En los comments de mi reciente post sobre el periodismo y la literatura Inx envió un interesante texto de Pavese. Cito dos párrafos esenciales:
“En cambio, en la crítica, que desde distintas partes viene dirigida a los escritores, está implícita la superficial presunción que contando de ciudades destruídas, de heroísmos de guerra, de hambre y de prisiones, de lo que, en fin, se le llama actualidad palpitante, nuestra literatura resultaría más rica, más verdadera, o como se dice, más “humana”. Entendámonos bien. No se niega a nadie el derecho de escogerse los argumentos que cree, no se pretende que sea un mérito asistir neutrales e impasibles a la tragedia cotidiana de una guerra civil -por cierto nadie lo logra, y los neutrales, los llamados bienpensantes, también ellos combaten- simplemente, se quiere aclarar que la profunda humanidad, la vena auténtica, la franqueza del arte, tienen raíces no en la cantidad o enormidad de los hechos sufridos, sino solamente en la mente y en el corazón, en la claridad de la mirada, en el monótono y martillante recuerdo"
"Es ilusorio buscar en el apoyo directo de los hechos, en la escuela de la dura experiencia, en la aventura vivida, aquella seriedad y aquella precisión de fantasía que nacen solamente -cuando nacen- de la lenta costumbre y maduración de la vida interior. Que sea deber de cada quien enriquecer de todo modo -no por último, aceptando y respetando los límites propios- esta vida interior, es cosa obvia. Que cada uno de nosotros -también el escritor- está enraizado en una situación dada, en una clase, en un histórico conflicto inevitable, es verdad. Sin embargo, es también verdad que cuando se toma en la mano la pluma para narrar en serio, todo ya ha sucedido, se cierran los ojos y se escucha una voz que está fuera del tiempo"
De acuerdo. El escritor puede relacionarse con los hechos en un reflejo indirecto, mediato, lateral; que puede ser posterior o anterior quizá como prospectiva, ya que los hechos en él influyen como el macerado de tendencias, estructuras, procesos, señales decantadas. Pero creer que será un eficaz colector inmediato de los hechos es un error, solo puede aportar pequeñas mejoras formales en el producto del texto, pero para la esencia de la crónica caliente, para la perecedera misión de tener que hacer algo con los hechos ya mismo, nada mejor que el periodista. La escritura es maduración y es juego, cosas que el periodismo no se puede permitir.
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