-En tiempos de crisis las personas suelen exhibir la cruda entraña con la que están hechas. La crisis por el enfrentamiento gobierno-campo, cuando se avecina el final del interregno de protagonismo legislativo -a donde fue a parar el problema mientras ambos bandos se daban un respiro- ha sido un colosal detonante de reacomodamientos y sinceramientos. Casi como una poderosa motosierra cósmica que arrasó las máscaras y mostró todos los rostros puros, sin maquillajes. Un vórtice devastador de follajes y tierras que dejó bien expuesto en que parte están enterradas las raíces de cada quién.
-Los del MST siempre fueron unos descerebrados de la izquierda, simplemente ahora han decidido hacerse descerebrados de la derecha. Un caso curioso es el de los intelectuales de Carta Abierta. Sus textos han sido cuanto menos interesantes y trataron de explicar las cosas desde una jerga sociológica, con “nuevas derechas” –por qué será que siempre salen nuevas derechas y nunca nuevas izquierdas?- y batallas culturales, obviamente perdidas. Pero el apoyo crítico para merecer ambos términos, el sustantivo apoyo y el adjetivo crítico, debe tener en ambos un peso equivalente, sino el adjetivo luce como un liviano pretexto de compromiso para evitar la cortesanía oficialista lisa y llana. De todos modos, en un mundo donde priman las impurezas siempre se corren riesgos de refrendar podredumbres cuando llega la hora de dar soporte vital al grueso espinazo ideológico.
-Todo un tema es la referencia al intelectual. Más allá de que siempre es ignorada su opinión, en épocas medianamente armónicas su aporte hasta puede ser leído con cierta decorosa piedad, pero en épocas de apetitos inflamados un intelectual luce como una escoria insoportablemente despreciable, y su abrazo se vuelve un abrazo de oso.
-Kirchner tejió su poder sobre la lógica del pensamiento único y la peronización clientelística; el “con nosotros o contra nosotros” aplicado a todos, sin distinción entre verdaderos adversarios ideológicos o pensamientos afines. Sectores a los que ninguneó como el progresismo no-peronista, la CTA y los intelectuales independientes le demostraron que fueron de los pocos en solidarizarse con él en la hora de su desgracia. Los velorios políticos suelen ser eficaz prueba para saber quiénes son los verdaderos amigos; los que aparecen en las malas. Pero es tanta la miseria peronoide de su soberbia autista que se nota que le cuesta horrores abrir el juego, aceptar con un gesto abierto las pocas manos sinceras que se ofrecen a ayudarlo desde el apoyo crítico. No entendió todavía que los que se suman por la plata son los primeros en huir cuando la plata promete estar en otro lado.
-Leer los comentarios en las webs de los medios sigue siendo una obra maestra del terror. En Perfil al pie de una nota sobre Verbitsky meten miedo: un jubileo del fascismo desaparecedor más nefasto que amenaza con un regreso por la revancha. Lo de este diario es notable; siempre fue un medio neoliberal que jugaba a hacerse el progre en temas frívolos, pero no deja de sorprenderme la brutalidad de su mutación al más tilingo y fanático derechismo visceral. Creo que han digerido mal el odio al kirchnerismo optando por un alineamiento obsceno. Mientras tanto, en la tan denostada “cueva oficialista” de Página 12 sobreviven algunos razonamientos muy legibles en gente como Fernando Kracoviak, Mempo Giardinelli o el propio Eduardo Aliverti que se muestra alrededor de este tema más lúcido que su promedio histórico. Lanata, como buen comerciante que cuida la clientela, sigue tratando de posicionarse en un punto de neutral moralismo pero no consigue encontrar un atajo discursivo coherente para ello; consecuencia: una vez más dice boludeces.
-La lógica en marcha mayoritariamente instalada indica que a este gobierno ya se lo cargaron. Los discursos en la manifestación del “campo” dejaron bien en claro lo esencial (justo lo que la mayoría de los medios no reproducen): no se acatará la decisión del Senado si ratifica lo votado en Diputados y lo que se busca es un cambio de modelo. Nos han sometido a una farsa, aceptaron ir al Congreso arguyendo una aceptación de ese ámbito de discusión con la ruin trampa de solo acatarlo si la votación los favorece. Curiosa forma de democracia, si proyectamos esto a una elección presidencial la lógica indicaría que si gana el candidato que nos gusta respetamos la democracia y lo reconocemos, pero si gana otro no. La suerte está echada desde que los sectores que encabezaron la protesta fueron tomando nota del efecto legitimador con el que han bañado su poder. Como dijo De Angelis, justo ahora que tienen todo servido van a ir para atrás, no, ahora van para adelante dispuestos a cargarse todo lo que se interponga en su camino.
-Los instrumentos fieles para medir la representatividad popular están colapsados. Los indicadores parecen deformar todo el tiempo, como las agujas de los instrumentos de un avión que se vuelven locas y giran de golpe; nada de lo que digan es confiable. ¿Es fiable la encuesta de Clarín 75-25 de hoy a favor del campo? ¿Es la mayoría de la clase media la que está representada en las movilizaciones o hay otra mayoría que no participa porque no se siente representada en sus intereses por el campo pero no tiene la más mínima gana de ir a apoyar a este gobierno que fue en los últimos tiempos una máquina de ganarse antipatías? ¿Son los comentarios de Perfil o La Nación espejos de una mayoría social articulada o el espejismo de todos los gorilas juntos y excitados? Se decía que los comunistas siempre parecían más porque si eran 20.000 iban los 20.000 a las manifestaciones. En estos momentos no se me ocurre otro mecanismo que un plebiscito, un acto de sufragio universal que pueda cuantificar seriamente las representatividades en juego y evite su manipulación odiosa, que nos diga donde realmente estamos parados.
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