El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

marzo 23, 2011

La puntualidad de los suicidas


Colgantes, enarbolados, durmiendo monas en hamacas pastoriles, los anchos estrategas de la impertinencia acarician el próximo éxito. Mientras tanto, al otro lado del tajo fatal cunde la ensoñación febril que precede a la puntualidad suicida. Los héroes cínicos ya no conmueven porque en la trivial desventura colectiva de hacer deslizar el dolor que ocupa a las masas, ninguna gloriosa excepción de coraje alcanza siquiera a ser interesante.

La prudencia vulgar, con sus vacilantes prejuicios, gana el único premio firme disponible en una red de imbéciles inconsciencias en combate que se desintegra tras el menor intento de retención.

El talento productivo es, en el mejor de los casos, un golpe de fortuna despreciable.

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