El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

agosto 19, 2005

Tu rastro

“…Nos duele sostener esa luz tirante y distinta,
esa alucinación que impone al espacio
el unánime miedo de la sombra
y que cesa de golpe
cuando notamos su falsía,
como cesan los sueños
cuando sabemos que soñamos.

Jorge Luis Borges, 1923




De tenerlo adelante, y de contar con la suficiente confianza le diría:

-Con tu pluma y tu cabeza no entiendo... ¿Acaso nunca viste el fárrago de huevadas que pueblan librerías y bibliotecas? ¿Que necesitás? ¿Una crítica favorable por adelantado? Basta de clavarse puñales con el padre maestro, los maestros de maestros y el maestro de los maestros. Basta de escrituras póstumas, provisionales, instantáneas, que presumen de autoextinguirse a los quince segundos como las cintas de misión imposible. Si el fantasma del Maestro te convive como un invitado permanente, habrá que colgarlo del mástil de tu colegio primario, prenderlo fuego y llevar las cenizas al cementerio animista más cercano a tu domicilio. Si navegamos no podemos temerle a las cataratas. Basta de pedir disculpas por escribir, te quiero leer, a vos, si, y como yo que soy uno más pueden ser miles más. ¡Hacéle un libro a la literatura!.

- No se de que estás hablando…- me diría él, fastidiado por un lenguaje tan ingenuamente vulgar.

- Y si querés cuando lo terminés gritás el gol en la tribuna y como hacen los jugadores mostrás debajo de la camiseta con tus colores, un remera que diga “para vos ...”. Ofrendale un libro, no los fugitivos lamentos de su inescritura. Si pensás que tu libro no estará a su altura para ser un homenaje digno, menos a su altura estará el usar su nombre como cárcel. Se que no hay goce más luminoso para los escritores que clavar los pensamientos en la carne de la palabra , pero si el tiempo que pasamos inquiriéndonos con sesudas y huesudas flagelaciones intelectuales de por qué carajo escribimos y por qué carajo no escribimos, lo dedicáramos a hacer un libro, asunto concluido. ¿Que es este polvo culposo de la escritura mínima que anda dando vueltas por todo lados? ¿Estamos en la antesala del apocalipsis del deseo? ¿Nos amordazan el pene entintado con las cadenas de bronce de su insuperabilidad?. El juicio de la posteridad, de la historia, de los nenúfares abismales del tiempo infinito, ese juicio no lo habremos de ver. Pasará si pasa cuando nos hayamos jubilado de gusanos, cuando nos pudramos atesorando en un cajón el pasaporte vigente a la invalidez. Hay que volver al riesgo, no al empresario, al literario, volver a la aventura, basta de modas melanco, de nuevo a la selva a machetazos limpios, sorpresa, filo, picaduras, infinitud, irresponsabilidad, desobediencia –parezco Dalmiro ya-. Si, a bombear sea dicho que ya sale la leche bien impresa!!!!

-Parecés Dalmiro ya…o Alejandro Apo..- no me imagino otra acotación...

- Pensá lo que quieras, pero no me mirés así, no estoy hablando yo, es otro el que te habla, a él respetalo al menos, y escuchame. ¡Cogétela a la literatura!. No pienses si alguien ya la hizo gozar más, es tu polvo, es tu rastro. Y no vengas con que tenés miedo de que no quede embarazada, porque sabés una cosa, los que no cojen nunca son los peores estériles…

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