Así graficó Il Giornale de Italia la actuación del equipo nacional italiano en el mundial. Mirando a las desafortunados -esta vez- azzurri y al resto de las selecciones europeas, ahora me explico por qué desde ese lugar del mundo importan tanta carne futbolística de cualquier origen, aún los cortes de medio pelo. Los atraviesa la imposibilidad de criar genética y culturalmente musculatura con ojos de prestaciones presentables. Me pregunto; en vez de tirar dinero importando sudamericanos y africanos, ¿nunca probaron a cambiar sus métodos de formación de jugadores? Algo deben estar haciendo mal, o habrá que creer que existe un factor cultural. Tal vez sean chicos que no se desesperan por salvarse económicamente pateando una pelota porque tienen otras opciones, o que no desarrollen ese brutal hambre de éxito que macera al jugador argentino y lo forma en una lucha febril por sobresalir desde los campeonatos infantiles. O quizá la clave sea la alimentación, pero algo hay que les impide que cualquiera de sus adolescentes adquiera una mínima habilidad con la redonda, porque ....¿cómo es posible que un país de sesenta millones de habitantes que dispone de recursos e infraestructura deportiva no pueda criar un delantero mejor que Iaquinta?
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