El dogma azaroso de la crueldad futbolera fabrica ídolos con simples arcillas humanoides. Entonces, la simpatía se vuelve inmortalidad mediática que aniquila la imposibilidad y corrompe las leyes de la derrota. La permanencia, rostro plebeyo del milagro
2 comentarios:
Nunca me gustó ni entendí el fútbol. Hoy, leyendo esto, vi una luz...las leyes de la derrota, siguen siendo leyes no? y hecha la ley, hecha la trampa.
un abrazo!
Acabas de ser enlazado en mi blog!
Bienvenida Rous a este espacio...Por cierto el fútbol es un mundo que puede cautivarte aunque no sepas del juego porque es casi una suprarealidad...
Por cierto tu espacio también ha sido agregado a mi lista de enlaces
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