El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

marzo 28, 2008

Campo feroz ( III )

Apuntes sueltos que quedaron a la vera de la ruta...


El factor Kristina

¿El esquema de retenciones que aplica el gobierno es instrumento de una política realmente redistributiva que además busque el equilibrio para hacer viable a todos los sectores de la economía? Me inclino por cree que el aumento de las retenciones fue una maniobra facilista del ministro de economía Lousteau a falta de un verdadero plan. Se parece mucho a una política que solo atiende a mantener la salud de la Kaja y una cierta estabibilidad cortoplacista de los precios internos, pero que no contiene ninguna política redistributiva ni productiva global como se la quiere hacer parecer. En lo sectorial por lo pronto el efecto es el contrario; esta política de retenciones beneficia a los grandes grupos en detrimento de los pequeños, por lo tanto sería regresiva. La discusión se amplía cuando pasamos de una visión sectorial a una general, si esta política agropecuaria es beneficiosa para el equilibrio económico-social de todo el sistema. Manejar el desfasaje de precios externos e internos en un contexto alcista de los primeros no es fácil, no hay fórmulas mágicas.


El rampante estigma de unitarios y federales

A lo largo de todos estos días sentí que se reeditaba de modo sui generis el sempiterno esquema antagónico de toda la historia argentina: unitarios versus federales, el centralismo porteño versus las provincias. La política eminentemente unitaria del kirchenrismo que se aseguró el manejo discrecional de una caja no coparticipable de la nación cada vez más gigantesca frente a los cada vez más debilitadas autonomías de las provincias. Pero aparte de las motivaciones económicas, todo lo que se ha visto de este conflicto motoriza un rechazo visceral de la figura personal de la presidenta y de todo el gobierno central en el interior del país. El pequeño productor típico es alguien que se siente de alguna manera un trabajador explotado por los lejanos dirigentes nacionales que representan al centralismo político parasitario. Influyen en esto el poco contacto de los gobernantes con las realidades productivas, su progresismo urbano anclado en el monotema de una épica museológica del rechazo a la dictadura y el homenaje permanente a sus víctimas, y una tendencia a simplificar todos los conflictos en términos de polaridades raciales o ideológicas. A esta idelogización simplista adhiere buena parte de la opinión intelectual o pseudo-intelectual del progresismo porteño que agudiza cada vez más los síntomas de la enfermedad que los afecta últimamente: aceptar las consignas kirchneristas cada vez con menos capacidad de reflexión crítica independiente.

Resulta singular analizar los curiosos aspectos etnológicos y colorimétricos del fenómeno. Desde ese punto de vista vemos que el antagonismo entre la población de las provincias laboradoras contra el centralismo doctoral porteño tuvo históricamente un tinte de “negros” contra “blancos”; en este caso desde las huestes K se invierte el esquema cromático-social y establece que el flujo de los reclamos es de "blancos" contra "negros", presentando a la gente del campo como fachos blancos que cargan contra los negros urbanos de izquierda.


La realidad es que se ve una presidenta aislada políticamente, sin el respaldo dirigentes de peso, entre la sombra de su marido que no se sabe si gobierna o no gobierna, y sus ya apagados homónimos delfines. Expone demasiado su alianza con los personajes del gremialismo caduco y lo que es peor, aparece demasiado ligada al accionar de su impresentable guardaespaldas Luis D'elía. Sus defensores lo quieren hacer aparecer como “luchador social”, pero con sus actos y dichos demuestra ser nada más que un energúmeno del que se aprovecha su primitivo odio racial como mano de obra barata. Un verdadero luchador social es alguien que lucha para construir logros concretos para algún sector de la población y no se deja cooptar por ningún gobierno; este troglodita que se expone movido por el odio y el racismo como únicas motivaciones no puede ser equiparado a los verdaderos luchadores sociales.

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