El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

abril 22, 2011

El acoso de la palabra II


Addenda al post anterior.

Más aportes al debate aquí de parte de Enzo Maqueira y una compilación corregida de algunas intervenciones mías en el debate que se desarrolla en el muro de Elsa Drucaroff de facebook.


Proporcionalidad


Igualar con ligereza casos de acoso sexual callejero, con amenazas y coacción, como son algunos de los casos que se describen en la página de Hollaback y parecen ser su objeto, con situaciones casuales de piropos callejeros es peligroso. Hay que ser cuidadoso en el encuadre de los hechos. Una cosa es por ejemplo una persecución pública de cuatro sujetos amenazante a una persona con acoso o contacto físico –no importa si es de hombre a mujer, o de hombres a hombres- y otra cosa un piropo dicho al pasar. Si paso por Av. Santa Fe a las 23 hs y un flaco me dice al pasar “Peladito, si te agarro te hago maíz pisingallo” es una situación incómoda y que hiere mi sensibilidad, pero no puedo decir que sea una amenaza de violación.


Lo importante es mantener la proporcionalidad. Por eso es crucial diferenciar bien el tenor de los actos y los dichos, sino todo se desplaza peligrosamente. Porque imputar una conducta perversa y delictual a otro sin que exista mérito es también un acto de agresión y de lesión de la honra; se llama calumnia. Afirmar sin fundamento que una persona tuvo una conducta de violación en grado de tentativa por ejemplo es un acto de agresión, es como imputar la intención de robar o de cometer un homicidio. Es algo muy grave para tirárselo al tipo que escribió una ironía o quiso decir un piropo y se excedió en el tono, la forma o la procacidad. Las cosas deben guardar proporcionalidad, sino todo se va al carajo.


Un piropo no es una tentativa de violación. Las situaciones de acoso y amenaza sexual que se pueden dar pueden ser diversas pero se deber ser más preciso y diferenciar entre actos concretamente amenazantes y otros dichos que no lo son, por más que puedan culturalmente provenir de una raíz que se relaciona con algún concepto de agresión sexual.


Si alguien me amenaza por escrito con darme una trompada, puedo denunciarlo por amenazas de lesiones, pero no por amenaza de homicidio por más que mi sensibilidad indique que será una trompada seguida de muerte o porque el origen cultural de la trompada está el deseo oculto de matar al otro. Si además esa amenaza no es directa sino que es encuadra dentro de una ironía, también es diferente y limita mis argumentos.


La cuestión de la sensibilidad

No adhiero de ningún al argumento que descalifica el derecho o la experiencia misma de sentirse ofendidas de algunas mujeres con estigmatizaciones berretas y agresivas como “mal cogidas”, “frígidas”, “vinagres” etc Es un punto donde señalé que existe discriminación dentro de la discriminación y que en efecto la violencia sexista o machista no se mide con la misma vara.


No cuestiono la sensibilidad. La sensibilidad se comprende pero no se cuestiona, lo que si cuestiono es si a partir de ella pretendo habilitar acusaciones, represalias, acciones y condenas que necesita estar fundadas en algo más que una sensibilidad particular, que no es suficiente para demostrar que los dichos del otro sean punibles u homologables a una conducta sancionable.


No creo que me falte sensibilidad para comprender como se puede sentir una mujer, es más, creo que lo comprendo bastante sensiblemente, sólo que trato de intelectualizar yendo más allá de esas cuestiones de sensibilidad, porque creo que es necesario hacerlo desde el momento que pasamos a abordar la problemática de las sanciones sociales y legales, de marcos regulatorios para transformar en derechos las cuestiones de las ofensas de tipo sexual. Es una instancia donde necesitemos superar la esfera de la sensibilidad subjetiva, sin menospreciarla por ello, para tratar de tipifica cuestiones con arreglo a un sustento conceptual más abarcador que sirva de marco referencial para toda la sociedad. Si nos quedamos en el fundamento sensible, en un caso nos conducirá a un planteo demasiado sexista o teñido de una postura muy sesgada, poco representativa del conjunto, invocando por ejemplo solo un tipo de mirada femenina y una supuestamente obligada “respuesta gremial” de toda mujer que se supone debiera pensar igual por el solo hecho de ser mujer. Algo de eso menciona Enzo Maqueira en su texto.


Una vez una lectora de este blog que era familiar de una víctima de Cromañón reaccionó tremendamente ofendida porque yo reproduje un título de otro blog de una promoción de una charla cultural que incluía una mención irónica de una bengala. Seguramente ella obró según su sensibilidad, pero eso no implicó que la frase reproducida fuera agraviante ni que el que la escribió fuera un apologista del dolor o mereciera censura o demandas. Puedo entender su sensibilidad especial pero eso no que se pretenda habilitar una sanción social a partir de ella que termine atentando contra la libertad de expresión de todos. Ese es el peligro si nos basamos planteos solo en la sensibilidad que puede estar condicionada por situaciones muy particulares.


Desmenuzando la frase de Terranova

No se si mi falta de empatía sensible con el universo femenino puede condicionar mi interpretación de su frase. No lo se, pero yo creería que no, que he tratado de que no me condicione en tanto intenté entender el contexto de lo que decía, como lo decía y por qué lo decía.

No la veo equiparable a frases del tipo “me encantaría encontrar a ese judío para hacerlo jabón”. A ver, ¿como serían equiparables? Supongamos una nota donde un escritor opinara sobre alguna campaña de los judíos contra los chistes de judíos que circulan porque los considera ofensivos y rematara así invocando el giro que usa el chiste.

Cito la frase completa de Terranova, de punto a punto:

“Termino así con un deseo para este 2011: encontrar a Inti María Tidball-Binz en un versnisagge, tomar juntos una copa y luego decirle que me encantaría romperle el culo a pijazos”

Terranova, dentro de la tónica propia de la “nueva generación” de escritores que marketineramente la curten de bizarros, irreverentes y sacaditos, quiere en el cierre irónico imitar el lenguaje guarango de la calle que se usa para los piropos como forma de ilustrar una propuesta sexual a la chica copa de por medio. Me suena un más que evidente recurso retórico, que me resulta muy claro por lo trillado diría yo, y me hace descartar cualquier otra intención de su parte. No se donde encuentran invocada la violación acá ¿en la sensibilidad del que lee?


Conceptualmente es lo que dice: expresa un deseo, que imagina tener en encuentro casual con la chica en un vermisagge –un acto cultural típico del ambiente de las artes visuales- y luego copa de por medio –implica un contexto de charla piola y consentida- hacerle una proposición sexual. Lo particular es que elige hacerlo parafraseando los modos guarros propio de los piropos de la calle, imbuido como está del tema en cuestión. Sustituye una proposición sexual normal – que para un concheto de Barrio Norte por ejemplo sería “me encantaría curtir con vos, sos muy copada” por la que podría utilizar un guaso del rioba que la juega de langa.


Pero aún así, ¿es agresivo? ¿Ofensivo? Puede serlo. Primero suena “sacado” como sonaría cualquier confesión pública –en broma o en serio- de la intención de hacerle una propuesta sexual a alguien que no se conoce y que se menciona así expresamente. Es un lance atrevido y por cierto inesperado, fuera de contexto de por si, pero el uso de la expresión guarra lo potencia en su tenor invasivo. Es como rompe una subyacente intimidad de Inti.

Dos cosas lo perjudican: una es que el tono precedente del texto no había creado un clima de humor o sarcasmo más allá de cierta saña en la crítica, por lo que la aparición de la propuesta sexual y el exabrupto suena más duro aún por el factor sorpresa. La otra es que lo dirige expresamente a alguien, a Inti María en este caso.

No hay comentarios.: