El autor de este blog también se mete en el básquetbol y la actuación del seleccionado argentino en el mundial de Turquía. Nada de lo humano le es ajeno pero menos que menos los deportes. Y que sea como homenaje a una generación de deportistas que merecen llevar ese nombre. Hoy les tocó perder en cuartos de final frente a Lituania y son noticia por ello; porque pocas veces pierden y siempre entregan el máximo.
Veníamos con los motores forzados. Un plantel añoso con ausencias por bajas voluntarias y lesiones que no lograba mantener una paridad en la calidad de sus integrantes. Entre los titulares y los suplentes un corte muy notable de calidad y experiencia internacional. Haciendo trabajar a las joyas a full logramos avanzar, pero nos tocó el mal día. A uno le sale todo bien -a los Otros- y al otro todo mal -a Nosotros-. Y en ambos aspectos del juego, defensa y ataque.
El entrenador de Lituania pudo haber pensado antes del partido: “Argentina es un equipo de veteranos, zorros viejos, pero son más lentos y están cansados; si los dejamos respirar con un trámite elaborado nos ganan con el oficio, hay que hacerlos correr y no van a poder defender con intensidad”
Muchos entrenadores de básquet creen que se asegura un tiro de mayor efectividad si se lo lanza tras una posesión paciente y elaborada consumiendo gran parte de los 24 segundos disponibles. Pero hay una contra: eso también da ventajas al rival porque le da tiempo de armarse en defensa. A igualdad de respuestas físicas la táctica de la paciente elaboración puede funcionar pero cuando de un lado hay juventud, dinámica y mucha posibilidad de rotar conviene plantear un partido como lo planteó Lituania: puro vértigo para asegurar lanzamientos mal defendidos por un equipo que no puede sostener ese ritmo.
Era sabido que Argentina era un equipo pesado, grande de edad y muy corto, sin rotación, con titulares que llegaban desgastados por la acumulación de minutos en cancha. Un equipo que se sentía cómodo cuando los partidos se jugaban a su tranco, con posesiones largas y transiciones tranquilas; de eso modo se “oxigenaban” para armarse en defensa supliendo sus falencias de velocidad y energías. La mejor forma de atacar con eficacia a Argentina entonces era apurar los ataques; posesiones de pocos segundos y tomar tiros muy rápidos; se compensarían los riesgos intrínsecos del apresuramiento con las facilidades defensivas que se obtendrían de un equipo que no podría responder a ese reto. Brasil en el partido anterior por los octavos empezó a entender cómo jugarle, lo hizo por momentos pero no pudo sacar ventaja porque los de la Generación Dorada se las ingeniaron en ataque para cambiar gol por gol, con un Scola al que la defensa brasileña nunca le encontró la vuelta y buenas conversiones de 3. Lituania no sólo lo entendió sino que en primer lugar llevó la premisa al extremo, segundo lo hizo a la perfección con efectividad supersónica los dos primeros cuartos, y tercero lo completó con una defensa brutal que anuló las vías de gol de los nuestros. El control se basó en romper el circuito Prigioni-Scola. Al base lo obstaculizaron al punto de no dejarlo armar nada y al goleador lo pararon multiplicando el despliegue defensivo con 2 y 3 hombres sobré él. En ese caso lo que quedaba era el tiro de 3 de los demás que se intentó pero con un porcentaje muy bajo de conversión producto en parte también de las incomodidades que provocó la defensa y de carecer de un gran número de buenos tiradores. Hernández no tuvo respuestas en ningún momento ante el planteo lituano y lo único que nos hubiera podido salvar era contar con alta efectividad de 3 puntos pero como ya dije resultó que estuvimos por debajo de la normal.
En este mundial ahora queda jugar por puestos inferiores, ojalá que la cita final para esta Generación inolvidable sea la los Juegos Londres 2012; con el regreso de los ausentes y alguna figura joven que pueda ayudar.
Veníamos con los motores forzados. Un plantel añoso con ausencias por bajas voluntarias y lesiones que no lograba mantener una paridad en la calidad de sus integrantes. Entre los titulares y los suplentes un corte muy notable de calidad y experiencia internacional. Haciendo trabajar a las joyas a full logramos avanzar, pero nos tocó el mal día. A uno le sale todo bien -a los Otros- y al otro todo mal -a Nosotros-. Y en ambos aspectos del juego, defensa y ataque.
El entrenador de Lituania pudo haber pensado antes del partido: “Argentina es un equipo de veteranos, zorros viejos, pero son más lentos y están cansados; si los dejamos respirar con un trámite elaborado nos ganan con el oficio, hay que hacerlos correr y no van a poder defender con intensidad”
Muchos entrenadores de básquet creen que se asegura un tiro de mayor efectividad si se lo lanza tras una posesión paciente y elaborada consumiendo gran parte de los 24 segundos disponibles. Pero hay una contra: eso también da ventajas al rival porque le da tiempo de armarse en defensa. A igualdad de respuestas físicas la táctica de la paciente elaboración puede funcionar pero cuando de un lado hay juventud, dinámica y mucha posibilidad de rotar conviene plantear un partido como lo planteó Lituania: puro vértigo para asegurar lanzamientos mal defendidos por un equipo que no puede sostener ese ritmo.
Era sabido que Argentina era un equipo pesado, grande de edad y muy corto, sin rotación, con titulares que llegaban desgastados por la acumulación de minutos en cancha. Un equipo que se sentía cómodo cuando los partidos se jugaban a su tranco, con posesiones largas y transiciones tranquilas; de eso modo se “oxigenaban” para armarse en defensa supliendo sus falencias de velocidad y energías. La mejor forma de atacar con eficacia a Argentina entonces era apurar los ataques; posesiones de pocos segundos y tomar tiros muy rápidos; se compensarían los riesgos intrínsecos del apresuramiento con las facilidades defensivas que se obtendrían de un equipo que no podría responder a ese reto. Brasil en el partido anterior por los octavos empezó a entender cómo jugarle, lo hizo por momentos pero no pudo sacar ventaja porque los de la Generación Dorada se las ingeniaron en ataque para cambiar gol por gol, con un Scola al que la defensa brasileña nunca le encontró la vuelta y buenas conversiones de 3. Lituania no sólo lo entendió sino que en primer lugar llevó la premisa al extremo, segundo lo hizo a la perfección con efectividad supersónica los dos primeros cuartos, y tercero lo completó con una defensa brutal que anuló las vías de gol de los nuestros. El control se basó en romper el circuito Prigioni-Scola. Al base lo obstaculizaron al punto de no dejarlo armar nada y al goleador lo pararon multiplicando el despliegue defensivo con 2 y 3 hombres sobré él. En ese caso lo que quedaba era el tiro de 3 de los demás que se intentó pero con un porcentaje muy bajo de conversión producto en parte también de las incomodidades que provocó la defensa y de carecer de un gran número de buenos tiradores. Hernández no tuvo respuestas en ningún momento ante el planteo lituano y lo único que nos hubiera podido salvar era contar con alta efectividad de 3 puntos pero como ya dije resultó que estuvimos por debajo de la normal.
En este mundial ahora queda jugar por puestos inferiores, ojalá que la cita final para esta Generación inolvidable sea la los Juegos Londres 2012; con el regreso de los ausentes y alguna figura joven que pueda ayudar.
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