El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

junio 29, 2006

Un año de Hargentina

Hoy este espacio cumple un año de vida. Mi expectativa aquel primer día era muy abierta: dejarlo y dejarme obrar, posiblemente tartamudear y toser, trabajarlo o descuidarlo, crecer o decrecer. Apostaba por igual a que iba a parecerse mucho a lo que una vez había imaginado y que se convertiría en algo imprevisto.

Lo central del blog es el andar; la única segura sensación es que una puesta en marcha ha sido consumada. Una entidad más puebla nuestros dominios simbólicos y se cocina en su propio fragor. No interesa tanto definir el qué, ni el hasta donde, sino que basta con constatar su latido inclasificable.

Hargentina todavía no aprendió a caminar solo, pero es capaz de hacer unos pasitos siempre que lo lleven de la mano. Por eso, nunca olvidará a todos los que lo criaron.

junio 26, 2006

Seducción de la inmortalidad

"... Lo que viene ante Alemania es el mejor escenario para que el fútbol alcance su tensión infinita de rito, que cuaje su máxima emoción desesperada. El fútbol es la seducción salvaje de una guerra simbólica, una ficción de trascendencia consumada en la expresión más popularmente sublime, donde la mortalidad y la inmortalidad son súbitas e ingobernables tentaciones que quedan tan cerca y tan lejos de un milagro. Una configuración teatral, que habilita todo peligro de aniquilación estética; la inminencia del accidente injusto y convulsivo, la justicia divina de una euforia o una decepción inexplicables..."


En Crónicas Germanas continúo compartiendo la fiebre del mundial 2006, que ya amenaza con ponerme en la antesala de uno de esos espectáculos inverosímiles de validez cósmica, cuando todo el infierno o todo el paraíso se ponen en disputa.

junio 24, 2006

La revolución de los blogs

José Luis Orihuela ha editado en España un libro titulado "La revolución de los blogs". Hargentina le agradece haber sido mencionada en uno de sus listados, y se muestra más que interesada en el prometedor contenido del libro según se desprende del índice temático. Puede sonar un tanto exagerado oir hablar ya de "revolución" en torno a un fenómeno tan reciente e indefinido como los blogs, pero creo que los cambios que han abierto en las formas históricamente muy estabilizadas de producción y publicación de escritura, son lo suficientemente significativos como para permitirnos una visita seria a los argumentos del libro. Espero poder conseguirlo.

junio 22, 2006

Just another brick in the blogwall

No es el blog de Carlitos Tévez.

Tampoco se trata de un blog que el diario La Nación edita para reflejar la realidad del barrio “Ejército de Los Andes“ del partido de Tres Febrero en el Gran Buenos Aires, más conocido como “Fuerte Apache”.

Nación Apache se define como blog colectivo, pero lejos de ser un vehículo al que todas las paradas le vienen bien, veo que presenta de frente y a la luz del día sus alcances y unas oportunas reglas de netiquette. La novedad es que por primera vez leo que un blog colectivo tiene en cuenta desde el vamos la figura de los posibles “comentadores” que pudieran aparecer. Integrado por Edgardo Balduccio, Guillermo Piro, Omar Genovese, Paula Pampín, Fogwill, Daniel Guebel y Damián Tabarosky entre otros, propone una interesante miscelánea que incluye desde artículos escritos especialmente hasta material publicado en otros medios como prólogos de libros y textos diversos. ! Mucha suerte !

junio 19, 2006

Cierracadabras

Como no entenderlo.

No es una apertura de las cerraduras del cielo, es un fiasco. Viene precedido de una fama inmerecida. Eso como esa solemne y herrumbrosa soledad cuya máxima ambición transformadora puede ser salir y saludar al portero o al vecino, tan pobre e inútil que no soporta siquiera imaginar alguna fantasía macabra, meterse en su casa y asesinarlo, excitarse, atarlo a la cama y romperle la cabeza. Saber la imposibilidad del contacto, lo aplastante de una interacción quimérica. Escarcha, frío, lejanía, incomprensión, ganas de agarrar al que pasa por la calle y apretarle el cuello mientras le gritás que te mire, que repare en vos, que se interese por conocer tu imperdible historia.

Una cosa es la soledad y otra el anonimato. No estaba triste ni sólo, más bien alegre y acompañado, con toda la contención. No se trata de contención sino de reflejo. No se trata de alegría sino de celebración. Son esos días que puteás a tu madre por haberte hecho tan correcto, tan falto de ese combustible vítreo capaz de sostener alguna perversión, por evitar el miedo que te aniquila las peores intenciones. Darías la vida por unos kilos de presión que te haga verosímil alguna configuración del reviente. Ser capaz de salir a acumular víctimas, de conseguir con paciencia una cabeza para pisar. Configuraciones, modelos, ejemplos, de eso se debe tratar, se debe nacer con uno, ya está todo escrito en un libro que no tiene hojas, ya viene sin final la mierda, viene sin final feliz, viene con las hojas en blanco, las fotos veladas, los fotogramas oscuros, el sonido fallado. Todo es un aborto, un eclipse, una falla, una normalidad insana, apestosa, pero tu salud moral te asquea, te convence de la miseria de tu suerte.


Lo secuestró, nervioso, cagado de miedo, y a pesar de todo logró cumplir todos los pasos y meterlo en ese sótano. La planificación, como lo imaginaba, fue un placer exquisito, un regocijo insuperable de meses, eso le quedó siempre claro, je, fuera del acto todo es emborracharse de invulnerabilidad, je, comprar los elementos necesarios, conseguir el lugar. Pero entrar al acto, hacer, concretar, romper, meterse, eso amenazaba con ser el máximo dolor, la mayor tortura. Pero fue sorprendente hasta para él mismo la eficiencia que tuvo en la ejecución. Lo ayudó quizá una inesperada convicción de no tener nada que perder, una indolencia ante el riesgo físico de la cual que jamás presintió ser capaz.

Al secuestrado lo seleccionó con cuidado, buscó un tipo culto, mayor, periodista famoso, y encima con fama de buen tipo. No valdría la pena hacerlo frente a un hijo de puta, no se trata de venganza ni de justicia, se trata de acción, de percusión, de editar ciento veinte mil ejemplares de tu día, de obtener los cuarenta puntos de rating con tu aliento de la mañana. Comprarse todos los primeros planos, acaparar la configuración del interés, que sea tu cara la que asfixia las miradas, que el recuerdo de tu primer día de clase pase a ser de interés público. Había guardado una frase que recordaba del taller, no de un taller literario sino de uno mecánico cuyo dueño tenía una hija poeta. “Un rostro puede ser tan poderoso que es capaz de cortar los espejos con su reflejo”. Le quedó, le quedó esa frase, y un poco eso, quería que a ese tipo se le rajaran las córneas de tanto mirarlo a él, porque tendría la obligación de mirarlo aparte de oírlo. Que le quedaran las retinas fatigadas de ver siempre lo mismo, hasta que sus neuronas grabaran ese rostro a fuego en su memoria, que al verlo por la calle lo reconocería siempre, que bastase con que le pusieran un lápiz y un papel en la mano para que dibujase un identikit perfecto. Con gran honestidad y sentido de la solidaridad le informó la verdad, la que tal vez aliviaría un poco la angustia del secuestrado.

-Si por casualidad usted se llegara a escapar, yo no lo voy a matar porque no se que haría con su cadáver, no soy un enfermo previsible de esos que son capaces de descuartizar un cuerpo y sacarlo de a pedazos en bolsas de residuos. Por eso tomé muchas medidas de seguridad, digamos que lo até con elementos imposibles de evadir, y este lugar es realmente a prueba de ruidos y no hay forma de ser oído. Ahora si usted se escapa el que pierde soy yo… Y no me importa lo que diga, no busque complacerme, mi objetivo en esto no depende de lo que usted me diga, yo busco alguien como usted tenga que escucharme nada más que a mi durante 48 horas, hasta agotarlo, hasta que escuchar hablar de mi le parezca una tortura. Y sin embargo no es una venganza, esa es la forma de demostrarle nada más que soy novedoso…

El pobre periodista sólo balbuceaba apretado por las excesivas mordazas de tela.

-Me voy a desnudar…-prosiguió el secuestrador-

Se lo dijo mirándolo a los ojos. Y no se quitó ninguna prenda, sólo se puso a contar su historia, o cualquier historia, desde el más lejano de los comienzos y con una parsimonia narrativa exasperante, reparando en todos los detalles que su memoria podía alcanzar así en ese estado de violenta estimulación. Habló en sesiones de dos horas, descansaba un rato y volvía otra vez, así durante cuatro días. Hasta que hubo un momento como que sintió que el experimento se había agotado. Subió hacia la casa, abrió una lata de palmitos, otro gusto que inexplicablemente nunca se daba. Se los devoró en instantes, mezclándolos con cerveza y se sentó a resolver nada menos que el desenlace. Porque toda fiesta se aniquila en su final, toda sustitución de responsabilidad se agota y llega el momento de la decisión, de la llama que no ya no puede ser apagada, del golpe que no puede ser esquivado, de la atrocidad de la amputación y no del paliativo de la sutura.


Le preparaba las mejores comidas que podía: pollo, pizzas, empanadas, milanesas. Un mediodía después de compartir el almuerzo, mientras le apuntaba con la pistola por seguridad, lo dejó un rato más sin la mordaza para oírlo decir algo.

-Te voy a contar como pienso resolver esto…

Quería seguir pero no pudo evitar la catarata de palabras del secuestrado que sentía que podía ser su única oportunidad de ser oído y convencer a ese enfermo hijo de mil putas de dejarlo vivir.

-Mirá, si yo sé que vos no sos un delincuente, si vos me liberás te juro que yo no hago ninguna denuncia...aunque mi familia ya haya hablado con la policía te juro que confieso que no hubo ningún delito, que todo fue una confusión…si ni siquiera tienen que saber que estuve secuestrado, puedo decir que estuve perdido, con un ataque de amnesia...que se yo… total vos no llamaste a nadie de mi familia ¿no es cierto? …nadie sabe que pasó…aparte, si vos querés hacemos una nota en la revista, en la televisión, decimos que todo fue fraguado, no se, lo que vos quieras….

La voz le salía trabada, los labios y la boca hinchada de tanto morder las mordazas. Ni él mismo se creía que lo que decía podía convencerlo, y las palabras le salían apresuradas, redondeadas, casi deformes, pero era notable como sumaba uno a otros todos los argumentos posibles para que evitar que lo matara en los pocos segundos que lo dejaría hablar, y lo peor en esas circunstancias es que cada cosa que se dice es un error.

-Si, eso ya está pensado –interrumpió el secuestrador-, te dije que no soy un asesino, si hasta preparé un documento, un papel para que firmes que me libere de toda responsabilidad penal, pero después me di cuenta que no es tan fácil…

Ahí al periodista se le atravesó una aguja de tejer en la garganta.

-Si vos me traicionás –prosiguió- podés alegar que lo firmaste bajo amenaza, y cualquier juez te haría caso…

- No, no, no te voy a traicionar, vos te podés asegurar de todo antes, no……uuuuhhggg…ahhhh

Le apretó de nuevo las mordazas, esta vez un poco más violentamente, y se fue arriba, a la casa, y decidió que no volvería al sótano hasta la noche. Se oían los gritos retenidos, tal vez había sido un error haberle darle la chance de hablar, ahora el tipo sentiría que podría convencerlo y se desesperaría por gritar. Quería tomar la decisión sólo, sin dejarse influir. Y en el ahogo del paso del tiempo se empezó a ver nítido el empuje irreversible de que la mejor solución era un tiro; agarrar la pistola, bajar y como tantas veces había visto resolver, meterse en el más profundo silencio, apuntar y quemar. Lo peor de todo es el dilema moral, se rebelaba a creer esa mierda, esa mentira indesmentible, que todo momento crucial en la vida es una elección moral, que uno se pone a prueba de cuanto es capaz de pervertirse o de someterse al miedo, siempre se actúa por algún miedo, por algún puto terror, no puede ser, pero es, es así, una guerra de miedos, alguno vence o todo revienta, y si todo revienta es que algún miedo venció…Si, ya está. No se puede más. Pero tenía que estar preparado para el grito de no. Eso lo podía arruinar todo. Por más trapos en la boca que le pusiera, seguro que se iban a filtrar los alaridos en la desesperación final del periodista. Ignorarlo, hacer como que no existía, ningún sonido existiría, nada, ninguno, es de golpe.


El estampido de la bala ni siquiera atravesó el sótano tan inteligentemente preparado. Dos días después, la policía encontró la casa. El periodista aún con vida, casi desfallecido de la sed y todo lleno de escoriaciones en las piernas producto del intento de liberarse de las cadenas. El cuerpo del secuestrador caído, la sangre ya seca junto a algunos sesos que volaron para aterrizar cerquita. En definitiva, un caso más, por más extraño que haya sido, y que prueba que el suicidio no es acto de cobardía, tal vez sea sólo un exceso de ansiedad de quién no sabe esperar.

junio 15, 2006

Apenas veinte años de inmortalidad

Jorge Luis Borges ( 24-8-1899 / 14-6-1986 )



La vida es nada más que una conjura; en todas partes y para siempre.

junio 11, 2006

Parte de Guerrín

“Por cuanto el dicente, que se ha hecho presente en esta sede y es recibido por la autoridad a cargo, reconoce haber participado de esa reunión, y que para deslindar sus responsabilidades semánticas y para todo otro uso que pudiera corresponder, realiza la siguiente exposición civil...”

“El declarante manifiesta haber llegado temprano, más precisamente a las veinte horas exactas, luego de haber merodeado la zona en busca de gastar el tiempo sobrado como esos aviones que dan vueltas para quemar el combustible y poder aterrizar livianitos. Que durante ese lapso recorrió librerías y como es habitual en él, no compró nada pero anotó títulos de libros que le impactaron. Que como prueba de esto muestra la anotación del título “Imaginemos que no existe la mujer” de Joan Copjec, libro que confiesa jamás habrá de leer porque a pesar de que esa misma idea ya se la leyó a Lacan hace algunos años, prefiere ni siquiera imaginárselo. Que luego de algunos minutos, ya dentro de las límites de establecimiento, divisó un flaco con cara de ingeniero, y que comprobó fehacientemente que era Racak sin ningún lugar a dudas, acompañado por una morocha que lo hizo vacilar porque basado en información que obraba en su poder la hacía de cara más larga, pero que el resto estaba en su imaginado lugar y entonces confió en que se trataba de Vero…”

“…Que se sentó a una mesa con Vero y Carlos e inició de buena fe una conversación amistosa, y que les juró que había visto a Silvia Sue en la puerta, de minifaldas, cosa que no fue creída por los presentes según lo manifestaron de modo indubitable. Que vuelve a afirmar que fue la pura verdad y que estaba seguro de haberla visto y hablado con ella, y que le manifestó que no podía asistir a la reunión pero que los esperaría ya de madrugada en cualquiera de los lugares convenidos. Que de inmediato se incorporó a la mesa Luis Bardamu, oriundo del Dock, alias Luis Bernard o Enzo Xanadú. Que interrogaron al mozo de bar Don Lorenzo Giantomassi, sesenta y dos años, casado, acerca de si existía una reserva de una señora llamada Aydesa. Que el gastronómico negó toda relación y por eso decidieron por consenso hurgar por el segundo piso donde no sin antes dudar hallaron en el fondo solitario a la mencionada Aydesa acompañada por una joven que se identificó como la diosa Minerva, que a decir del declarante parecían dos velitas fluorescentes lejanas y encendidas… “

“Que una vez allí se agregaron el fantasma Omar, Inés del bosque, la sonrisa Anárquica y un nuevo bloger llamado Marcos cuyo blog no recuerda al día de hoy. Que se contó con la visita de una gentil lectora invitada. Que todas las ausencias fueron lamentadas y que el dicente pedía a gritos la llegada del mozo con la cerveza y la pizza sintiéndose un poco extraño ya que a sus compañeros sólo parecía importarles la meta literatura…”

“Que es de su conocimiento que el fenómeno recibe varios nombres: bola de ruido, murmullo ambiente, resonancia coclear magnética, etcétera. Que se trataba de un estruendo permanente de fondo emitido por los ciento cincuenta comensales presentes, y que por ello, los diálogos, triálogos y cuadrílogos no se las pudieron arreglar para existir porque se empastaba la afinación y todo se reducía a lectura de labios aderezada con algunos pocos fonemas decodificables. Que en el medio de ese magma se vieron favorecidas las exageraciones, las simplificaciones brutales, las consignas tajantes y la desarticulación de contextos y niveles de discursos. Que hubo un momento donde todos se vieron obligados a reducir la literaturosa sinfonía a una lista de exhumaciones e inhumaciones entre la muzzarella: ¡Odio! ¡Amor! ¡Condena! ¡Salvación! ¡Borges! ¡Piglia¡ ¡Sábato! ¡Aira! ¡Sebreli! ¡Soriano! ¡Fontanarrosa! ¡Grass! ¡Cioran! ¡Ferrer! ¡Bonavena! ¡Veira! ¡Schmidt! ¡Weber! ¡Muhainovich! ¡Lo odio! ¡Lo amo! ¡Genio! ¡Torpe! Que sobre los apellidos apenas audibles se dejaba oír al menos la sentencia final…Que los nombres de los blogers mencionados se los reserva en defensa propia y acogiéndose totalmente a la quinta enmienda”

“Que de todos modos la plenitud sabrosa del evento nunca fue mancillada, y que el grupo todo con excepción de dos desertores involuntarios se dirigió al café de la paz en busca de una mejor afinación para sus instrumentos. Que el dicente manifiesta que siendo apenas más allá de la medianoche se retiró saludando a todos y cada uno para perderse en una ruta de regreso quiénsabeadonde, totalmente satisfecho por lo vivido y lo morido, lamentando además que quizá lo mejor, como siempre, estuviera por ocurrir”

La carcajada tribal

La práctica del encuentro sin por qué es una costumbre gregaria cuyo origen se remonta en pelo sobre la más endovenosa historia de la animalidad humana. Compartido por pueblos tan disímiles como los fariseos y los chohuitas, al hecho de reunirse por motivos apócrifos no hay con que quitarle el noble poder de excitación. En esos términos fue que una tribu bloguera, todavía sin denominación, hubo consumado una versión más de esta expresión tan libérrima del gorgeo afectivo-social.


No voy a poder partir de una definición necesaria. Le das respiración ficcional y se amanceban como cochinos. Se trasnochan, peinan los valles de la ubre sagaz, donde la cafeína y el hollín se besan hermanas en una derrota merecida, y ya podrían militar juntas en la lucha contra la desertificación de los adoquines porteños. Y se dan cita, como terneros, directo a emborracharse en cada teta sin acento. Son innominados, desnombrados e innombrables, no tienen edad ni ortografía, trabajan en el quinto forro de las caderas de la realidad. Pretender apropiarse de conclusiones para llevárselas al domicilio es un error de forma, se trata del papel picado que queda esparcido en el piso cuando donde hubo fruición llega el silencio. Y aunque cada papelito contenga letras son imposibles de leer. Los uruguayos escuchan operas, los chilenos son gerentes, la Gaby encontró pareja en Miami, y los fachos son casi siempre inteligentes.

Todas las sombras se cansan algún día, por eso lo más sano es prevenir y desde ahora empezar a voltear a los que se roban la luz. Ser por unos minutos la pala que junta la riqueza de los vientres vaciados para que las encías del mundo se vistan de fiesta. No se si la verdad es una ofrenda inmediata o cuesta trabajo. El testigo clave -siempre hay uno- informará que en el frío azulado de la madrugada hubo uno que se quebró y entregó el apellido.

Que manera tan perpetua de perder la virginidad.

junio 06, 2006

El hedor del encuentro

Un grupo de blogueros argentinos autoconvocados se atreve a violar los códigos de honor de la era internética y osa organizar una reunión a cara descubierta. Todo aquel que no haya recibido algún mensaje explícito de exclusión puede considerarse convocado si es que comparte nuestro deseo de comer, beber y hablar sin pixeles de por medio, pero pizza mediante. La gráfica oficial del evento creada por Aydesa la pueden ver aquí.

Recuerden que como decía aquella vieja canción de Opus “Live is life”, en vivo es la vida


Convocan: Apirronarse/Añadiduras /El infierno de nuestro descontento/Doke Libertario/ Hargentina /Plaza Constitución

junio 02, 2006

Contagios

( Parte I de "La espora" )


Somos los santos y demonios de este enjambre sígnico donde los fantasmas del reloj ponen el puto y aparte después de cada oración. Es contagiosa la fiebre del oro y los tigres, de la lengua ingrávida y los guanacos de la trastienda. Se pierde el terror a que un lector te haga juicio por mala praxis, nos hacemos la espora desbocada que procrea sin necesidad de matrimoniarse, el cuchillo alucinógeno que cose como aguja la puntada del mensaje en la carne textil.

En la anárquica noche de la escritura, los blogs son los conejillos de indias de nuestras inseguridades, la respuesta que mitiga el infierno de nuestro descontento y traviste en orgullo nuestra mala reputación. Ofrecemos en publicación cada día los metabolitos literarios de nuestra orina matinal. Y dejamos que las palabras que ensucian nuestros dedos en el desayuno se pegoteen en la pantalla, incapaces de hacerlas desaparecer, como si hubiéramos perdido la goma de borrar y el limpia vidrios.

Nos convertimos en el ventrílocuo textual de nuestra propia voz, concientes estamos que se trata de una manguera con añadiduras, pero que nos permite al menos regar el jardín de la expresión propia y mantener laminado el verdor de nuestras superficies de placer. Todo es al fin desmentir la inexistencia con ferocidad. Los que hacen apología de la nada hacen que la nada se desmienta en sangres recicladas, en vapores súbitos, ni más ni menos que un flujo gracioso de dividendos inexplicables. La capacidad de burla y simulacro es la conquista de lo imposible, un rodeo de la manzana a la negación. Hay un nivel de apoderamiento trasvasado en ejemplos absurdos; como saber si una rana muere de un infarto de miocardio, si las cucarachas padecen de diabetes o cual es el nivel de colesterol de los gorriones. No hay algo más estúpido que la modestia solitaria y obediente, subleva el espíritu de cuerpo de cualquier reencarnación.

Y no es que me torture en mi propia tormenta de obstáculos a la melodía, ni que me provoque dolor de cabeza tanto escombro expresivo entre la sencillez; hay en lo profundo un goce de un juego apasionado, tiernamente glorioso en su privacidad: sacarse muestras del propio lenguaje y ponerlas a centrifugar en el giro automático de la realidad.

¡Ay, déjeme!, la culpa es mía por internarme sin desmayos en el bosque de los signos.

( Recidiva )
Por los signos de los signos, amensé.