Para muchos detentadores de alguna posición de poder, la libertad generalizada es buena sólo mientras nadie se la tome en serio y la ejerza. En tanto no quiera hacer efectivo en los hechos los que en su presuntuosa retórica los instrumentos constitucionales republicanos le otorgan. Cuando finalmente esto último sucede comienza las estrategias nerviosas de manipulación, los intentos -entre groseros y delirantes- de volver las cosas a su lugar que no es otro que el de la bruta oscuridad del silencio. Algo de eso sucede tal vez en la cabeza de algún legislador italiano respecto de los BLOGS.
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