Muchas voces destacan lo berreta de esta campaña electoral. El oficialismo es parte del juego; el populismo es la fase pútrida del capitalismo. Pero el neoliberalismo es también un populismo; artero, mentiroso y manipulador: lo que sobresale es el parloteo kitsch de esta derecha latinoamericana aterrorizada por una crisis internacional que abre grietas en el hasta ahora monolítico discurso del Pensamiento Unico. Esta derecha sobreactúa los gestos y recicla los gastados íconos del pasado, temerosa que las verdades que el mundo desarrollado comprueba -caída a pedazos de referentes de verdad financieros hasta ahora hegemónicos- lleguen a instalarse en estos lares y justifiquen cambios peligrosos en materia de autorizar intervenciones redistributivas del estado y otras "lacras" por el estilo. Tratan que las olas del mundo no envalentonen al enemigo.
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