"Si algo sé, es que el uno por ciento ama una crisis. Cuando la gente entra en pánico y está desesperada, y parece que nadie sabe qué hacer, es el momento ideal para lograr que se apruebe su lista de deseos de políticas pro empresariales: privatizar la educación y la seguridad social, recortar los servicios públicos, deshacerse de las últimas restricciones al poder empresarial..."
El orden neoliberal parecía haber encontrado la receta de la vida eterna con su curioso mecanismo, en el cual las crisis son más una oportunidad de negocios para ratificar su perpetuidad que una invitación a la autocrítica. Con la panacea del ajuste, típico del orden económico propuesto, producen profundas crisis que entonces deben mandar a curar de urgencia con una única medicina que consideran eficaz: mayores dosis del originario ajuste. Naomí Klein apoya a los ocupantes de Wall Street y siempre pone las cosas en claro.
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