Política y literatura creo que nunca llegarán a ser hembras de un mismo gaucho. Sólo la gentil torpeza del escritor necesitado puede llevarlas bajo un mismo foco. Ambas se juegan con el balón de la mentira, pero mientras que en la ficción los goles se convierten siempre en el arco iris de enfrente, en la política nos la pasamos contando las pepas que anidan en nuestroa valla desguarnecida para conducirnos al enésimo descenso.
No se sabe si de chico lo sometierom a experimentos pavlovianos, pero a Julio Cobos le sucede algo que nos recuerda a Tyrone Slothrop, aquel personaje de Thomas Pynchon: tiene una erección cada vez que Elisa Carrió lanza sobre la tierra un soliloquio opositor apocalíptico.
No se sabe si de chico lo sometierom a experimentos pavlovianos, pero a Julio Cobos le sucede algo que nos recuerda a Tyrone Slothrop, aquel personaje de Thomas Pynchon: tiene una erección cada vez que Elisa Carrió lanza sobre la tierra un soliloquio opositor apocalíptico.
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