El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

marzo 28, 2008

Campo feroz ( II )

¿Que es “el campo”?


Se habla de los grandes, los medianos y los pequeños. Los contratistas, arrendatarios y prestadores de servicios. Es complicado esclarecerse sin investigar con mayor grade de detalle todos los aspectos económicos que se ponen en juego en este vasto sector. Para empezar podemos anotar cosas que suceden en general y luego mirar desde el lugar de cada una de las realidades:

-Hay una creciente extranjerización y transnacionalización de la propiedad de la tierra.
-No existe política de protección o asistencia al pequeño productor para que trabaje su campo. Se lo deja a expensas de una presión para tener que alquilarlo o venderlo.
-Tampoco hay iniciativas de proyectos de agroindustria desde el Estado donde participen pequeños y medianos productores.
-Es nula consideración del impacto ambiental de las prácticas crecientes que incluyen el uso indiscriminado de nitratos y fosfatos.


Los grandes

Aquí debieran ubicarse las grandes empresas propietarias y explotadoras de tierras, los que organizan los llamados “pools de siembra” y los productores con extensiones mayores a 500 hectáreas, les permite obtener grandes rentas sólo con alquilarlo (en zonas sojeras se paga 2.000 pesos la hectárea de alquiler, lo que determina que se obtienen 200.000 pesos anuales de renta por cada 100 hectáreas ). Un 70% de la soja que se produce en el país está en manos de muy pocas grandes empresas, caso de Grobocopatel (siembra 25.000 hectáreas de campo propias y alquila otras tantas a pequeños productores), MSU, etc. También los grandes exportadores: CARGILL, NIDERA, MONSANTO, DREYFUS, ACA.

Cebados ya por 6 años de orgiástica acumulación de riquezas a granel, cambiando flamantes camionetas 4x4 importadas como si fueran caramelos y atesorando propiedades inmuebles en una loca carrera especulativa que condujo a una distorsión de los valores de mercado elevando los precios de las propiedades urbanas a las nubes, observan la explosiva avidez internacional por sus productos y sacan cuentas astronómicas que excitan las glándulas de sus apetitos económicos más profundos. Sienten que no poder cobrar el billete premiado que la lotería de los precios internacionales les ofrece es estar jugando el papel de tontos en un mundo de vivos.

Según datos del Centro de Investigación en Economía Política y Comunicación (Ciepyc) realizado en junio de 2007, la rentabilidad del sector agrícola fue en promedio (2002-2006) un 40 por ciento superior, comparado a los últimos cuatro años de la convertibilidad . Durante los dos primeros años de vigencia del nuevo esquema macroeconómico, los márgenes de ganancia del sector agrícola promediaron niveles del 50 por ciento superiores que los de la convertibilidad, llegando a picos en donde superaron el 80 por ciento.

Son los mismos que declaman ser reconocidos por trabajar, sufrir y producir. En gran parte dicen una verdad, pero habría que informarles que no son los únicos. También presumen de honestidad brutal, pero ocultan los cuantiosos dineros obtenidos cuando campeaba el mercado negro de la soja por ejemplo. Son los mismos que se aprovecharon de una Argentina arrasada como botín de guerra en el 2002 y 2003, cuando eran los únicos favorecidos en los comienzos de aquella pesificación salvaje y embolsaban suculentas sumas de sojadólares con los que compraban a precio vil las propiedades que los otros argentinos debían vender desesperados para salvar sus bancarrotas comerciales e industriales y la confiscación de sus ahorros.

Los pequeños

Se habla de que el conflicto lo radicalizaron los pequeños productores, su realidad no es la misma obviamente que la de los medianos y grandes. La fiebre sojera es una verdadera fiebre del oro, una locura cuya lógica -de seguirse sin freno ni equilibrio- conduciría a nefastas consecuencias para el país. Los pequeños se equivocan al comprar el discurso de los dirigentes que representan los intereses de los grandes grupos.

No se si los pequeños productores identifican correctamente a la totalidad de sus enemigos. ¿Es el gobierno solamente o son sus “colegas” de los grandes grupos concentradores de tierras, capital de trabajo y siembra los que imponen este rumbo que atenta contra la diversidad y su subsistencia como pequeñas unidades productivas? ¿Quiénes imponen las prácticas aceptadas de alquileres en valor soja nominal? Está claro que uno de los más desfavorecidos es el pequeño productor que no es propietario y trabaja campo alquilado, pero entonces ¿Sus gremios no debieran también reclamar a los dueños de los campos que el alquiler que paga esté en función de la rentabilidad real y del precio deducidas las retenciones, y no de un supuesto precio ideal que no existe?

¿Los que dicen defender a los pequeños y medianos productores son algunos de los que persiguen una política que hace que desaparezcan?

Lo mejor que he leído sobre el tema es el sintético pero preciso artículo de Claudio Lozano vía el blog de 60 watts en la cultura.

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