El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

septiembre 21, 2010

Nunca fue tan buen negocio vender opinión


En la Comarca Hargentina de estos tiempos cualquier comunicador con buen capital simbólico está ante una inmejorable oportunidad de negocios.

Son momentos de furor económico para los vendedores de credibilidad bien cotizados. Así como sucede durante los tiempos de guerras de sangre con las armas, que suben vertiginosamente de precio ante lo urgente que se vuelve su demanda, en épocas de guerras semióticas o de mensajes, como la que acontece actualmente entre los Medios Hegemónicos y el Gobierno, las adhesiones públicas de opinión prestigiada son muy buscadas y se pagan muy pero muy bien. Los patrones de ambos bandos están en guerra y no pueden andar fijándose mucho en cuidar la billetera a la hora de reclutar buenos cuadros para la toma de posiciones públicas. Se pueden pedir precios muy altos por la palabra y serán pagados.

Las cotizaciones dependen de varios factores. Prestigio, credibilidad, notoriedad, rating, son requisitos básicos. Y una historia que ampare un poco la pretensión ficcional de coherencia respecto del bando con el que se decide cerrar trato. A uno que fue bolche toda su vida no van a pagarle que se haga defensor de la libre empresa. Pero los borderline con buena llegada al bando contrario cotizan más, porque tiene el plus del “efecto hidalguía del viejo adversario” que se produce cuando alguien creíble que estuvo en distinta vereda ideológica “se deja convencer por el irrefrenable peso de la verdad" y por ello adquiere un aumento de su credibilidad.


(texto de ficción, cualquier parecido a la realidad es coincidencia forzada por el lector)

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