El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

diciembre 20, 2006

La nostalgia del futuro

"Lo que más extrañamos del pasado es el futuro"



Una lucha que no cesa en ninguna de las dimensiones categoriales que podamos concebir de nuestra experiencia de la vida, es la que protagonizan el pasado y el futuro. El pasado es el gran dictador de todos los estados del tiempo. Aparece con una enorme ventaja potencial propia de su naturaleza creciente; se hace más fuerte y engrosa su volumen a favor del transcurso. Soberbio, se apropia de todo lo que toca y lo sabe guardar, es ahorrativo y hace pesar esa cualidad cada vez con más tiranía. El futuro padece de envejecimiento prematuro, y como no sabe invertir y se despilfarra a si mismo en unos pocos momentos de fugaz brillantez; el devenir va menguando su poder hasta hacerlo un débil anciano impotente.

Cuando experimentamos el paso de los años somos testigos de cómo el pasado se agiganta en su sabiduría hasta ocupar todos los espacios del presente, apoderándose de todas nuestras certezas y, lo que es peor, de todas nuestras incertidumbres. Mientras que el futuro ya ha sido desalojado de la escena, rendido y confinado a un rincón, con sus encantos perdidos y su seducción inutilizada. Aquella sensación única de una iluminación de la vastedad que nos hacía amar la vida como una gracia inigualable, pasa a ser uno de esos recuerdos que el pasado atesora orgulloso como su mejor botín.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es cierto que hay momentos en la vida en que la inversión en tiempo parece una pérdida o un modo de malgastar energías. Es verdad que el pasado pesa como losa, que el futuro deja incluso de presentar interrogantes, pero es en ese instante cuando nos tenemos que planetar la falta que nos hace volver a ilusionarnos, a plantearnos metas, a aprovechar los conocimientos y experiencias del pasado para remodelar la vida, que se presenta estática y falta incluso de sentido. Unos dicen que es la crisis de los cuarenta, yo prefiero pensar que es el conformismo de las vidas aburguesadas y rutinarias que ya no parecen tener nada que expresar o que ofrecer. Pero siempre existe el presente... ese instante de tiempo dedicado a la toma de decisiones, a la acción inmediata, donde podemos trabajar sobre el momento que deseamos que sea. Y de ahí, idear futuros llenos de preguntas sin respuesta, de nuevos retos, de emociones y utopías.

inx dijo...

Tá bien Tino, es cierto eso de que extrañamos el futuro, o tal vez, "un" futuro (al menos uno)Mientras tanto, disfrutemos este escurridizo presente. Buenas fiestas para vos, chin chin.

Tino Hargén dijo...

Isabel, Inx

Es cierto que el presente es el único tiempo que da efectividad a la existencia, y como tal siempre presume de ser independiente y autónomo. Pero pasado y futuro son sus fantasmas eternos, sus sueños y sus pesadillas que siempre lo rodean. Y eso hace que no sea el mismo presente a los 25 que a los 45.

Aprovecho también para desearles felices fiestas, salad!