El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

enero 27, 2011

Una reseña de ficción


Esta reseña no me pertenece. Solo cumplo el papel de transcriptor para hacerle un favorcito a un amigo que no tiene blog y necesitaba un lugar donde subirla. No quiero tener problemas con nadie, menos con escritores respetables. Como también quiero proteger a mi amigo, lo presentaré bajo el seudónimo de Peter Punk:

(advertencia anti-spoiler: el siguiente texto contiene detalles de trama)

"Después de leer “Cuentas pendientes” de Martín Kohan algo me quedó claro: la novela debería llevar el siguiente subtítulo: “Como sugerir en 15 capítulos una novelita más o menos decente y desmentirlo con una resolución escapista”. Nada mejor que ir a los hechos: a Kohan no se le ocurre ninguna idea para cerrar su novela y entonces decide no disimularlo, la cierra de la forma más pedorra que uno pueda imaginar. Primero se introduce subrepticiamente en la trama, gesto que al principio se presume será el recurso portador del giro que retuerza el trapo de piso de la previsibilidad literaria para permitir recoger gotas de embriagante jugo debajo. Pero nada de eso ocurre porque de pronto se acelera el exterminio de toda esperanza dramática con unos débiles capítulos finales que mandan la expectativa menos optimista al tacho de basura. El personaje que construyó bastante hábilmente hasta allí -un viejito clase mediero típico de la urbe porteña, tiernamente fracasadito y atado a sus sagrados y serviles valores- se vuelve una especie de infradotado populachero a lo Minguito Tinguitella en un diálogo con el culto escritor que se extiende sin que nadie nos pueda explicar por qué, o tal vez sí, para llenar las páginas luego de haber extraviado el rumbo. Tan bien que pintaba, si hasta había incluido la obligatoria referencia a los 70 -imprescindible para que un libro sea considerado libro hoy en Argentina- con la adopción de una hija de desaparecidos sugerida a los cuatro vientos. Pero la liquidación final por cierre de temporada del texto es fatalmente breve, con una increíble avidez por quitarse de encima el compromiso y se reduce a una página, casi como esas novelas televisivas que se deben terminar rápido porque las levantan: una referencia a la sospecha de un supuesto romance de su mujer que se hunde en la trivialidad, con perlitas del absurdo como sugerir un publicista porteño que se apellide ¡Antúnez! y una frase final de la claridad que entra por la ventana, casi un monumento al lugar común. Martín, el título te vino bien para aventar reclamos, pero yo la pagué de contado, quedaría pendiente que me devuelvas la plata.

Peter Punk
"


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