Mi reciente post sobre Feimann cerraba con una frase que suscitó varios comentarios: “Hay bloggers que escriben bien, y lo peor es que si les pagaran escribirían mejor”.
Por el tenor de las respuestas veo que ronda todo un tabú con el tema del dinero y la escritura. En primer lugar me parece que sobrevuela un preconcepto un tanto paranoide en relación a recibir dinero por o para hacer algo relacionado con una actividad como la literatura, como si ello necesariamente implicara traicionar la libre opinión o elección estética. Yo usé la frase “si les pagaran”, y creo que muchos la interpretaron como si quisiera decir “si se vendieran” en el sentido peyorativo de venderse. Nada que ver. Lo que quise decir es que muchos escritores aficionados escriben sin contar con financiación para ello, lo que resiente en alguna medida, y más de lo que los mismos interesados serían capaces de reconocer, la calidad de sus resultados. La escritura, aunque no lo parezca, también tiene su costo de producción; consumar un proyecto personal cualquiera –una novela o ensayo por ejemplo, o el mismo blog- implica una inversión básica de recursos, materiales bibliográficos y obviamente de tiempo, todas variables económicamente significativas. Los que no escriben profesionalmente para alguna empresa que les retribuya por ese trabajo o no cuentan con otros medios de financiar esa escritura como recursos propios, subsidios o becas que le permitan evitar preocupaciones y ocupaciones laborales abrumadoras, están en evidente desventaja. Ni más ni menos.
2 comentarios:
todo lo cual no quita que hay algunos que se venden y que cuanto mejor les pagan mejor escriben.
hay quien hace una profesión de la escritura mercenaria, como los que escriben la letra para las propagandas, o los libretos de cine, propagandas, programas de televisión, etc. Y, no por cobrar o venderse, hay algo necesariamente malo en ello (y no olvidemos a los que escriben discursos para los políticos. fijense que CFK raramente dice algo inteligente pero por el solo hecho de no decir que leyo a Sócrates algunos la ven como una oradora o hasta se dice que diserta).
en definitiva existe en todo caso el prejuicio inverso: como están los que no cobran, aunque lo quisieran, al no cobrar hay que aceptarles cualquier cosa y tenerles mas paciencia que a aquellos que cobran.
Para mí que Feinmann está, más rápido que ligero, mudándose a la República de GAGAlandia. No lo digo en plan insulto. Pero es que no recuerdo que antes viviera hablando tantas pelotudeces. Tal vez vivía más encerradito. O lo puedo haber beneficiado con un poco de olvido. Esa entrevista que le hizo hace un par de semanas el caporale de Perfil... Pobre Jota Pé, parece de agua.
Publicar un comentario