El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

enero 02, 2006

Matando los frutos de tu árbol

Este post no tiene links pero hace referencia a un debate reciente suscitado en varios blogs ( Tómenlo Como De Quién Viene, Póstumos, Santos y Demonios, Et In Arcadia Ego entre otros) en relación a textos de Quintín publicados en el site Los Trabajos Prácticos

Caso curioso el de Quintín, pocas veces vi un tipo que en una misma pieza textual lance buenas puntas, observaciones agudas e interesantes planteos mezclados -al mismo precio y en un mismo paquete- con acusaciones necias, incoherencias peyorativas y tiros por elevación sin el más mínimo ajuste de blanco ni de proporcionalidad. Que prejuzgue, mal juzgue y confunda a todo el mundo a diestra, siniestra y al medio.


Me voy a ubicar como cuña entre la Genovesiana descripción de su inviabilidad –implacablemente convincente de cara a la evolución de los hechos- y la desconcertada mirada de Massei que parece no poder conciliar la luz intermitente de la aprobación con el apagón abrupto de la repulsión.

El problema central con Quintín me parece que es, aparte de sentirse permanentemente amenazado cuando se dispone a debatir con alguien, su falta de respeto por el valor de las personas. Creer que porque se escribe en un site de pretendida excentricidad se puede experimentar libremente con las cualidades humanas, éticas y profesionales de los demás como se experimenta con ratones y tubitos de ensayo, es todo un despropósito. También, y por otra parte, pareciera que a la hora de especular con las actitudes de esos otros se le nubla el entendimiento, toda coherencia razonativa parcial que pueda mostrar cuando emite juicios sobre otras cuestiones dentro de marcos impersonales, la pierde a la hora de ver involucrada la variable encarnada del debate.

Releyendo su vieja polémica con Fogwill-Link se puede observar lo mismo. En su primer planteo conviven islitas de crudas y atinadas observaciones respecto del mundillo literario, con juzgamientos personales arbitrarios y descontrolados que van desde mencionar una opinión contraria al aborto del autor como base para demonizarlo ética y estéticamente, hasta condenarlo por los dichos de sus personajes. Luego digamos que las respuestas de los aludidos se dirigen obviamente a estabilizar ese tipo de acciones y al leerlas uno observa que desgraciadamente terminan operando del mismo modo; mezclando argumentos pertinentes con la editorialización y el novelado de las descalificaciones personales, y todo otro tipo de procedimientos coadyuvantes a la pulverización denigratoria del rival. Pululan así las condenas absolutas por los delitos de portación de opinión puntual y portación de amigos o bien la investigación, reconstrucción testimonial y ventilación de la estela de odios y resentimientos dejados por la persona en los lugares donde supo ejercer su vida. Esta carrera contagiosa por reventar la reputación del otro ocupa el lugar de los argumentos “técnicos” sobre el tema debatido.


Sin embargo, al leer la última intervención de Quintín en aquel “debate” -gentileza de Santos y Demonios- se pueden aislar unos cuantos buenos planteos como por ejemplo la observación de ciertas prácticas del ambiente de los suplementos literarios, que inventan genios a cada rato no en base a valoraciones artísticas sino en un marketinero culto al exotismo personal, o lo curioso e impenetrable que es el círculo oficial de la crítica literaria. Pero claro, ¿adónde van a parar en la consideración en el medio de los ecos de sus descontrolados cachetazos iniciales?

Más allá de la falta de timón teórico de sus reseñas infinitas, en este asunto de la crítica al libro “La Joven Guardia” pasa lo mismo: cualquier brote fructífero que se desprenda de sus parloteos -por caso el tema derivado sobre la influencia de los talleres en la literatura actual rescatada por varios bloggers- queda relegado ante la colección de desatinos irrespetuosos que ofrece en la parte IV intentando ametrallar a todos los que dijeron algo de su texto, sin distinguir demasiado incluso entre los que hablaron bien o mal, porque parece que los elogios también le resultan persecutorios. Que decir de su mención lateral de un episodio donde estuvo involucrado el escritor del blog Roland Garrón, que trae a colación a sólo efecto de “ayudar” a la expiación de Genovese y Freidemberg, a los que sindica referentes de una entelequia llamada “La Pesada De La Literatura”. Quintín cree que para llenar el tanque del regador de mierda con el que intentará rociar a todos sus interlocutores, todo sirve y todo es aprovechable, todo es conexo, sean chimentos, habladurías o invenciones de cualquier índole. No sería de extrañar que en un próximo debate su argumento central se refiera a alguien que escribe de él como “es el mismo Fulano que en diciembre de 2002 en Avenida Santa Fe se pasó un semáforo rojo, lo que lo transforma en un fascista patotero”.
La escritura “en caliente”, aquella que se escribe de un solo golpe como respuesta a otro texto bajo un estado de alta concentración de adrenalina vindicativa en sangre, le sienta muy bien a mucha gente, le hace ganar coherencia y puntería argumental. Pero a otros como a Quintín pareciera que le descalibra todos los instrumentos, le desmagnetiza todas las brújulas y le suelta todas las cadenas que mantenían atados a sus perrunos instintos.

Ante estos casos me resulta difícil hallar una conclusión ajustada máxime si sólo dispongo de los textos de los debates y los comentarios blogueros. Como reseñador literario Quintín apela al derecho democrático de vapulear el trabajo ajeno sin correr riesgos de reprimendas personales -obviamente eso es un crédito inherente a cualquiera que ejerza ese oficio- pero al mismo tiempo debiera saber que si esas “reseñas” literarias incluyen imputaciones personales sobre los autores, será desde ése lugar desde donde serán respondidas. Y por último, si espera que los reseñados y opinados no tomen a mal sus opiniones, tampoco él debiera tomar como agresiones todas las opiniones de los opinados.

Si lo que se busca es cazar alguna que otra alimaña, no es una buena idea fumigar indiscriminadamente todo el bosque, es crucial ser preciso porque sino se termina envenenando hasta a los frutos del propio árbol.

En caso de que la entidad imaginaria llamada “La Pesada Literaria de los Blogs” existiese, aclaro que me sentiría orgulloso de integrarla.

11 comentarios:

Bardamu dijo...

También yo, Tino, quisiera integrar esa "Pesada" si existiera.
Pero pienso dos cosas:
a) que la imaginación paranoica de Q. al crearla es en base a su propia conveniencia;
b) Que en mi caso sólo podria integrar el grupo de los "excedidos de peso".
El caso es que Q. está logrando aparecer gran cantidad de blogs que atienden lo literario; unos de estos días eso adquiere validez curricular.
Pensaré en su ejemplo si me decido a buscar trabajo.
Un abrazo.

xenia dijo...

Me hubiera gustado que este post, como otros que leí sobre el tema, estuvieran escritos en segunda persona y no en tercera. Algo así como "Che, Quintín, ¿sos loco vos?"
Hubiera sido más honesto de parte de todos los opinadores. ¿O no?

Tino Hargén dijo...

Por qué sería más honesto Xenia?
No tengo confianza con Quintín como para decirle "che". Por eso aclaré que mi opinión se basa sólo en los textos expuestos, no manejo otras referencias más que elementales sobre su vida y su obra.

Leyendo el post de Balduccio me parece bueno destacar que la contaminación de las reseñas literarias con imputaciones personales es un mal generalizado, tal cual se ve por ejemplo en la réplica a Quintin de Grillo Trubba. Mi post se focalizó en los textos del affair Quintin-Fogwill-Link más el reciente de Quintin con varios bloggers.

Creo que una cosa debiera ser la reseña- o crítica si alcanza ese status- de un hecho artistico, y otra muy diferente los comentarios periodisticos de opinión sobre el "prontuario" de las personas, si me parece mal o no que sea fascista o comunista, si lo condeno o descalifio porque debe las expensas o se violó un menor, o lo aplaudo porque rescató a un ahogado en la playa. Desde el momento que se mezcla todo, las sucesivas réplicas se convierten en una riña polimorfa.

Miguel P. Soler dijo...

Quintín me parece que es básicamente lo que se llama un mediático. Vio a lontananza un grupete de muchachos treintañeros, y fue para allá para ver que pasaba si los encaraba. Vio el hueco y fue a por él, nada más. Le bastó la compulsa inicial para que todo comience a agitarse de una manera descontrolada. Lo que me llama la atención, es que todo termina en plantearse si Quintin podrías ser o no ser un crítico literario, como si hubiese un título ad-honorem en juego.
Para mí, Q. lo que hace es una lectura comentada, y termina por cruzarla con cuestiones de radio pasillo y juzgamientos personales y apresurados. Bueno, eso no es crítica literaria (al menos como la entiendo yo, y como trato de escribir crítica)
Encarar a Q., ¿dónde? (¿para qué?) No tiene espacio de comments, ¿no?
¿Juicio político a Q.? Eso es potenciar el carácter mediático de su espacio de escritura, y me parece medio al pepe.
En realidad siempre es la misma historia: los que creen que pueden escribir una buena crítica no acceden a los medios, y por el contrario, lo ocupan otros con mejores contactos y estrategias sensacionalistas. Es como las modelos robándole trabajo a las locutoras. La estética del espectáculo prima, y la del pensamiento sagaz o de la sutileza demoníaca, se aleja.
La vanalidad, y la tonta fricción de la energía egotista termina alejándonos de los textos.

Saludos a la Pesada de los Comments: señor Bardamu y señor Hargen. Un saludo para vos Xenia también, que aunque me das vuelta la cara (todo bien), me gustan tus ocasionales textos.

Jorge_Mayer dijo...

¿Yo también integro la pesada?
La vez pasada, por esas cosas de la vida, debí entrar a una farmacia, que es el único sitio en el que concibo pesarme, y hondo fue mi dolor al verificarme mis cincuenta y nueve y medio.

Corto de vista y todo, y esperando que se me pasa el borte caliente, creo que hasta de estos quilombos estériles estamos obligados a echar mano para limpiar el chiquero.

Pero por lo pronto estoy bastante turbio. Mucho me temo que esta vez Q se mandó en cana mostrando a qué interés responde, y no es por hacerme el misterioso o el descubridor, porque Acteón ya la vio primero.

Es tan choto ser un ganapán...

Tino Hargén dijo...

Miguel, ese planteo de discutir si Quintin es o no un "critico literario" fue el comienzo del asunto y un planteo de algunos bogers, no de todos. Otros planteamos desde su inviablidad a si se podía rescatar algo de "eso" que hace Quintín, llamemósle reseña, literatura comentada matizada con puterío o como dijo Bardamu "puterismo literario". Sacar algo en limpio de tanta tinta, como bien decis vos, por ejemplo del tema de los talleres o algún otro.

Era inevitable que hablar de esto iba a darle más pantalla al protagonista, pero me pregunto, ¿ se fijaron que ahora resulta que son importantes los blogs como para fijarse que mierda dicen? No era que eran un medio de segunda, un género menor, una diario intimo donde solo se mostraban los calzones? Mucho ninguneo, mucha academia, pero alguien les moja la oreja desde un blog y saltan como si le metieran una hormiga colorada en el upite.

Usted no se haga el dolobu Sr Mayer, que sabemos es bien de la pesada, sepa ud que si bien pudo decidir cuando entrar, no puede decidir cuando salir...;-)

Esto de ser pesado me está gustando che, que parezca un accidente!!!!:-)

vadinho dijo...

querido tino: estoy esperando al siames del siames. para serte sincero, no presté atención a ninguno de los post y comentarios que se hacían referancia a q.

un abrazo y merde para el 2006.

Tino Hargén dijo...

Así es caro Vadinho!!, la segunda parte estará aunque me voy a tomar unos días para escribirla...!! Otro abrazo y todo el tuco para este 2006 a vos también !!

Jorge Alberdi dijo...

Tino:
de acuerdo con acteon en que la estética del espectáculo prima, más que en la pesada, quiero anotarme en la 'liviana', aunque la balanza comience a dejarme pocas chances.
Que tengamos un buen año!, a pesar de Q, y de K, y de M (este es de una película...)
Un abrazo

Tino Hargén dijo...

Así es Jorge, muy atinado el aporte de Acteón. También Baker y Bardamu tiran buenas puntas en el blog de Baker sobre algo que seguramente requiere cortar más tela: donde termina la crítica al objeto y donde al sujeto.

Respecto a .... .no lo nombre por favor, con la inicial está bien....:-)

Feliz inicio de año y un abrazo amigazo !

Daniel dijo...

Julio decile a acteon que esta frase es muy injusta: "En realidad siempre es la misma historia: los que creen que pueden escribir una buena crítica no acceden a los medios, y por el contrario, lo ocupan otros con mejores contactos y estrategias sensacionalistas" Decile que digo yo que él también tiene un medio, igualito a aquel en el que publica Quintín y que si él cree que puede hacerlo mejor, debería simplemente hacerlo. Que la diferencia en este caso, está ahí, en que Quintín las escribe. Bien o mal, pero las escribe.