victimizarse usando la palabra "desaparición". Se refiera a Clarín como "quienes en algun momento por omisión o por silencio, o como quieran verlo, consintieron las desapariciones..." y que "hizo grandes negocios mientras desaparecían varios miles de personas, entre ellos Papel Prensa, una empresa de papel subsidiada por el estado que les permitió crecer como crecieron".


Reverso - Agosto de 2010. En plena "inclinación por el más débil" intenta asociar la situación del gobierno con el control de los medios del primer peronismo de las decádas del 40 y 50.

octubre 08, 2010

Periodismo pendiente


Leonardo Sai en Nación Apache hincó sus filosos dientes reflexivos sobre el periodismo con un título contundente:Periodismo mercenario

Su lectura me ha disparado algunas anotaciones en torno al tema. A propósito ¿hay algún tema más encendido que el rol de la prensa en esta actualidad?



I. Independencia

La independencia para un periodista dependiente es el equilibrio entre la dignidad y la supervivencia.


II. Periodista independiente

¿Un oxímoron?


III. Falsa inocencia de los medios

El principal argumento a favor de la hipótesis que define el poder central de los medios en la construcción del pensamiento es precisamente que logren que todo el mundo haga circular por doquier la idea contraria. También lo es la enorme variedad de intrincadas operaciones argumentativas que han realizado para arribar y hacer arribar a los demás siempre a la misma conclusión: no hay nada que justifique afectar un ápice sus intereses y sus negocios establecidos. Y afectarlos conduce directamente a la catástrofe: totalitarismo, autoritarismo, tiranía, miseria, exclusión, pobreza, inseguridad son algunos de los “flagelos” que sobrevendrán como castigo divino si se insiste con la maldita intención de “meterse con los medios”. Como un curioso aparato móvil que se propone vueltas y vueltas para arribar siempre al mismo lugar, las teorías que circulan reconocen diferentes orígenes ideológicos más siempre un mismo final: salvar la ropa de los negocios de los medios que son sagrados porque tocarlos activaría el desencadenamiento de todas las plagas de la historia. Este mandamiento final adopta desde el tono de un consejo sincero pasando por la advertencia hasta la amenaza.


IV. ¿Todos somos mercenarios?

En el sistema capitalista todos los que trabajan por dinero para los intereses de otro son mercenarios en alguna forma. Y son mercenarios los empleados que contribuyen a realizar las intenciones y pareceres de su empleador y no los suyos propios, como así también lo son los cuentapropistas que venden aquello que lo los clientes piden y no lo que les gusta. Porque se vende la energía laboral e intelectual a quién paga e impone el objetivo a alcanzar. Y en ello vienen incluidos los objetivos de esa tarea que el empleador determina. El distribuidor de cerveza Quilmes te vende Quilmes y no Brahma aunque la primera le haga doler el hígado si la bebe, como el de la Serenísima vende el yogur Ser y no el Sancor, por más que el de Sancor le parezca más rico.

El periodista entonces, como cualquier otro empleado, es un mercenario. Lo que lo hace diferente es que trabaja con la información combinada con la opinión, elementos que combinados constituyen la célula básica de la construcción de discurso de realidad, importante materia prima con la que se conforma la opinión pública, ese imaginario popular activado que aprueba o desaprueba asuntos muy decisivos para la suerte de todos.


V. Periodismo de autor

En algunos casos algunos periodistas han asumido posturas digamos ideológicas muy marcadas, caracterizadas, y las han podido desarrollar trabajando para medios afines a esa inclinación. Por ejemplo, desde que escucho a Eduardo Aliverti desde principios de los 80 siempre sostuvo un mensaje parecido. Lo mantuvo aún trabajando en medios no explícitamente adherentes a ese ideario y en otros de mayor afinidad. Obviamente que un tipo como Aliverti no sería contratado por La Nación o Clarín, pero en tiempos de paz puede que algún medio comercial al que podríamos definir como defensor de ideas liberales más por inercia que por vocación combativa, podría darse el lujo de contratar un periodista eficaz en su oficio pero de conocida tendencia progresista ya que no afectaría en modo directo sus intereses y además implicaría por razones de segmentación la posibilidad de tener una opción de llegada a un segmento diferenciado de audiencia. Tal sería el caso de alguna emisora radial por ejemplo. Salvo que ese periodista se volviera muy extremo y comenzara a execrar a las empresas anunciantes con consignas anti-capitalistas, esa presencia de cuerpo extraño sería tolerable. Del otro lado también existen periodistas identificados ideológicamente con la tradición conservadora que han construido su reputación en base a una opinión caracterizada.

Para los periodistas que asumieron una postura política como marca, hoy más que nunca el archivo es crucial para su credibilidad. Esto no significa que el devenir de los acontecimientos no admita cambios en sus toma de posiciones y aún hasta en sus convicciones, pero de los argumentos que den para fundamentar sus posturas dependerá si son considerados comerciantes de su propia inclinación ideológica o bien personas pensantes cuya evolución merece crédito.


VI. Periodismo de género

Luego tenemos el caso de una enorme mayoría de periodistas de oficio a los que podríamos definir como “sin identidad de opinión”. Es decir, trabajadores de la información que se limitan a obedecer los mandatos ideológicos globales de su empresa más no asumen el rol de periodistas de opinión, lucen asépticos o limitados a la crónica o el comentario técnico. En épocas tranquilas, donde su poder no está cuestionado, las empresas periodísticas se limitan a vender su producto detrás de la cortina de la objetividad posicionándose por fuera de la realidad de la que forman parte activa, dándose un rol de meros mensajeros neutrales, de espejos básicos. Se autoproclaman mensajeros, se desresponsabilizan como niños del contenido efectivo de sus actos y se dictan sus propias sentencias absolutorias, constituyéndose en insípidos nexos entre los hechos y la pobre gente desinformada que les reclama conocimiento. Pero ellos aportan palabras, datos, guías. Conocen a la perfección el hambre de verdades que padece la gente. Ellos se las ofrecen en bandeja pero no quieren asumirlo, prefieren esconderse detrás de una falsa inocencia, porque precisamente es esa presunción de inocencia su mayor capital de cara a la credibilidad. El público debe presumir inocente y honesto al periodista para creerle, debe comprar la presunción de inocencia objetiva de la información. Los hechos son sagrados, dicen. Pero lo que dicen de los hechos y como los presentan implica una desacralización inmediata que clausura toda beatitud.

Ahora, en cambio, puesta en escena su condición de partícipes necesarios de la realidad en tanto conductores de los grandes espejos, se ven en la necesidad de defenderse a si mismos y los grandes clientes que además les piden que defiendan su producto con mayor agresividad. Por eso es que parece que se vende opinión por todas partes y se transforma en artículo de opinión hasta el reporte meteorológico, buscando el hueco donde poder filtrar el avisito anti-kirchnerista. Cuando un medio está en estado de guerra, los dueños requisan toda información para su uso bélico y el margen de independencia habitual del periodista se reduce. Nada puede ya ser desperdiciado en virtud de neutralidad alguna, y el riesgo de quedar expuesto se considera menor ante lo que se juega en la cruzada.

VII. Indefensión del periodista-intelectual

Desde la izquierda y el progresismo, unos sacerdotes de la denuncia anticapitalista cuando se trata de una industria minera, petrolera o farmacéutica que claman regulaciones estatales humanizadoras, que vociferan ecologismos escandalizados por el descontrolado afán de lucro que pone en peligro el planeta, a la hora de referirse a la industria de los medios –industria cultural- adoptan un ritual genuflexo, hincan el hocico cacareante para llamarse a un tibio mensajito resignado y claudicante. “Pánico porque me dejes sin trabajo”

El periodista intelectual –o el intelectual que trabaja de periodista- es un perro indefenso. Si la suerte lo ungió de suficiente capital económico para un buen pasar que solvente sus costos culturales, adolece de suma dependencia para construir capital simbólico. Para colmo está comprometida una de sus fuentes de supervivencia que es la industria cultural, la que lo coopta y suele adormecerlo. Si el enfrentamiento paradigmático de la gestión K hubiera sido contra un monopolio petrolero, azucarero o informático seguramente los intelectuales hubieran estado más cómodos, con menos condicionamientos para posicionarse en opinión. Pero tuvo que ser contra un monopolio mediático, pilar de la industria cultural y ya todo se desdibujó ya que es la esfera de la que el intelectual depende en mayor medida para su subsistencia. Como tirarse contra la mano que te da de comer, material y simbólicamente, contra la mano que te ofrece alimentos para tu estómago, ingresos para tu cuenta bancaria y capital para tu cuenta simbólica. Hoy se los ve impelidos a una opción dura. Si le dan la espalda a los intereses mediáticos que en plena crisis de guerra demandan apoyos explícitos a sus soldados, quedan pocas opciones en las que recostarse: el aparato estatal que maneja el kirchnerismo con Canal 7 y Radio Nacional, la solitaria Página 12, la productora de Gvirtz o las publicaciones del grupo Spolsky. Y cualquiera con un poco de mirada extendida puede dudar de la suerte de varios de estos medios si cambia el signo del gobierno; futuro incierto de poderes y estructuras sujetas a la provisionalidad de los vaivenes electorales de la política.

Muchos pueden volver al refugio menos glamouroso –y menos suculento- de la docencia o los claustros académicos, o bien imaginar vivir de la edición de libros, pero los principales sellos de la industria editorial son también dependientes en su mayoría de grupos económicos afines ideológicamente a los medios –en algún caso con participación accionaria- o dependen indirectamente de ellos para la buena venta de sus productos a través de la publicidad directa o el circuito de reseñas de los suplementos culturales.

octubre 06, 2010

Ironías ideológicas



La mejor ley ambiental es la que no existe. !Liberación de las emisiones de CO2 ya!


La mejor ley para el trabajo es la que no existe. !Jornada de trabajo de 18 horas ya!


La mejor ley para la industria minera es la que no existe. !Depredación libre a cielo abierto ya!


Relevo


Tópico

Desoyó críticas y se apropió del primer aforismo que fue capaz de inventar:

Por tus contradicciones serás reconocido, por tus debilidades aceptado, por tus fortalezas repudiado y por tu sabiduría discutido.


Relevo

Permaneció subido a una ilusión que estaba sustentada por el afecto, a pesar de sus disensos y de que cierta filosofía imperante realmente no comulgaba con su forma de pensar y sentir. Un grupo de coleccionistas burgueses sin más inquietud en la vida que excitarse comprando desvelados tras la acumulación de informaciones y detalles en torno a un fanatismo ciego. Absortos en sus cápsulas de placer adolescente y montados a un engreimiento de grandeza como custodios de valores sagrados. Embelesado scon sentirse parte de una trascendencia, cultivando lógicas masónicas, soberbios y cerrados a toda crítica o comunicación exterior, sometiéndose y sometiendo a todos a una endogamia pueril.


Transición

Anotó un trivial recetario de obviedades:

Pedirle un autógrafo carnal a la utopía. Velar las noches de semana, repechar los senderos obtusos que se oponen a las fronteras, hacer fuego en unas mejillas ardientes, inflar un globo aerostático con respiraciones artificiales, instilar besos en lagrimales, dar a unas manos rango de embajadoras de la ternura, reflejar pequeñas soledades la luz de la luna desierta, recomenzar el aprendizaje de todos los sabores. Reciclar todos los sentidos.


octubre 05, 2010

Dos dolores en el desierto de lo inexplicable


A la memoria de Leonardo Díaz (1958-2010)


El dolor de perder un amigo entrañable no es cuestión de andar clasificándolo. Duele como duele, produce las reacciones que produce; sea el estallido de un puñal ardiente o la sutil penetración de un cuchillo fino. Repudio las distinciones entre amigo cercano y amigo lejano, meras consecuencias de derroteros mundanos. Mejor aclarar que simplemente amigo, inmensamente amigo y nada más.

Me llevo además el dolor de pensar que tal vez te fuiste de este paso por el mundo sin saber lo mucho que te quería por el simple hecho que no fui capaz de demostrártelo. O tal vez lo hayas sabido, y no hayas dudado de mi aprecio, pero entonces te habrás preguntado por qué no estaba. No tengo respuesta. O puede que la tenga, pero nada más inútil que una respuesta tardía. Alguna fobia habrá podido más. Un reprochable instinto de no que se que preservación tal vez, que me suena inexplicable. ¿Implacable cobardía? ¿Escape, huida, negación?

Si en algún lugar me escuchás, te dejaré por las dudas el eco de un abrazo infinito que quisiera ser el más claro mensaje jamás escrito. Quién sabe si escucharás, tal vez mi oportunidad esté irremediablemente perdida, pero en una de esas llega. La despedida igual será un hasta siempre. Hasta la próxima charla, hasta el próximo encuentro, hasta el próximo vino, por qué no.

octubre 03, 2010

Artsénico



Derrumbar la esperanza no es tarea de titanes sino de simples mensajeros inspirados. En la La tapa de los sesos basta con un poco de arte y arsénico.

Disonancias espacio temporales


Rusia, 2006: La periodista rusa Anna Politkóvskaya es asesinada en su casa de Moscú cuando investigaba las atrocidades cometidas en Chechenia.

Argentina, 2010: El periodista Alfredo Leuco declara públicamente su temor de ser asesinado en base a la ironía de fin de semana de un joven bloguero enamorado y el Congreso argentino pide informes.

Batirse


"Batirse es mucho más hermoso que vencer"
Oriana Fallaci (1929-2006)