Una breve parrafada probablemente anacrónica cuyo rescate se debe a la labor encomiable de los restauradores.
"Urge fluir desde las trincheras algodonadas donde resistimos adormeciendo la esperanza. Basta de ver pasar los pies de los que arrasan nuestro teatro de emancipación. Podemos derramarnos inclementes sobre la realidad para tomarla por sorpresa, tan ajena que viaja a nuestro plan, extraviada en su omnipotente exhibición. Apuesto a que el Viejo Observador decapitado notará la diferencia"
"Urge fluir desde las trincheras algodonadas donde resistimos adormeciendo la esperanza. Basta de ver pasar los pies de los que arrasan nuestro teatro de emancipación. Podemos derramarnos inclementes sobre la realidad para tomarla por sorpresa, tan ajena que viaja a nuestro plan, extraviada en su omnipotente exhibición. Apuesto a que el Viejo Observador decapitado notará la diferencia"
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