El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

marzo 30, 2010

Las sotanas en el precipicio II


El tema es central en la prensa de Europa y USA. Por ejemplo, vean este artículo del diario El País de España.

Los expertos niegan cualquier relación directa entre celibato y pederastia. Como declara un tal Pere Font, un estudioso catalán de la sexualidad: ”¿Ser sacerdote o célibe te inclina hacia la pederastia? Clara y rotundamente no. ¿Ser pederasta te inclina hacia el sacerdocio? Sí, porque la Iglesia actúa de elemento protector, de paraguas, ya que el pederasta siempre piensa que es mejor caer en manos del obispo que del fiscal".

No es que exista relación de causalidad lineal, pero esto no quiere decir que el celibato no influya en favorecer las situaciones de modo tangencial, ayudando a poner en evidencia conductas potenciales. Esta condición extrema que se exige para el sacerdocio tiene efectos de influencia muy compleja en las conductas. Primero que nada considero importante señalar que restringe la participación de personas con genuina vocación y capacidad por el hecho de obligarlos a una opción abrumadora: la carrera sacerdotal o la renuncia a una vida privada libre que incluya un desarrollo de la sexualidad como el de cualquier persona. Eso priva al sacerdocio de muchísima gente que sería valiosa, de probada idoneidad para articular una acción religiosa de cara a la sociedad. El celibato es antes que una condición una opción extrema y excluyente que aumenta el interés de personas con conflictos sexuales no resueltos que usan el sacerdocio como refugio. Luego las condiciones de secreto y reclusión favorecen esa manifestación de gran modo, sumado al más aberrante aún entorno de encubrimiento.


3 comentarios:

Severian dijo...

Interesante. Como decía en el post anterior, creo que alguna relación hay, aunque no necesariamente una relación causal clara y en un sentido bien definido.

Ahora bien, lo que no hay que perder de vista es que en general el discurso cristiano sobre la sexualidad, manifiesto también entre los protestantes cuyos pastores se casan, es un discurso perverso. Al poner reglas sobre el deseo, permitiendo sólo el deseo entre esposos y con reglas bien definidas, desnaturaliza brutalmente la sexualidad, que casi por definición no puede tener regla alguna.

Es como poner a un obeso bajo una dieta demasiado estricta, es inevitable que termine comiendo en secreto, y de un modo mucho más insalubre del que lo haría sin la dieta. Solo que respecto de la sexualidad todos somos obesos. Incluídos los doctores que prescriben la dieta, que a puertas cerradas devoran cuanta papa frita se les cruce....

Lo que quiero decir es que en mi opinión lo que lleva a la religión a personas con comportamientos objetables, o lo que hace objetable el comportamiento de algunos religiosos, no es necesariemente el celibato, sino la religión misma.

Ana Lopez Acosta dijo...

Acuerdo Severian, el tema central, también para mi, es intentar poner reglas o "domesticar" el deseo. Tarea compleja, porque por algún sitio se "escapará". El problema tal vez sea efectivamente la misma religión o su institucionalización.

Interesante por otro lado que este sea un tema central en las prensas de USA y Europa - desconfío por definición de los "temas centrales" de las prensas -
Me imagino que la crisis no presentará soluciones a la mano. Discutir el "sexo de los ángeles, perdón curas" parece ser un buen conflicto de humo.
Cariños.

Tino Hargén dijo...

Hola Ana y Severian, que buenas reflexiones se han derivado...

Comparto que si viramos para ampliar y profundizar la temática aparece el enorme conflicto histórico del cristianismo y la sexualidad, que en el caso del Catolicismo propiamente dicho llega a niveles de obsesión represiva y de incomprensión.

Lo que quise resaltar era algo acotado tal vez al campo institucional corriente; dado un determinado culto, sus fieles y su organización, como la administración de ciertos preceptos ha edificado un poderoso contenedor de vejaciones infanto-juveniles, del nivel de espanto a la que llega el caso Murphy con su abuso de menores sordos, un símbolo brutal que parece colmar cualquier necesidad de elocuencia. Urge la desactivación de un siniestro dispositivio de hipocresía, oscuridad, ocultamiento y encubrimiento. Las paredes confesionales no pueden servir para contener crímenes contra la sociedad de tal naturaleza.

En ese marco que la noticia llegue a ser tema central en Europa y USA marca un nivel de "agotamiento" de estrategias de relativización respecto de la opinión públoca que me resultan muy significativas; yo no minimizaría el hecho en ese sentido. Que el Vaticano haga oídos sordos como es probable -y habitual- a esto a nivel de los primeros discursos públicos no debe hacernos perder de vista que ante semejante tensión social se vea pronto "obligado" a reaccionar.

Si el tema se instala en las agendas de las instituciones políticas centrales significa al menos el principio del fin de la impunidad.

Saludos