El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

marzo 30, 2006

Cumplesiglos

La rebelión folklórica de un signo
el espanto urticante
de una ráfaga de estragos
la esperanza es un servicio público
por eso se renueva en flemas deslizantes
y ante cada sarcasmo de quién no
nos recuerda nada bueno
cerramos a tragos la compuerta
colgamos ese alcohólico cartel que anuncia
la clausura de nuestro curriculum...

Un muñeco sin gracia
amigo por interés
de los pobres pasajeros del éxito
que se duermen leyendo a Borges
Eros y Nerón jugando al golf
con una pelotita desnuda
son tantas las adversas contundencias
que es imposible eructarlas
sin que me envenenen…

Demasiado invierte en nosotros
la eternidad
a pesar que no somos
ni siquiera un buen negocio
porque sacamos abonos
para el palco preferencial
y desde esa holgada posición
le pedimos un autógrafo a la injusticia…

Nos aseamos bien y salimos
a serruchar los excesos de sal
de los olores
a desobedecer sin ninguna razón
todos los desvíos
a vivir en pareja con
las necesidades insatisfechas...

Y nos dejamos visitar
por un huracán frívolo
¿serán los dragones lanzaperfumes
que están soplando las velitas…?

La comunión infinitesimal
de una secuencia con su amo
el verbo en infinitivo es pura soledad
como una loca propaganda filosófica
el ayer se avergüenza de
su desactualizada indumentaria
el mañana se cansa de suplicar
una enésima postergación
somos paz tragando los brotes
amargos del refugio seguro
nos encontramos con todos
está el amor tratando de yacer
están los vivos coleando…

Porque los muertos
sobremurieron
y están
festejando
su cumplesiglos…

marzo 27, 2006

Una fascinación inquietante

Muy interesante la nota a Beatriz Sarlo en Perfil del domingo 26-3-06 que se reproduce en Wimbledon, y donde entre otros se aborda el tema de los intelectuales y la política. Muchas de sus observaciones me parecen acertadas, máxime que en la primera etapa del gobierno de Alfonsín la influencia de ella y algunos de sus allegados sobre el núcleo del ex presidente radical fue bastante cercana y ello le ha permitido probablemente vivir una experiencia de primera mano en un submundo no fácil de penetrar. Lo que me provoca una mirada rara, tanto como para ponerme a escribir al respecto, es el tema de fascinación de los intelectuales por los políticos. Su observación es precisa, pero quiero sacarme de encima la inquietud que la proyección de su significado me genera.

Siento que hay algo de perversión ahí, al intelectual le encantaría influir, hacerle la cabeza al decisor político, más lleva grabada a fuego una especie de auto inhabilitación ante las cuestiones de gestión, un “yo no podría hacer esto”. Más que fascinarse con aquellas habilidades que supone carece, lo que está en juego es su deseo reprimido de formar parte ejecutiva del poder, y su dificultad para atreverse a creer que puede hacerlo.

Lo que resulta desagradable es ese aura de reconocimiento admirativo implícito al político como la “autoridad natural” en la materia de enfrentar la toma de decisiones. Puede funcionar análogamente a la fascinación que ejerce en el pusilánime físico, la intrepidez y el coraje casi perverso del ladrón. La fascinación del bueno por el malo, o más precisamente la del limpio que habita en la pulcritud de sus construcciones ideales frente al sucio que se revuelca en el estiércol de las imperiosas demandas de la realidad.

Por un lado hay un intelectual que asume la carencia de una facultad que quizá es cierto que no posee, pero a la vez, el error puede estar en proyectar ese saber en las prácticas de la clase política, a las que de este modo legitima como única idoneidad específica de la actividad, sin darse cuenta que tal vez se trata tan sólo de sus prácticas dominantes que no necesariamente representan la única forma eficaz de ejercerla. Si los políticos deciden cosas todo el tiempo sin el suficiente respaldo racional eso sea probablemente una anomalía instituida y no un modelo técnico de referencia. ¿Acaso habrá que creer que la única forma de hacer política es la que usan los políticos?

“La duda es una jactancia de los intelectuales” decía en 1987 en un rapto de reflexión filosófica el comando militar argentino Aldo Rico; lo militar posee una configuración análoga a lo político; en ambas esferas no se pueden posponer las decisiones ni tomarlas como producto de una meditación reflexiva, o de un análisis intelectual cuyo tiempo de elaboración pueda ser proporcional a sus dificultades. Casi siempre sucede lo contrario; las decisiones más complejas muchas veces son las que se deben tomar con los más cortos tiempos disponibles para su preparación. Esta línea parecería habilitar un tipo de registro donde los energúmenos de la política (y de la milicia) se regodean para justificar sus actos más aberrantes, más caprichosos, injustos o corruptos. Hallan un sustento que les permite tanto el rescate moral de su inmoralidad como el rescate técnico de sus torpezas e ineficiencias, en una pura referencia a una necesidad logística.

El problema es saber si la política se transformó en una actividad de decisiones azarosas, en la instantaneidad del puro instinto; no por necesidad sino porque está cooptada por políticos practicantes de este tipo de conductas que carecen de formación para algo diferente, que crecen y se desarrollan como la hierba de un putrefacto campo donde son plaga. Un modelo de toma de decisiones imperante que se establece a través de un flujo de impulsos sustentados por ese magma propio que fermenta en las catacumbas, los entornos y las trenzas del submundo político; infestado de personajes adictos al chimentos, las rabias, los recelos y el despliegue de los más bajos instintos de conservación.

Más allá de que la descripción que presenta al intelectual como un elemento incompatible con las “idoneidades” necesarias para el puesto en materia de habilidad decisoria resulta en algunos aspectos creíble y sustentada en la realidad, no se justifica su conciencia de discapacidad para intervenir en política. No todo es urgencia en política, e incluso no es la mejor forma de enfrentar lo urgente tener respuestas espasmódicas. Existe un amplio campo de decisiones donde es posible la planificación y la elaboración previa, y además esa intelectualización en el buen sentido permite desarrollar también mejores herramientas con las que afrontar la resolución de los asuntos emergentes imprevistos, aquellos que no permiten la más mínima morosidad en su definición. Por ello, de ninguna manera el intelectual debe considerar que su saber es insalvablemente incapaz de servir a las necesidades políticas. Creer en la teoría de que la única forma de resolver las cuestiones puntuales es actuar a imagen y semejanza de los políticos es una falacia que además tiene el nefasto efecto de contribuir a justificarlos como los únicos capaces de lidiar con esos asuntos. La subestimación de lo intelectual a expensas de la sobreestimación de las energías gerenciales, el instinto gestor y la "cintura política" como formas gobernantes, es lo que debiera abolirse para poder creer en una configuración más racional que si creo posible, y donde el intelectual podría tener un aporte eficaz.


La fascinación lamentablemente no es recíproca. El político tiene más bien desprecio, desconfianza, desdén y cierta intolerancia por el intelectual, lo considera un incapaz de entender la realidad, un cagatintas "respetable intelectualmente" que es lo mismo que decir un cuadro descartable en cuanto a tener en cuenta sus opiniones, a no ser en gruesas consignas orientadoras o declamatorias generalidades. La mayor parte de las veces que acude a él es para alquilar sus servicios de forma barata y rápida, tenerlo como un sirviente para escribir discursos cuando necesita dar cierto nivel a sus intervenciones en determinados lugares. El “intelectual influyente” es así uno de esos que se arrodilla y sobrelleva ese desprecio tratándose de ganar la confianza del político. No existe en la mayoría de los políticos un apoyo en el intelectual como coadyuvante protagónico en la formación de fundamentos a la toma de decisiones.
Finalmente, para tratar de ser más prolijo, aclaro que el político al que me refiero aquí es el exitoso, aquel que logra los máximos niveles dirigenciales en su estructura y que accede a triunfos electivos, ya que en estas estructuras los políticos que mayor respeto dispensan a los intelectuales y que los toman en serio son los fracasados.

Señores intelectuales, la política es algo demasiado importante para dejar que la hagan solamente los políticos. Si los abogados, los médicos, los bodegueros y los corredores de lancha pudieron ¿por qué no ustedes?

marzo 26, 2006

Algo personal ( I )

La frase suena más o menos así con leves variantes accesorias que no cambian el concepto de fondo:
“soy muy exigente con los otros tanto como lo soy conmigo mismo, o por ahí un poco menos”.
Puajjjjjj.

Una vez se la escuché a Sofovich, otra a Mauro Viale. Es la frase más devastadoramente tilinga que he escuchado, propia de una soberbia de parroquia, de un auto estrellato de cabotaje. La usan los forros que mandan en alguna parte seguramente por ser parientes o amigos del dueño o porque algún descerebrado los ubicó en un puesto de gerentucho de cuarta, y desde allí hacen gala de bajezas y destratos de la gente; esos típicos histeriquitos y soberbitos “perfeccionistas” de esos que se muestran con cara de soretitos dándose ínfulas de ganadores automáticos, autosuficientes y autoexigentes. Primero ¿Por qué acaso pretenden que tomemos su supuesta “auto-exigencia” como medida de la nuestra? ¿Quién carajo les pidió – o los autorizó a- que se pusieran como medida de nuestro esfuerzo? ¿Quién les dijo que el nivel de esfuerzo o de exigencia que se aplican ellos mismos -que no nos tiene por qué importar un pito y no tiene por qué tener nada que ver con nuestra forma de hacer las cosas- sirve como medida para juzgar la de los demás? Aparte de eso, detrás de esa cacareada “auto-exigencia”, subyace una necesaria auto evaluación y una auto valoración que casi siempre está sobredimensionada por el narcisismo galopante que los controla; y tiene una necesaria contracara en la subestimación de todos los demás. Lo que demuestra que esa autoexigencia severa e implacable – que uno supone referenciada a los más grandes talentos de la humanidad- que se adjudican es una falacia, porque lo que hacen es vivir regalándose nota; se ponen un 10 a si mismos todo el tiempo que no merecen ni por casualidad, y le ponen un 3 a todos los demás.
Como decía Serrat, entre esos tipos y yo hay algo personal.

marzo 23, 2006

Hagamos palabra

Se hace teatro
Se hace música
Se hace pintura
Se hace escultura
Se hace periodismo
Se hace gimnasia
Se hace cerámica
Se hace deporte
Se hace literatura
Se hace pesca
Se hace inglés
Se hacen compras

Y se hace palabra

No se cuando me despertaré
alguna vez después de morir
pero en el momento que suceda
por ejemplo
entre otras cosas
trataría de fabricar
mi propio amanecer

Y no dejaría pasar
ni una noche
sin ponerle un nombre

marzo 21, 2006

El tiempo embutido

Este post se relaciona con un texto de Omar Genovese que a su vez recoge la voz de un artículo de Maximiliano Tomás en Kaputt.

Un lector embutido
La palabra embutida
Si el libro es carne de exportación
El blog es un chorizo barato
picante y sabroso
que se come primero..



-Los tiempos no cambian, sólo envejecen sus testigos.

-Para el problema de la temporalidad y la atemporalidad de la literatura tengo una frase que es robo simple y directo de un lugar común usado para el problema de la localidad y la universalidad: “Si quieres ser atemporal pinta tu década”.

-Del mismo modo “Si quieres ser ajustado a tu contexto histórico toma la historia del tiempo como referencia”. Jugar con este tipo de fórmulas me produce las ambivalentes sensaciones de seducción y temor. Por lo general, todo lo que me seduce me da temor a ser sustraído de mi equilibrio, o de ser envanecido por la plasticidad de una forma textual. Por eso ni bien las escribo suelo quedarme en silencio unos instantes, tanteando esa duda sana como la que hace que me abstenga de sobrepasar un auto en una ruta asfixiada de neblina. Finalmente la seducción puede más, y las palabras que se sueltan fácilmente de sus ataduras son las que prefiero me acompañen.

-Hay una literatura del lector, la calidad del lector hace a la literatura, construirla es su trabajo, discriminar las proyecciones universales de las retenciones locales, saber reconocer y articular los sempiternos atragantamientos del sentido que pululan por las obras esféricas con sus históricamente puntuales anécdotas de encarnación. El alimento de las obras nunca vence. Leer es sacar cada la letra del freezer y hacerla un emisor fresco e irradiante de proteínas. Las obras son yemas y claras de huevos que sólo la tarea re-creativa del lector es capaz de transformar en más que vigentes patadas voladoras en la mejilla o apremiantes picaduras inrascables. Claro que no hay libros vencidos, hay lectores vencidos, lectores discapacitados para el acto textual, que poseen eyaculación precoz de conclusiones. Lectores estériles acurrucados en el sofá de su felicidad barrial.

-¿Libros con vencimiento? Si, algunos los hacen deliberadamente con ese propósito, para que huelan perecederos y se exacerbe el deseo de consumirlos como una brutal necesidad. Así les hacen creer a muchos que un libro debe poseer esa hipertrofiada vanidad que es la “actualidad”. Pero creo que el buen libro, la buena obra, es resistente al tiempo por naturaleza; no porque los escritores de buenas obras tengan la fórmula de la juventud eterna, sino porque el tiempo que importa es el del lector, no el de la escritura. Toda lectura es un acto presente, cada lector resucita todas y cada unas de sus palabras, y las puede hacer arder a la luz de sus conocimientos y vivencias. Y contra eso ninguna fuerza puede hacer nada, ni siquiera la del escritor que ya se despidió de los restos de su texto quizá hace décadas o siglos.

-Se es universal pintando la aldea, se es local narrando las galaxias, se puede ser histórica y socialmente ajustado a contexto novelando nada más que sobre la rasa muerte y el ciego amor, y si se puede ser atemporal escribiendo sobre estos últimos treinta segundos acaecidos este veintiuno de marzo de dos mil seis.

-Tomas cita a Ricardo Piglia en “Crítica y ficción”: “Fue Arlt el que captó el núcleo secreto de la política argentina, y escribió una novela que se lee hoy y parece que se escribió ayer. Eso es la literatura política. Eso es la ficción política. Capta el núcleo secreto de una sociedad. Funciona, digamos así, transformando esos elementos que son los núcleos verdaderos, los núcleos de interpretación”.
No me convence esta afirmación tan lineal. Que la obra sea lea hoy como si pareciera que es de hoy no me parece mérito literario del autor digno de destacar tanto como se acostumbra. ¿Se captó realemnte el “núcleo secreto” ? Lo único que se demuestra, por ejemplo, es que la corrupción no cambió, que se ha mantenido un inmovilismo político estructural en esta sociedad -escondido tras las fachadas de muchos cambios-, pero no se relaciona ese hecho con el talento del autor que en un momento histórico los describió. Lo de Arlt es valioso en si mismo como testimonio de una escritura que supo reflejar su sociedad de un modo atrevido para las autorizaciones imperantes. El efecto de actualidad de una lectura no califica de visionario al escritor ni lo catapulta al rango de captador de núcleos secretos. Aparte ¿desde cuando era un secreto que los políticos aspiraban a sus cargos para enriquecerse? Arlt le dio voz a través del periodismo y de la literatura a las imágenes que imperaban en las calles y entre la gente. ¿Que mérito tiene Artl respecto al hecho de que los políticos argentinos sigan siendo tan corruptos 100 años después y que el modus operandi de sus curros y acomodos sea muy similar? Si un escritor describió como nadie el hambre de Haití en 1930 ¿lo convierte en un visionario “captador de núcleos” que más o menos el mismo hambre exista aún en 2006? Por eso desconfío cada vez más de las novelas que “se imponen al tiempo”, de los “visionarismos”, de los que dieron en el clavo de la clarividencia. Hay muchos espejismos confabulados en tales consideraciones y los escritores no tienen por qué ser idóneos en prospectiva.

-Pintar con profundidad, agudeza y refulgencia una determinada situación social. ¡Vaya si es un mérito artístico destacable! Pero la eficiencia prospectiva no es una tabla de valoración a mi juicio demasiado interesante, y menos para extender certificados de vigencia o expiración. Sea Arlt o el “Brave New World” de Aldous Huxley. Y para evitar confusas interpretaciones me parece atinado decir que amo de la novela su pletórica facultad de la indagación, su enorme vigor como género para golpear tambores multi-resonantes que afinan en todos los tonos del descubrimiento intelectual. Esa novela que nos acostumbró a azorarnos con sus eufónicas revelaciones, justo enfrente de una ciencia social que apenas podía exhibir sus empastadas e insatisfactorias elucidaciones sobre el mismo objeto.

-Ocurre que el universo es más por ahí más ancho que Piglia y Puig. A mi una vez me recomendaron comprarme un telescopio y salir al campo una noche a mirar las estrellas; porque tanta cafeína de suplemento de moda, tanto tocino de pendejadas en el desayuno y tanta baba prestada a noteros disfrazados de pensadores, puede que nos haya atrofiado el alcance de nuestra fuga.

marzo 16, 2006

El hombre siamés ( II )

Esta parte II presenta una nueva selección de fragmentos del libro fantasmático de Julio Zoppi publicado en las sombras por la editorial Mimesis. ( La parte I la pueden leer aquí )

Del Stratus Teórico

"Binario, simétrico, opositivo, especular, biaxial, dual. Dos oposiciones en equilibrio. Ese dato de la naturaleza aparece de diversas formas e intensidades en infinidad de teorías del conocimiento. La dialéctica imaginaba una síntesis de dos elementos en oposición. Otras hablaban de equilibrio de opuestos. El problema es que la resolución de toda oposición conlleva a la vez dos procesos que no termina de definirse suficientemente puros.

“A” – El concepto de resolución como síntesis implica la noción de la génesis de una entidad diferente y autónoma respecto de las dos que le dieron origen. La consecuencia de la síntesis es un tercero diferente, una especie de hijo que posee vida propia y unidad, y con el cual la tensión opositiva entre las partes ha cesado y quedado totalmente cancelada.

“B” - El concepto de resolución por equilibrio de opuestos, o por convivencia de opuestos en relación de fuerzas es totalmente diferente, ya que en ella el resultado da la engañosa sensación de una síntesis que no ha ocurrido, de la emergencia de una nueva unidad que no tuvo lugar; cuando en realidad no se ha resuelto la separatividad de sus partes que mantienen su pulsión individual, y donde su apariencia de unicidad es una impostura que esconde la forzada convivencia de las partes bajo una intensa relación de tensiones.

Pero aún dentro de esta segunda manera de explicar la relación binaria -la de la relación de tensiones con mantenimiento de las pulsiones “individuales” de sus partes- existen algunas precisiones que hacer respecto a la noción de “equilibrio”. Contradiciendo algunas pretensiones teóricas de la física, todo sistema en oposición no tiende al equilibrio sino al desequilibrio de una de sus partes a expensas de la otra. El equilibrio es tan sólo una engañosa fase intermedia y transitoria que siempre es forzada por la energía del combate a romperse. Acertaron los que veían que los equilibrios eran delicados, pero no nos contaron por ello mismo eran vulnerables y transitorios, casi espejismos alentados más por el deseo de asumir sus consecuencias que por contar con una demostración acabada de su sostenimiento. En esta línea especulativa, el equilibrio es sinónimo de inmovilismo, y todo movimiento es prueba de que ha dejado de existir ese equilibrio y una de las partes está venciendo a la otra.

El ser siamés es una gran duda.


No podemos afirmar a que categoría de las anteriormente definidas pertenece. Por momentos creemos que respondería perfectamente al modelo “A” de una síntesis. Pero la indagación de su origen nos arroja en un territorio donde crecen día a día los indicios concordantes para pensar que esa unidad sintética no ha sido lograda del todo, y que su naturaleza responde más a algunos de los matices del modelo descrito como “B”. Puede que las fuerzas de la separatividad de origen están siempre operando, y tarde o temprano por más encubiertas que estén por la potencia del impulso unificador, aparezcan a complicarnos la existencia."


De la vista

"Las complicaciones que le dio al ser humano poseer dos cámaras simultáneas es todo un tema. Para empezar había que unificar esas dos tomas en una sola. Recuerdo cuando a raíz de mi miopía concurría seguido al oculista para una revisión y una renovación de la receta de mis lentes de contacto –que luego abandoné hace unos años, operación láser de miopía mediante-. Lo notable al poner las lentes era lo complicado que era formar la imagen unificada de ambos ojos cuando poseían niveles dióptricos desiguales. Una concepción genética de origen unitario haría suponer que ambos ojos debieran poseer iguales prestaciones, pero que sucedan estas gruesas diferencias de prestación entre ambos ojos es una prueba más de que todos descendemos del hombre siamés."



Del origen

"Cualquier persona con la mente en buen estado me objetaría el por qué del antropocentrismo de esta teoría, cuando es obvio que la mayoría de las especies actuales también son siamesas o simétricas, desde un caballo a una rata. Como suele suceder, hay objeciones que no hacen más que formular la pregunta que se necesita para desplegar una respuesta que ya está elaborada de antemano toda vez que la teoría en la que se trabaja es verdadera. En realidad mi análisis se centra en el hombre pero es válido para esas especies animales, porque lo que en el fondo subyace detrás de todos estos esbozos es un planteamiento teórico de partida: antes de la era simétrica existió en el mundo de las especies vivas sencillamente una era asimétrica. Antes que prevaleciera el reino de las especies simétricas, siamesas o binarias, existió un reino de especies mono volumétricas, constituyendo una etapa de la historia de la vida en el planeta tierra. Los científicos calculan que el origen de las primeras partículas bióticas data de 4000 millones de años atrás. Todavía no he afinado mis cálculos pero la era asimétrica ocupó casi los primeros 3800 millones."


De la mujer, el hombre y la explosión sexual

"¿Recuerdan que el homínido mono-volumétrico macho poseía un solo testículo y un pequeño pene? La versión hembra tampoco poseía un aparato reproductor demasiado diferente al de la versión genética actual. Básicamente estaba constituido por un ovario, una trompa de Falopio y un útero. La mutación siamesa produjo un conjunto orgánico donde permanecieron duplicadas las trompas de Falopio y los ovarios, pero el útero de mantuvo unificado ganando algo de tamaño. La capacidad reproductiva se incrementó al estar duplicado el ovario, la ovulación mensual fue toda una novedad de aceleramiento de las posibilidades procreativas frente a la aproximadamente trimestral anterior. El útero más grande, que permitía una alimentación y formación más rápida del feto, contribuyó a disminuir el período de gestación de 13 meses a 9 meses. Esto obviamente fortaleció la consolidación de esta especie que nacida como accidente genético se fue transformando en configuración biológica hegemónica, multiplicándose más velozmente que los anteriores. La única mama quedó duplicada, aumentando la capacidad de alimentación de las crías y obviamente la capacidad erógena. Ese doble suministro mamario contribuyó a disminuir los niveles de mortalidad en los primeros años de vida que entre los asimétricos eran altísimos, y vigorizó en tiempo y forma su crecimiento.

En el aspecto sexual los cambios no fueron menos expansivos. Los mono volumen con sus penecitos limitados y sus vaginitas pobres y secas veían como los machos siameses de pene grueso alimentado por doble testículo se unían a la hembras dotadas de unas enormes vaginas de alta lubricación y se erguían casi día a día en acoplamientos que extrañaban por su sensualidad. Con la vagina sucedió algo especial. Era una hendidura pequeña y sin mayor desarrollo labial, la condición genética siamesa prevaleciente mostraba una vagina única pero de mayor tamaño, como si las carnosidades se hubieran fundido y también duplicando los tejidos húmedos. Esta fue la clave de la explosión sexual de la mujer y el hombre. La vaginita original junto al pene fino implicaban un acoplamiento fisiológicamente ajustado pero muy pobre en sensaciones, ya que no eran abundantes las terminaciones nerviosas. En términos vulgares, la vagina original era casi un ano, no poseía doble fila de carnes envolventes por lo que el coito era un acto de reducida capacidad de frotamiento y producción de placer. La duplicación produjo el milagro de un único órgano pero que poseía doble inervación de terminaciones nerviosas y tejidos conformando esa forma de hendidura actual. Así estas especies, desde los cambios incrementales dados en los dos géneros, experimentaron un placer y una potencia sexual inéditos en la versión anterior.”


De la locomoción

"La locomoción del ser asimétrico era muy limitada si la comparamos con la del nuevo engendro siamés. Su única pierna sólo le permitía una movilidad en saltitos, con flexión de dicha extremidad. En términos relativos eso le daba una muy buena capacidad de salto en elevación, útil para algunas tareas de supervivencia como la recolección de frutos, pero era su único medio de avance que se mostraba más que limitado en la flexibilidad y velocidad de los desplazamientos horizontales, haciéndolo bastante vulnerable frente a otras especies y frente a alimañas. Una de sus carencias sensibles era su escasa estabilidad lo que lo hacía constante sus caídas. Los músculos de su única pierna eran muy fuertes, los muslos sólidos y las pantorrillas con tendones muy desarrollados y resistentes. El hombre simétrico al equilibrarse y poder sustentarse sobre dos piernas equidistantes logró el pequeño milagro de una distribución de pesos casi perfecta y la multiplicación de movimientos posibles. Esto derivó primariamente de un aumento exponencial de su capacidad de avance en horizontal. Su capacidad de salto no disminuyó al principio, pero al no ser su única posibilidad locomotiva digamos que en la acumulación evolutiva de la reproducción, sus piernas fueron perdiendo esa fibrosidad explosiva para el salto y sus músculos se fueron adaptando más los esfuerzos requeridos por la locomoción horizontal. La rodilla del viejo ser era por ello también mucho más gruesa y resistente a los esfuerzos verticales. Por ello veremos que si de capacidad pura de salto vertical se trata, el viejo mono volumen era muy superior a nuestro simétrico caminador y corredor, lo que demuestra que dentro de determinado contexto había detalles aislados donde el nuevo ser no presentaba prestaciones superiores al antiguo, claro que en este caso no influyeron en la abrumadora superioridad funcional global del nuevo sobre el viejo.


El glúteo original era una sola disposición asentadera de carne blanda donde el homínido descansaba. Las caídas constantes determinaban un glúteo muy grueso y flexible, pero muy aplastado La mutación siamesa determinó casi como un dibujo un glúteo doble casi como una perfecta yuxtaposición en espejo. La raya no era más que la simple resultante de ese apareamiento."

marzo 12, 2006

La celebración de un despojo



Brevísima apertura



Delicadas dosis de arbitrariedad son la llave que abre la puerta de la revelación conceptual. El pensamiento que suena improbablemente ajustado es altamente provocador, no de polémicas y reacciones, sino de brotes de originalidad.

El simulacro de sentido común es muy útil para urdir rápidos efectos de saciedad racional. La cobertura de pérdidas por derramamiento de sentido es efectiva. Sólo que a veces es necesario detenerse y restaurar el orden, limpiar los platos sucios de la fiesta y recoger el sangrado.

Pero la incoherencia es una minuta embriagadora. Una prenda que abriga tanto a las ideas que llega a envenenarlas de calor.

Disociar y asociar planos extraños, extrapolar niveles dispares, avasallar incumbencias disciplinarias, son todas inspiraciones físicas que se aplican al pensamiento, porque las fundaciones de la racionalidad se erigieron a imagen y semejanza del comportamiento de la materia.

Así es que toda argumentación inasible tiene algo de plegaria táctica, un ruego por escapar de la jaula dorada. Desobedecer la elocuencia cifrable actúa como un dique semántico, contiene el curso natural del predicado argumental para hacerlo un lago de suero artificial.


Clausura con escurrimiento

"Del nacimiento como expropiación a la mujer"

Concebir, poseer y parir. La secuela de la fuga. Ser madre es actuar las secuelas de la expropiación. La mujer presenta la primera instancia del despojo, es la primera expropiada de lo que es suyo por naturaleza. Un hijo puesto en el mundo es el producto de una extracción indebida. Un ente vivo que ha crecido en su interior, indiviso, inquebrantablemente unido a su ser e inseparable, le es quitado casi terapéuticamente como una malformación destructora. La lógica es implacable en su dictado: la pertenencia y la posesión más simbiótica tienen como premio su privación. La apropiación se consagra en un acto de consumación final que sentencia su propia desaparición. Y toda su vida de madre será una lucha por la recuperación de lo perdido. Por eso es entrega, porque está concebida para poseer lo que habrá de tener que entregar. La naturaleza le ha enajenado a la mujer esa plusvalía invaluable y la ha obligado a compartir con el mundo lo que supo ser parte corriente de su entraña. La gigantesca tarea existencial de la re-apropiación determinará sus estratagemas de colmado.

marzo 07, 2006

Las tres hermanas


Libertad, Igualdad, Fraternidad


A estas tres hermanas les fue bastante mal en su vida familiar.

La igualdad y la libertad no han podido conciliar sus intereses de manera decente en ninguna parte y en ningún tiempo. Y anduvieron tan a contramano que se mataban la una a la otra, o se perdían en egocéntrica soledad.

Y en cuanto a la fraternidad, bueno, mucho peor pobrecita. Ni siquiera la tomaron en serio en alguna parte alguna vez.



a. La fraternal igualdad de la libertad

b. La igualitaria libertad de la fraternidad

c. La libre fraternidad de la igualdad

d. La igualitaria fraternidad de la libertad

e. La fraternal libertad de la igualdad

f. La libre igualdad de la fraternidad



Elijamos la que más nos guste.

marzo 06, 2006

Anonimia, colectividad, autoría II

Desvalorización

En la última parte del post de Massei en Kaputt hay una explicitación de su postura frente a la firma en internet. Comenzaré por rescatar el párrafo que más me gustó porque creo pone el pié en un hormiguero urticante valga la redundancia:

“En Internet en cambio, siendo que es un espacio sin paga, absolutamente voluntario, la utilización de nicknames identificatorios termina abonando un sedimento de lecturas jerárquicas. Se le niega a los blogs el rótulo de “literatura seria” de ese modo, se la realiza sólo por diversión, diversión que en algún punto debe ser inconfesable porque sólo así se entiende que alguien que se toma la molestia de redactar algo, no esté dispuesto a firmarlo con su nombre cívico. No hay una donación a una colectividad como se pretende que creamos, lo que hay es una preservación personal frente a los riesgos reales o ilusorios, sociales o personales. Yo dudo mucho, dudo hasta tanto no se me demuestre lo contrario en la práctica, que alguno de los autores que optan por expresarse firmando con un sobrenombre en un blog, al momento de ser invitados por un periódico a escribir una columna de opinión, o al momento de editar un libro, continúen firmando con ese mismo nombre. Claro, ahí no, ahí pondrán en juego su nombre cívico porque lo que quieren es que todo su mundo de relaciones se entere de su logro, lo contrario a cuando firman un espacio personal que sólo responde a su propia voluntad. Y si es así, es porque a su propio blog no lo consideran como un logro. O lo consideran un logro suficientemente menor como para aceptar que es mejor que nadie se entere.”


Es cierto, muchas veces nos quejamos acerca de los desvalorizados que son los blogs por el medio cultural, pero olvidamos que a ello contribuyen en gran medida la auto desvalorización que lo propios bloggers hacen de él al tomarlo como lugar menor, sólo digno de ligerezas lúdicas o divertimentos de nulo compromiso. Lo que también creo es que no hay que exagerar la importancia que tiene en ello la presencia o ausencia de una firma con nombre cívico, porque lo que fundamentalmente determina esto es el contenido del blog, su enfoque, que tiene que ver con una actitud global frente a como abordar la escritura y su publicación en internet, donde el asunto de la firma es tan sólo un elemento más, y a mi entender no el más importante.

Existe mucha gente que escribe blogs que no siente necesidad de que se lo reconozca por sus textos, gente no habituada al metier de la expresión pública, por ello aún tomándolo con la mayor seriedad y a sabiendas que está publicando material con el que está satisfecho, no desea que se conozca su nombre civil. Eso no quita que luego esa gente interactúe con otra, aparezcan líneas de contacto en privado y brotes de una embrionaria comunidad; no se esconde y no es anónima, simplemente no ha asumido la vocación de ser reconocida a través de la escritura como actividad. Lo descrito por Massei puede ser ajustado en un “ambiente” como es el literario-periodístico, donde se puede suponer que las motivaciones de la mayoría son similares, y es probable que si fueran convocados a escribir en un diario o a editar un libro lo primero que olvidarían serían sus nicks.

Pero cuidado que balizar el terreno con tantas líneas divisorias puede provocar confusas alusiones irritantes. La pretensión de seriedad o de divertimento no determina calidad de contenidos. Bloggers que se definen como livianos y de bajas pretensiones entregan material de gran chispa, frescura e interés. Otros con pretensiones hiper-auto-exigentes y firmas cívicas publican sandeces, o bien desvalorizan ellos mismos este espacio al volcar en él ex profeso materiales que consideran de tercera o haciendo la salvedad que el blog es para ellos un juguete menor que sirve para distenderse mientras hacen sudar sus neuronas trabajando en el material de primera que preparan para sus libros o artículos de prensa.



Responsabilidad

La responsabilidad que se asume por medio de una firma cívica es un concepto más o menos claro, pero tampoco me parece que de para teñirlo del color de acción ejemplarizadora de coraje social. Y es un rechazo conceptual y no personal a la idea; alguien no deja de ser mejor o peor tipo por creer que pone más bolas que los demás por algo. Pero el concepto en si me hace recordar demasiado a los tertulias adolescentes donde se identificaban aquellos que exhibían orgullosos el “yo me la banco” contando anécdotas de actitudes heroicas en territorios hostiles, cuya consecuencia era establecer la sobrevaluación del coraje propio y la subvaluación del ajeno. Un sofisma que puede rebelarse muy tramposo también a quién se lo cree, porque la realidad puede demostrar un giro inesperado cuando esas condiciones se ponen verdaderamente a prueba. La evaluación del coraje es un asunto delicado, y su manipulación a nivel discurso nos acerca a un mundo de vuelos y golpes bajos. Su suprema relatividad lo hace muy engañoso, porque se relaciona esencialmente con la relación de las propias fuerzas y las del entorno, y las jerarquías personales de los valores que se ponen en juego. ¿Quién tiene más coraje? ¿Con que vara medir los riesgos propios que uno considera que asume frente a los que asumen los demás y uno desconoce? Yo firmo con ni nombre civil reseñas sobre rock progresivo y heavy metal en un website y en una revista, además de mis intervenciones en tormentosas polémicas futbolísticas escribiendo en un blog o enviando cartas a distintos medios, esto me expondría a riesgos mucho mayores que tener un blog “literario”, tanto peligros de afectar mi imagen laboral en ciertos sectores, como de reacciones “pesadas” de los aludidos, y sin embargo no creo que pueda exhibir esa actitud como ejemplo de “bancarme” nada; supongo que serán muestras de mi imprevisión auto-marketinera o de que en aquellos contextos no tuve razones para usar la heteronimia.

El que usa un nick para insultar y decir huevadas a escondidas, o para dar opiniones polémicas grandilocuentes o super-jugadas que después no es capaz de sostener, es un cobarde, pero más allá de eso a mi los matices sucesivos se me hacen bastante más difíciles de definir.

Anonimia, colectividad, autoría I

Este es un post que se suma a la red de textos vinculados entre varios blogs. Menciono los principales: Kaputt ( textos de Massei y Genovese), Doke Libertario, Apirronarse, Santos y Demonios, Añadiduras.

Esta primera parte se basa en el texto de
Massei en Kaputt ( de allí son las citas entrecomilladas ) que a su vez se relaciona al artículo de Luis Bardamu en el mismo espacio. En sucesivos posts continuaré con diversas cuestiones conexas. Los tiempos por estos días no me dan para concentrarme en un análisis minucioso y sólo me quedaría retomarlo más delante, pero como el blog es algo vivo y ciertas cosas tienen rápido vencimiento, asumo los riesgos de entregar ahora algunas ideas a nivel de rápidas notas al pié. Advierto frente a posibles amonestaciones por mi autoindulgencia y otras paparruchadas por el estilo con las que se me pudiera azotar, que este recurso de confesar mi escaso tiempo de dedicación no es excusa ni justificación ante una posible mala calidad de lo producido o de las holguras y desajustes de mis escrutinios. Quién quiera aprovecharse de ello para hacer leña, péguele que hay espalda.

I
“En algún momento se lo relacionó a Barthes y su teoría del no-autor o la des-autorización de la escritura. Se trató de una lectura antojadiza que se negó a sí misma a poco de expresarse. Bastaba con leer con Barthes. “

La democratización de la escritura publicada, sin filtros ni mediatizaciones a través de internet, produjo dos procesos simultáneos de “desautorización” que se pueden atar al mismo palo del juego semántico que provocan los término “autor” y “autoridad”: por un parte la ruptura del concepto de autorización como necesaria presupuesto de la escritura posible únicamente con permiso de la autoridad social instituida en el sentido de poder, y por la otra el estallido del concepto de “autoridad” en relación a la paternidad individual de los textos, con la invasión de los juegos de la anonimia facilitada por el medio y la profusión de los nicknames que se entrecruzan.

II
“A la firma, es decir al concepto de pertenencia de un texto, a la autoría, Bernard la consideró “fetichismo” y “reinado despótico del autor” entre otras sentencias un tanto temerarias. “

Creo necesario diferenciar dos conceptos que se unen permanentemente, y que yo procuraría separar con bastante estruendo: anonimia y colectividad autoral.

Yo anotaría tres puntos:

- La anonimia por inexistencia del concepto de individuación, lo que nos da un sensación de colectividad - incluyendo al arte espontáneo-, pero no una colectividad efectiva.

-La colectividad de un arte que responde realmente a una idea de producción articulada socialmente y sería la única que a mi juicio podría llamarse arte colectivo propiamente dicho.

-La autoría individual puntual o sucesiva ( versiones ) que queda en la anonimia por ocultamiento, desinformación o control externo.

Existen obras que no tienen autor porque son ejercicios de arte sin individualizar simplemente porque no existe la autoría como concepto –caso de las ilustraciones de Altamira-.
Mi casa la pintamos entre mi señora y yo pero a nadie le interesó el concepto de autoría, y no puede decirse que sea una obra anónima ni colectiva con intencionalidad de tal. La supuesta colectividad de una obra puede enmascararse tras el velo de la mera pérdida de información, o de la sucesión histórica de versiones o traspasos. Yo creo que debe existir una idea diferente y bien clara de la expresión sin individualizar para asociar esas anonimias a alguna instancia de arte colectivo. Quizá la idea de Luis quiera marcar que en determinadas sociedades existía cierta espontaneidad del arte sin registro de guardado de una relación de pertenencia individual, y que esa suma de expresiones espontáneas eran legibles como “arte colectivo”. Dificil es dilucidar esto sin una investigación antropológica precisa de cada contexto, poco se puede especular sobre autorías si no conocemos si en la sociedad históricamente particular que tomamos como referencia, existía una concepción de individuo con determinados derechos. Por ello será diferente analizar la grecia clásica del medioevo; y aún allí dentro, ver en que sector social nos referimos, ya que ¿tendría sentido llamar arte colectivo por ejemplo al arte de los esclavos de la grecia clásica? Una cosa es la colectividad desde un marco social de idea de producción colectiva, y otra es la anonimia obligada por anulación de la invidualidad de un artista que debía entregarle sus trabajos a su señor.
Asunto muy diferente son las obras que son anónimas solo porque quién las escribió no dejó testimonio de su nombre; o su nombre se perdió por diversas razones, o las instancias de poder superiores asumían tan control de las personas que por más que la obra respondiera de hecho a un creador individual, no se permitía que dicha persona se apropiara de esta situación.


Lo que rescato del “fetichismo de autor” de Bardamu no es que sea aplicable al concepto básico de toda literatura con autor de la historia, sino más bien se refiere a uno de los lugares donde ese concepto ha viajado en su derrotero evolutivo hasta ubicarse en los tiempos actuales en un estado extremo, donde ese fetichismo y ese reinado de la entonización de la personalidad del autor se ha fagocitado casi a los textos como organismos vivos y dignos de respeto, asfixiándolos en un mero rol secundario frente al estrellato del autor. El texto perdió todos sus derechos a manos de una maquinaria semiótica que se lubrica consumiendo el atractivo mucho más apetitoso y maleable de erigir personalidades auto-suficientes.

III
“Después, cuando su desenlace lo llevó hasta Internet y el blog, sin dejar de reconocer la sangrante contradicción entre un medio paroxísticamente individual y sus postulados colectivistas, afirmó que se trataba de una fuente inagotable de “herejías sin apellido” y se preguntó, o deseó, una “prodigiosa creación literaria colectiva”, en algún futuro medianamente próximo.”

No creo que Internet sea un medio más individual que cualquier otro, es un soporte que por su flexibilidad puede llamar al engaño y hacer creer que posee la forma del tipo de expresión que segmentariamente vemos dominante, pero su característica central es opuesta; ningún medio como internet es tan plástico y se presta a instancias de expresión colectivas. Por otra parte, cuando hablamos de internet no olvidemos que el mundo del blog ( donde la afirmación de Massei se hace acertada) es una ínfima parte de su contenido, y por enorme mayoría predominan las expresiones grupales, que incluso tienen mayor consistencia y desarrollo que las individuales, más allá de cualquier comparación de cantidades de sites.

IV
“La inclusión de La Biblia es muy discutible, aún aceptando los mismos argumentos que plantea: la Biblia no es anónima, no en su totalidad.”

Pero esto no invalida el ejemplo a los fines de ilustrar la naturaleza y el peso de la anonimia en ella. Sirve para probar que las obras prevalecieron y sobrevivieron aún sin que hayan sido atadas al nombre de un autor individual. Toda otra asociación cae bajo las prevenciones que desarrollé anteriormente.

V
“En los términos en que Bernard lo desarrolla: la literatura anónima no es más que primitivismo. Y el primitivismo tendrá el valor de lo rústico pero jamás el valor de la pureza.”

Total desacuerdo, de ningún modo el anonimato es primitivismo, salvo que se refiera sólo al tipo de anonimato que describí como el registro acumulado de actividades espontáneas.
Se me ocurre esbozar un paralelo con la arquitectura que se va a ver más claro; comparemos las catedrales góticas con los palacios renacentistas. Las catedrales eran construidas por maestros de cuyos nombres cuesta encontrar datos, apenas vagas referencias a si fueron erigidas por el maestro Esteban, José o Pirulo, es una autoría de una acérrima debilidad frente a la experimentada en el renacimiento, cuando una de las regresiones a lo grecorromano se manifiestó precisamente en un rescate del registro individual de los actos de producción intelectual: tenemos ya arquitectura de autor, con firmas pesadas, sabemos que las obras eran de un Miguel Angel, de un Palladio o de un Bernini. ¿Pero acaso las catedrales góticas eran arte primitivo comparadas a los palacios del renacimiento? No creo que nadie se anime a sostener semejante disparate. Dentro del medioevo el dominio de la ley religiosa impedía cualquier emergencia de autonomía individual del artista, pero las obras tenían un autor principal en muchos casos.

marzo 04, 2006

Vivir, Morir, Dormir...

El día jueves 2-3-06 se murió una amiga mía. Esposa de Walter, mi mejor amigo, para más datos.

La reputa madre que lo reparió a la muerte.

No me jodan, no me digan boludeces, váyanse todos a cagar

Los bloggers, Dios y todos los que rayen.



Mirta

Te recordaré como si vivieras
Te recordaré porque vivís

marzo 01, 2006

Hágase el Nombre

Apuntes rápidos sobre la cuestión de los nombres usados en los blogs abordada en Doke Libertario


Hay dos grandes campos temáticos involucrados en la cuestión: por un lado la cuestión artístico-literaria y existencial del anonimato y del uso de nombres electivos, y por el otro la problemática de los derechos ciudadanos o civiles frente al hecho y las consecuencias de las expresiones publicadas.


El acto de nombrarse

Los nombres documentarios que nos toca llevar -como las etiquetas debidas a profesiones u ocupaciones y otros datos duros de identidad social- aplastan la riqueza de la existencia; la etiquetan, la reducen a los estereotipos convencionales. Crean un vínculo de insoportable indisolubilidad más allá del gusto o disgusto con lo que nos tocó. Y muchos terminan creyendo que son sus nombres, o sus ocupaciones, como una condena irreversible del destino.

Darse un nombre- nombrarse- para ser reconocido como tal no es esconder la verdadera identidad, sino por el contrario, un modo de mostrarla. De este modo, como afirma Luis Bardamu en su texto, nombrarse puede ser una reafirmación existencial de quién escribe. Una cosa muy diferente es inventarse un nombre falso para esconderse que puede precisamente significar lo contrario; un paso que muestre la falta de afirmación existencial, la imposibilidad de sostenerla, de ponerle el cuerpo y el alma. Es que el nick usado para el mero ocultamiento expone una carencia de existencia, una falta de capacidad de llevarla adelante y responder por ella y con ella, de llevarla puesta. Si nos damos un nombre, ¿por qué no andar con él y llevarlo puesto? No es cuestión tanto de si los nombres son civiles, electivos o fantásticos, sino cual es la actitud que se tiene para lo que con ese nombre se expresa. Habrá nicks que jamás serán refrendados por una persona, y habrá otros que si lo serán.

También en los términos de un blog o de cualquier otra forma escritural de expresión, elegir el nombre puede ser parte del acto literario, una decisión creativa, un elemento a definir en términos artísticos como el argumento, el nombre de los personajes, el estilo, los adjetivos, el enfoque o la estructura de la obra.


La condición civil

La “judicialización” de la expresión literaria me resulta nefasta y aburrida. ¿Pero que sucede si se usan los nicknames y el anonimato por ejemplo para injuriar o calumniar a otros? Me resulta repudiable y entendible que estas actitudes dejen la sensación de estar quebrantando algún derecho, y es ahí donde la ética cívica se cuela en el campo de lo expresivo. Podríamos considerar que toda escritura publicada es también un acto ciudadano que involucra una responsabilidad cívica -quiéramos o no- por el simple hecho de vivir bajo un estado de derecho; y hacerse cargo de lo escrito mediante la exposición del nombre y el apellido verdaderos parece ser un valor positivo que contribuye a un escenario plural donde fluyen las relaciones entre personas libres a la luz del día. Con esta situación se convive permanentemente en el ámbito de la prensa, donde la frontera entre el puro arte de lo publicado y su mundana condición civil se halla totalmente esfumada. En un ámbito como el blog o en internet en general es diferente porque no hay ni conciencia ni costumbre que ligue el hecho de publicar textos a una situación análoga a la de editar un libro o publicar en un medio de prensa “normal”.