El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

enero 23, 2010

Veranos futboleros II


El mito de las repatriaciones estelares

Otro capítulo recurrente cuando llegan los recesos es la fantasía de los equipos grandes argentinos con la repatración de futbolistas ya veteranos que juegan en Europa. Detrás de estas supuestas incorporaciones de primer nivel de esconde un uso perverso de las famas adquiridas y una experimentación de reciclado destinada al más estrepitoso fracaso ya que los que llegan lo hacen totalmente destruidos en su capacidad prestadora.

En el viejo continente parecieran contar con una eficaz y misteriosa tecnología para saber medir con exactitud cuando un futbolista llega al final de su vida físico-atlética útil, cuando está al borde de la obsolescencia. En cuanto toman cuenta de este dato, estos jugadores son liberados y sus pases entregados por poca monta al mejor postor. Uno de sus destinos son estos retornos sin gloria y con los músculos al límite que aquí son presentados como esforzadas adquisiciones estelares, sueños cumplidos de regreso triunfal del hijo pródigo. En realidad se trata del reciclado de carne futbolera agotada y clasificada como prescindible por los clubes europeos. Estos futbolistas regresan y en general no pueden cumplir ni con el 25% de los partidos programados ya que a poco de rodar manifiestan lesiones y desgarros insalvables que los mantienen largos períodos alejados de las canchas. Sirven políticamente para calmar ansiedades de las hinchadas al comienzo de la temporada, ya que luego sus bajas son atribuidas a la mala suerte de las lesiones. Quién siga el fútbol italiano verá por ejemplo la fatigada explotación a la que ha sido sometida en más de una década la energía muscular de Javier Zanetti, un corredor que acumula un equipos italianos un kilometraje descomunal. Imaginemos el estado en el que quedará cuando allá los instrumentos marquen su pase a desguace; llegarán de él los jirones de vaqueteados cuadríceps y aductores. Esperemos que nadie celebre acá su regreso con frases rimbombantes.

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