"En el monstruo argumental y estilístico de Contraluz (una literatura de izquierda y de derecha trabajando al unísono como el cerebro aún no invadido por el pánico cirrus de un piloto), por ahora aprecio la ductibilidad y la libertad de un tipo que edita lo que quiere, con sus aciertos, sus complejidades y sus riesgos. Un escritor extremo bancado por un editor extremo. Eso es lo más envidiable de Pynchon (al menos para mí): el uso y abuso de los seis grados de libertad que habita como Skip, la centella parlante..."
Miguel Soler se mete con Pynchon y descubre que como escritor es un gran ingeniero aeronáutico.
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