Gracias a la gentileza de Omar Genovese, puedo canalizar mi ansiedad por el inminente mundial de fútbol en el blog Crónicas Germanas. Esta vez comparto allí una de esas cartas que se escriben pero que nunca se envían a su destinatario. Tal vez porque se escriben en momentos donde aprieta el hambre no saciado de comunicación y todo es nada más que devorar por un rato el pan duro de la ficción. O porque en realidad el destinatario soñado es otro.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario