Las duchas me atraen. Poseen una magia híbrida, un caudal condensado de relaciones simbólicas que inquietan. Lluvia de artificio, burda emulación doméstica de la naturaleza, grotesca imitación intramuros de uno de los regalos más suntuosos del cielo. ¿Nunca temiste que una ducha cualquiera lave la última suciedad que te mantiene vivo? ¿O que te ahogue en un diluvio infinito? Hacerse llover encima cada mañana, como regarse en ficción de aventura, en clave de tormenta vivificadora.
3 comentarios:
Hola Punk, gracias por leer, iremos por tu blog!!
Saludos
La lluvia me gusta como tormenta vivificadora, aún que cuando nena y alzaba la cara directo a la regadera
temía que el agua pudiera ahogarme.
Hoy ya no me ahoga, pero si ella disimula a veces mi llanto, o disfraza mi canto cuando estamos solas.
Feliz 2012, con lluvias de novedades c:
Feliz 2012 Shere...!!!!!!!!
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