reportaje de Tomás Eloy Martínez a Luis Harss. Como explica el autor de la nota, Harss fue en la década del ‘60 algo así como el crítico literario clave para el establecimiento internacional del concepto de “boom latinoamericano” pero desde 1967 muy poco se supo de él. A mí particularmente me agradan las notas que significan rupturas de ostracismos y redescubrimientos de personajes extrañamente desaparecidos de la referencia pública, hasta alguna vez imaginé escribir una sección, poco original por cierto, que se llamaría “ ¿ Qué es de la vida de…? ” para investigar adonde habrían ido a parar tantos nombres de la cultura que en algún momento de la historia suscitaron una atención central. Pero la principal reflexión que me provocó la lectura de la entrevista de Eloy Martínez es una módica melange psicologista acerca de la gran paradoja que ronda el alma de los escritores en relación a la crítica, cuando pasan de un estado de fruición energética al cumplir el rol de jueces supremos juzgando trabajos de otros, a otro estado de quebrado abatimiento de vasallos cuando quedan a expensas de las influyentes opiniones negativas que caen sobre sus obras, vividas como un designio tan poderoso e irrebatible que es capaz de provocar en la vida del autor consecuencias nefastas como depresión, derrotismo creativo y aislamiento. Harss emerge como un perfecto paradigma en el que se refleja esa contradicción de un juego de roles de perverso mensaje histórico: primero erigiéndose como supremo juez canónico de la literatura latinoamericana -muy a pesar de que ésa no haya sido su intención- con su obra “Los nuestros”, convirtiéndose en los hechos en un verdadero propulsor de nuevos estrellatos aunque inevitablemente también en el victimario de tantos escritores “excluidos”, y finalmente, apareciendo como una víctima casi fatal de la negativa receptividad crítica de su novela “La otra Sara o la huida de Egipto”
El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...
enero 27, 2008
Matar y dejarse matar
reportaje de Tomás Eloy Martínez a Luis Harss. Como explica el autor de la nota, Harss fue en la década del ‘60 algo así como el crítico literario clave para el establecimiento internacional del concepto de “boom latinoamericano” pero desde 1967 muy poco se supo de él. A mí particularmente me agradan las notas que significan rupturas de ostracismos y redescubrimientos de personajes extrañamente desaparecidos de la referencia pública, hasta alguna vez imaginé escribir una sección, poco original por cierto, que se llamaría “ ¿ Qué es de la vida de…? ” para investigar adonde habrían ido a parar tantos nombres de la cultura que en algún momento de la historia suscitaron una atención central. Pero la principal reflexión que me provocó la lectura de la entrevista de Eloy Martínez es una módica melange psicologista acerca de la gran paradoja que ronda el alma de los escritores en relación a la crítica, cuando pasan de un estado de fruición energética al cumplir el rol de jueces supremos juzgando trabajos de otros, a otro estado de quebrado abatimiento de vasallos cuando quedan a expensas de las influyentes opiniones negativas que caen sobre sus obras, vividas como un designio tan poderoso e irrebatible que es capaz de provocar en la vida del autor consecuencias nefastas como depresión, derrotismo creativo y aislamiento. Harss emerge como un perfecto paradigma en el que se refleja esa contradicción de un juego de roles de perverso mensaje histórico: primero erigiéndose como supremo juez canónico de la literatura latinoamericana -muy a pesar de que ésa no haya sido su intención- con su obra “Los nuestros”, convirtiéndose en los hechos en un verdadero propulsor de nuevos estrellatos aunque inevitablemente también en el victimario de tantos escritores “excluidos”, y finalmente, apareciendo como una víctima casi fatal de la negativa receptividad crítica de su novela “La otra Sara o la huida de Egipto”
enero 26, 2008
Placer y mutilación
Ruud Skorpe escribía:
“La rosa tiene la espina para protegerse de la mano que la quiere arrancar. A sabiendas de su débil belleza expuesta a la voracidad de los depredadores se ha armado un dispositivo de disuasión, capaz de introducir una contradictoria agresión a quienes vienen por ella.
enero 24, 2008
Arborescencia.
La seborrea que saqué de mi cabeza en todos años de mi vida la acumulé en tachos, la guardé refrigerada y mucho dinero me costó mantenerla. Pero accidentalmente he descubierto algo impresionante; se me ocurrió pasármela de nuevo sobre mi calvicie como quién riega la laderas de un valle fértil, y fui bendecido por el crecimiento de especies vegetales. Un nimio pero eréctil florecimiento arbóreo, parénquimas al verde fosforescente, monocotiledóneas entre los charcos grasientos de los restos capilares inhumados. ¿Avergonzarme? Salgo victorioso a lucir un verdor inexplicable.
¿Que hay de causas para un efecto casi de guión literario? Anticipo mi dictamen: la imperiosidad de los daños fijos de volver como comedia, el sentido irónico de su majestad el creador de esta farsa opiácea del universo, la inagotabilidad de los pozos sordos, todos los alabeos de la culpa hecha parábola-consuelo.
Por el imperdonable chancro infanticida, por entregar medalla a los actos de arrojo, por beneficiar con el agradecimiento a los suicidas que dan espectáculo, por premiar a las fieras indefendibles, por todo ello se ha resuelto devolver los ahorros que fueran confiados en virtud de la reputación de este tránsito orgánico.
Jamás soñé con torturar un vientre embarazado, débil de mi, pero muy orgulloso de mi preservada inocencia.
enero 20, 2008
El teatro de los sueños
Los neoyorquinos Dream Theater estarán tocando nuevamente en Argentina en marzo próximo. Este es un tema de su álbum de 1992 "Images And Words": Another day
enero 15, 2008
Peor es nada
Vía El Fantasma di con un texto de Susana Viau que está colgado en una especie de versión web anticipada del nuevo diario Crítica que aparecerá en marzo dirigido por Jorge Lanata y Martín Caparrós.
Me resulta algo así como una granada en los testículos leer que una metodología negra y clandestina basada en la tortura y desaparicion forzada de personas sea preferible para alguien a cualquier tipo de juicio público, aún aquel que se desarrolle bajo una ley marcial o con el peor de los métodos de juzgamiento militar. Cualquier acto que adquiera las mínimas formalidades de un juicio, por más aberrante que sea su orientación, si cumple los mínimos requisitos de ser público y otorgar un elemental derecho a defensa, implica la posibilidad de algún tipo de reacción de la sociedad y del mundo, aún bajo una dictadura. En cambio la oscura clandestinidad del terrorismo de estado apaga todas las voces posibles al compás de la respiración entrecortada del pavor y los gritos desgarrados de la tortura. Como declaraba el monstruoso ex general Díaz Bessone en un documental de la televisión francesa, los genocidas del proceso optaron por la estrategia de masacrar a escondidas entre otras cosas para liberarse fácilmente de las reacciones internacionales, entre ellas la condena del Papa que era la que más temían.
enero 14, 2008
enero 12, 2008
La razón hecha alarma
Bueno sería adoptar un desobediente y silencioso No rotundo a la judicialización de las reflexiones críticas.