El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

enero 30, 2007

Un litro de aceite hirviendo sobre la silueta de mi otro yo


De la ignorancia cuando se disimula, de la injusticia del mal humor, de la inmortalidad en la mañana, del respeto como señuelo de la injuria, del antiguo alcohol como fertilizante, de los pliegues azarosos de las sábanas, del frío después de una herida, del espesor insuficiente de los festejos, del elogio como tableta evaporadora, de la fórmula mágica para hacer crecer el pelo, del oportuno desencanto del décimo sueño, de las maniobralidad de los autos chicos, del efecto avestruz en los espectros solares, de la tristeza en los días curvos, de la noble profesión de huérfano, de la batalla entre la inmenisad y el detalle, del cielo azul después de cenar, de los despistes sin víctimas fatales, de las olas a partir de los suspiros sobre la humedad, del amor con garantía ilimitada.


De todo eso se trata la llamada que descubriste.

enero 27, 2007

La red a rayas



Una red es aquello que sin destruirnos nos atrapa, que frena nuestra caída pero nos priva de nuestra libertad.


Al libro se lo cría como tesoro; es la palabra bajo control, vencida, entregada, convertida en esclava de nuestros deseos. La palabra en pantalla, en cambio, luce como farsa bien presentada; su verosimilitud está siempre en litigio. Se trata de una compleja trama de procesos foráneos que nos sonríen bien iluminados y casi con sorna nos dicen “se mira pero no se toca”. Una pantalla es ajenidad, podemos tocar su cristal líquido pero luce repelente, extraño, huidizo, apenas se repone a cada segundo de transitoriedad y puede no volver a encenderse jamás. El libro es una posesión segura; la puedo esconder, la puedo proteger de la humedad y de los ladrones y llevármelo a los ojos. La pantalla es apenas una oferta, un servicio de demostración adquirido por un tiempo inseguro, un permiso provisorio de observación.


La literatura es aquella madre que se saca la palabra de los ojos para dársela a sus hijos.



enero 22, 2007

Una vez más y como siempre



El silencio se carga a la palabra y no paga por ello, más bien recibe felicitaciones.


La escritura es un semáforo. El rojo es un segundo más de espera por convicción y por seguridad que tiene al miedo como fundamento universal. El verde es una aceleración invitada, pura confianza hacia el otro lado del renglón asumiendo un cumplimiento civil del código de seguridad, la esperanza de la ausencia de colisión por la presunción de acatamiento.

Admiro a los detentadores de la densidad, esos parásitos de la espesura que son temidos en razón de que circula por sus arterias y venas una especie de plasma machucado. Porque cuando se une el ejercicio de la profesión de la liviandad intelectual con el calor de enero en la piel, la amenaza amerita una evacuación preventiva de toda manifestación de vida asentada en los dominios de la conciencia-talud. Los densos debieran colgarse en la solapa una de esas tarjetas de acreditación que diga con letras bien claras “Sujeto que transporta sustancias peligrosas”. Y hay que aconsejarles que se embardunen con aceite tibio para evitar pegarse ante cada roce urbano.

La receta es una vez más y como siempre como sobrevivir a los congéneres, a su presencia amenazante, a su voracidad excluidora. El primer nombre de pila de todo ser humano es Ninguno. El Ninguno habita en el hervor purulento de los enconos, en la miserosa aguardiente de las traiciones y los desamores. El hombre nace manso, crece indeciso y contradictorio pero se vuelve definitivamente querellante cuando adquiere esa vital experiencia de asestar y absorber violencias. Y lubrican sus telarañas con engrudo, nos invitan a jugar pero ponen en la mesa naipes de mármol. La directriz la ejercen los que son capaces de amonestar a sus propias miserias jugadores de pelota ovalada entre rebotes mágicos. Se cuelgan de cualquier evanescencia social que permita disipar los deberes aplicables, la contracción de deudas en tiempo real, la decadencia está más vigente que nunca pero nada se compara todavía con el fuego de un goce tribal, de una ceremonia de resistencia. Eso que somos cada uno, el yo, lo que empuja detrás de las cámaras de nuestros ojos, lo que nos pone mirando a la realidad desde el lado de atrás.

Tengo un espía en la realidad publicada, él redacta informes y va recogiendo conceptos con una espumadera. Va anotando todo aquello que pueda desbordar de cualquier medio donde los mensajes se dejen leer, oler, oír o degustar. El affaire Tarcus-González encaminándose a su tratamiento en las Naciones Unidas. En el caso de González, tanta vacuidad ingrávida en el discurso pone los pelos de punta. ¿Se puede ser tan adicto a la vaguedad conceptual como para inmolarse intelectualmente de sobredosis? Hasta ahora él y los que defienden su “lado” han sido incapaces de fabricar una sola idea que al menos si no puede ser sólida que sea bebible, y lo único que han hecho es defenderse a los tiros con una escopeta con el caño tapado. Aclara el que esto flexiona que le importa un carajo si uno es peronista y el otro es trotskista, o si uno se la come y el otro se la da; cuando todo se expone en público para que lo veamos lo que importa más que cualquier otra cosa es la calidad del espectáculo.


Se trata de símbolos políticos, artificios de la señalética social. Ya nada puede ser real como el pan y el vino. Había una vez un tiempo en el que un albergue transitorio era un lugar donde se podía ir a hacer el sexo y no un centro social para el ejercicio de la libertad sexual. Hay una ficción de la izquierda para la cual cualquier cosa que cumpla su fin es de derecha. La escuela debe ser una guardería, una biblioteca un centro cultural, y un hospital un centro social de irradiación del destino fatal. Cuando la derecha dice que salvar vidas sin que ninguna empresa facture dividendos no tiene sentido alguno, aparte de no atraer inversiones; esa izquierda opina que salvar a un niño con meningitis es un acto de opresión individualista burguesa, se opone a la autodeterminación del meningococo en la sangre de los que menos tienen, de esos transculturados. Si señores, alfabetizar es cometer un acto fascista de penetración cultural y violación etnológica. ¿Que derechos tienen los alfabetos a imponer su cultura letrada a los analfabetos?


Las papeleras y Gualeguaychú desmoralizan porque se licuan en un circo cortador de rutas. Para las almas culturales porteñas obviamente algo que pasa más allá de La Plata al sur o Pilar al norte es de una ajenidad insolente, no se acepta ninguna incomodidad que en cambio si se tolera cuando cortan el Puente Pueyrredón por un reclamo del premio por presentismo atrasado de cuatro empleados públicos de Villa Insuperable. Se hacen películas, se procesan fallos de cortes internacionales, pero los uruguayos decidieron unilateralmente meter una planta industrial ambientalmente agresiva en un río que comparten. Es inútil, me sale el hargentino de adentro.


Podemos probar a beber el champán como los perros beben el agua, en horizontal y a lengüetazos. Todas son admisiones de sentido, descuidos de la sustitución. La mejor forma de agasajar el imperioso recurso del grito de ruptura y protesta es estornudar siempre dentro del plato, hablar sin mirar a los ojos del interlocutor que no es capaz de validarse a si mismo mediante una contribución creativa al entorno. Por eso nada de fijar miradas gratuitamente, la palabra en off, oblicua, prestando atención a cualquier pared o árbol. Si Llach y Cucurto es la pareja literaria del año, si a Grimi lo vendieron al Milán, todo texto puede y debe terminar con un proverbio cochino como éste:



“Si se juntan demasiadas moscas en la puerta de tu casa asegúrate bien porque es probable que lo que saques todos los días sea un pedazo de mierda”




Música
Banco del Mutuo Soccorso R.I.P

enero 20, 2007

Los Primido

(Cartoon in progress)

Una familia extraña la componían los hermanos R.E. Primido, O. Primido y D. Primido. Ellos esencialmente encarnaban una insana asociación explícita operando a favor del lado oscuro de la tragedia humana. Unidos aunque desolados, fueron varias veces ganadores de premios en todo tipo de festivales simbólicos.

R.E. Primido, andaba siempre como metiendo para adentro las señales de la miseria circundante de su generosidad. Lo único que le faltó en la vida fue hacerse un nudo en la tráquea para no toser en público.

O. Primido, era una consagrada víctima vocacional de la presión ideológica sobre el grano de sus placeres y funciones sociales. Tenía una inigualable capacidad para absorber toda indiferencia del entorno como una acción de política exterior concentrada en su cuerpo. Se asfixiaba entre la tersura de unas sábanas explotadoras y se ahogaba en un vaso de aire sin ventilación.

Para D. Primido, la tristeza era el almuerzo cotidiano y la pena la merienda frugal. Su chatura lúdica lo hacía adicto a las nebulizaciones con gusto a eucaliptus. Heredero natural de todas las fortunas dilapidadas; consumidor de terapias estabilizadoras, poder arribar a la ruptura excitante de un suicidio era su mayor vocación aspirada, y era lo único que le envidiaba a los desafortunados de un nivel superior a él.

Nunca se llevaron bien con sus primos; el infatigable E.X. Primido que muy joven se murió de una enfermedad que le consumía el jugo gástrico; y el cabeza de grafito de S.U. Primido que tuvo que irse del país porque directamente un día todos los que lo conocían decidieron ignorarlo.




Música: Nana Mouskouri : Balada de Sacco y Vanzetti

enero 17, 2007

Driver


Locación
Cama interior
Tiempo
Pretérito imperfecto
del indefendible
Personaje
Yo
Tomas sin númerar
Doy la tradicional
vuelta por el cielo
en la bola acuosa de la tierra
Se hace balón
doy botes saltarines
entre los lagrimales del horizonte
chapoteo
y las ceras de las estatuas
fingen un homenaje
brilloso al héroe
que se derrite
irremediable…

De un brinco
diseño tu vestido
una red de papel picado
y sedas
para acariciar carnes rojas
Te veo moler tus uñas
en la licuadora
Espesar tu saliva
secándola al sol
Avivar la llama
con insecticida
te gusta beberte el gas
y echarle esencia de vainilla
a las hornallas
Desayuno tu nombre
con leche de cabra exclusiva
y unas dentelladas
de fría polenta
es mi postre digestivo…

Con templados
Con templo
como se derrama
el macizo puesto de cabeza
La marcha de un jinete montando
sobre una alfombra de piel
Es preciso ser inquieto
al trasatardecer
Si me canso de mirar soy ciego
Si me canso de oir soy sordo
Si me canso de vivir soy vivo
Hallo la manera de acabar
una porción más
de la tarta muda
que me nutre…

Las ocho
y yo todavía sin asumir
la responsabilidades de mi imaginación
Las máquinas que representan
al destino final
no tienen puesto
el uniforme de combate
El amor se ha domesticado
entre los zorrinos subtitulados
de mis sueños-basura…
Vacunando al diptongo
contra cualquier infección

la diferencia entre
lengua y lamida se elimina
y el intelecto padece
su ingobernabilidad física
Menos nacer de más
está todo permitido…

Estoy tan orgulloso
de mis rayos de integridad
que puedo consagrarme a la
profesión de recomendar itinerarios
de aprendizaje
Cero, uno, cero, uno
De nuevo abriles y noviembres
No es el cromo del final
sino el asalto silvestre
del comienzo
Reinstalar todo
Reiniciar
Transportarse
al presente pluscuánperfecto
del tiempo perdido...

Ya es el mañana invasor
Y sin embargo tus labios
no debieran postergarse…





Música: Van der Graaf Generator Killer

enero 16, 2007

El pan de uno


En materia de escribir y ensayar pensamientos siempre me gustaron las pequeñas inversiones de riesgo. En cambio, los negocios seguros de la escritura de notas de divulgación del pensamiento de otros con profusión de citas nunca fueron de mi agrado. Antes que precisar las obvias influencias, prefiero dejarlas que floten en pos de enfatizar alguna mirada personal que pueda surgir.

enero 09, 2007

Una biblioteca polémica

"El debate suscitado en torno a Horacio Tarcus y Horacio González (ex subdirector y director de la Biblioteca Nacional respectivamente) no es una polémica más a las que habitualmente asistimos en las catacumbas de los poderes del estado, donde se dirimen escandalosos duelos de intereses políticos y económicos, y se encarnizan brutales refriegas de apetitos personales..."



El texto completo en Nación Apache

enero 08, 2007

Escalera retórica



Genio.
Es Brillante.
Sin duda excelente.
Realmente es muy bueno.
En definitiva tiene un buen nivel.
En términos relativos es muy competente.
Se podría decir en general que hace bien las cosas.
Sin ser muy exigente, yo diría de todas maneras que se defiende.
En honor a una verdad que sea dicha con todas las palabras, no sirve para nada.





Música: Anathema A natural disaster


enero 07, 2007

El entretenimiento de los cobardes


Abusando de la fertilidad de Bardamu me prendo a su reflexión que inicia con una cita de Louis-Ferdinand Céline.

Esa es la idea dominante en el Reino De Los Hechos: el pensamiento es el entretenimiento preferido de los cobardes puesto que la acción es el de los valientes. Pensar siempre fue tomado como una excusa de los pusilánimes para no enfrentar la responsabilidad de la acción. Filosofar es dudar para no decidir y practicar el pensamiento acerca de cualquier materia ya pone en duda cualquier valentía; escribir por razones estéticas es directamente una mariconada. Pero el sentido común aconseja que nunca se debe subestimar a los que tienen miedo, porque son poseedores de un tesoro de inesperada e inoportuna productividad.



Música: Rammstein "Mutter"

enero 05, 2007

El horror tecnológico


Se han reportado dificultades para leer este blog usando algunas versiones del Mozilla Firefox ( por ejemplo la 2.0.0.1. ) ya que el color de fondo aparece blanco. Con la inapreciable ayuda de mis amigos mejores dotados de conocimientos técnicos estoy tratando de hallar la solución.

enero 03, 2007

El menor de los análisis VI

Del par triunfo-derrota



-La derrota o el triunfo jamás podrán dar pruebas fehacientes de su justicia o injusticia; sus fines no se basan en una cuestión de derecho ni de equidad, sino en su poder de instituir definiciones que permitan asignar algunas certezas operativamente irrefutables. Por ello, todos los adjetivos puestos sobre estos antónimos que liquidan toda ulterior operación de sentido, son decorativos, carecen por completo de sustancia. Lo importante de las derrotas y los triunfos es su poder de clausura a partir de su mera enunciación; ser inmunes a todo juicio de invalidación posible.


-La creciente relativización de los conceptos en la vida posmoderna, plagada de discursos contradictorios y abierta a toda clase de validaciones y contra-validaciones, tiene como atributo esencial de su supervivencia semiótica la preservación de algunos principios incontrastables; y es sobre el monolitismo de esos principios donde se asienta para poder sostenerse en semejante terreno impredecible. En ese caos de burbujeantes intercambios de discursos, el triunfo y la derrota, sobrevivientes positivistas y absolutas, gracias a su enorme popularidad y simplicidad, permanecen como dadores de código absoluto, y cada vez necesarios para el ordenamiento semántico de la una realidad que necesita como un mínimo oxígeno vital establecer jerarquías y obtener un mínimo de acatamientos valorativos. ¿Que sería de la vida occidental si se careciera por completo de categorías capaces de proporcionar resultados mayoritariamente irrefutables sobre los cuales edificar un status básico de referencia para consumar la práctica de la vida?


-Todo aquello que emane de la díada derrota-victoria constituye ya una consecuencia externa ineluctable, una manifestación de sus consecuencias irremediables. Tampoco encontraremos pertinente prestar demasiada atención sobre calificativos de forma; si fueron amplias, ajustadas, merecidas, afortunadas, brillantes o discretas.



-Es interesante palpar las sensaciones humanas que se crean alrededor de estos dos de los últimos monstruos categoriales absolutos que le quedan a la civilización occidental. El triunfo aparece siempre amigable, cariñoso y afectuoso; la derrota, en cambio luce siempre cruel, insolidaria y antipática. Por ello, cuando nos toca comunicarle a alguien un triunfo solemos ser efusivos, calurosos, radiantes, y casi como en un acto de amor, nos hermanamos con el ganador. La comunicación de una derrota, en cambio, huele a consuelo en retirada; una voz tratando de no herir que empalidece desde la lejanía, desde una fría compasión de quién trata de despegarse del derrotado en suave pero firme huida.



Música: Natalie Merchant "Ophelia"