-De familias castradoras
Pesa sobre el filósofo una absurda obligación de coherencia que emana del mandato histórico de su disciplina; la filosofía es como la gran Familia Real del Saber que impera en base al influjo de su tradición, y el filósofo sólo un hijo más cuyo deber primero es honrarla.
La literatura bien puede ser un atajo que tome el hijo para desligarse de la abrumadora responsabilidad de una herencia demasiado ligada al respeto de sus héroes del rigor, la coherencia y la verdad. Puede que en el intento de asumir una dimensión más experimental y autorizarse a abandonar sus lazos de sangre con tanta sabiduría heredada acuda a la salvación liberadora de la ficción. Lo que no sabe es que pronto perecerá víctima del peso de la responsabilidad de ser heredero de otra familia tan conservadora y mucho más cínica en su poder de castración.
La libertad es la ficción más verosímil de la literatura.
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