El pueblo les hizo saber de que se trata

Un poquito desconectados de la realidad parece que estaban los agoreros que pintaron una Argentina de apocalipsis, quebrada por el odio, que sólo se movilizaría para manifestar su bronca a todo lo que encontrase por delante o por el estímulo doméstico de un choripán. La movilización popular en orden y alegría para un objetivo nacional, exento de partidismos políticos, fue un mazazo para todos. Es inevitable que el oficialismo y la oposición salgan a discutir ahora sus réditos políticos. Mejor sería que comiencen el intento por decodificar el mensaje. Esta vez, a diferencia de lo que pasó hace 200 años, el pueblo les hizo saber de lo que se trataba.

Creo que el pueblo dejó un mensaje que es político, aunque a la vez claramente no-partidista. Una clave que deberá tener en cuenta principalmente el gobierno que sentirá en principio la tentación de hacerse acreedor del regalo. No fue una aprobación a la gestión K, sino a algo más global que puede estar incluido en la orientación política que pugna por resolverse. En todo caso, lo que haya habido de aprobación al gobierno habrá estado claramente orientado hacia su versión más amplia e inclusiva de los sectores populares y progresistas.

A la oposición neoliberal, que intenta un contraataque feroz para volver a imponer un modelo de país retrógrado, fracasado y a contramano de las tendencias regionales, encerrada como está por la obediencia a una lógica apocalíptica, le enseña que su proyecto es popularmente inviable y está basado sólo en una artificial exacerbación mediática de un nivel de apoyo que no existe más que bajo las luces de una isla artificial sólo apta para ricos y famosos.

Se trata entonces, de un pueblo dispuesto a expresarse una vez por si mismo a través de sus genuinos arraigos y costumbres, libre de manipulaciones agudas, para comparitir una serie de pautas que definen un direccionamiento hacia un modelo de integración popular por llamarlo de algún modo, que no da cheques en blanco a nadie sino que intenta marcar un rumbo.