El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

septiembre 18, 2010

La reactivación del sujeto político


Leyendo el interesante artículo de Sandra Russo en Página 12 de hoy noto que marca la caracterización evolutiva en Argentina del actor principal que encarnaba el rol del progresista sin poder”, aquel que había asumido su impotencia protagónica para torcer los destinos de la realidad, el que había abdicado en su confianza de influir en los asuntos a cargo del un poder real que se presentaba irreversiblemente inmune a cualquier incidencia. Un personaje reducido a operar en la esfera del comportamiento individual, cultural o doméstico, con sus viejos idearios e ímpetus puestos a la altura de un bajo techo testimonial donde tan sólo poder expresar disconformidad representaba toda una gran prueba de rebeldía.

"El “progre” emergió en una época de gente aislada, le correspondió a una década cuya impronta feroz fue la antipolítica, que los “progres” no obstante siempre reivindicaron. Pero así en general, “la política” en general, todo muy sobreentendido.

"Hoy las cosas han cambiado y lo “progre” suena a fuente de feng shui. Estos tiempos son muy específicos, más allá de nuestras voluntades. Las ideologías no habían muerto, todos tenemos una, y no se puede defenderla siendo neutral"

Un punto que considero importante de su texto es cuando señala la asociación del “progre” con el independentismo o neutralismo.

“La identidad del “progre” es contemporánea a la del ciudadano políticamente “independiente”. Convivió con la era en la que los “independientes” eran observados, celebrados y caracterizados por los medios como los verdaderos ciudadanos. La coincidencia entre esta irrupción del “independiente” político y el periodismo “independiente” no es azarosa. El punto culminante de esa celebración de la “gente suelta” como verdadera portadora de la ciudadanía fue aquella noche terrible de los cacerolazos del campo, la noche en la que se produjo un incidente con Luis D’Elía. Los militantes políticos o sociales eran invalidados para estar en las calles expresándose, derecho cuya legitimidad era reservada para los “independientes””


Esto deja expuesto la inconsistencia argumental de varios “progres” que no eran otra cosa que figurettis de los medios interesados en una captar ese nicho de seguidores con meros fines periodísticos comerciales, y cuando la puja por el poder los ha expuesto a una toma de partido activa, no han dudado en alinearse tras la complacencia y la defensa de las empresas que les dan vida como estrellas y a las que se deben. También expone a toda clase de presuntuosos operadores de la intelectualidad que por razones de “posicionamiento cultural” adoptaban las cómodas máscaras neutrales o superadas en tanto eran de los que estaban siempre más allá o más acá de todo, sea por hiper idealistas a los que nada del mundo real podía motivarles un gesto, o por que estaban muy cómodos en la fantochada farsante de hacerse los revolucionarios utópicos mientras las vaquitas seguían en manos de los ajenos dueños naturales.


Consecuencias de la activación del sujeto político

Ahora bien, reconociendo que han sido los K los principales responsables de la rehabilitación del deseo político anquilosado por el desuso y la resignación noventera en buena parte de la franja que se identificaba como “progre”, el tema es que no crean que siempre van a poder ser los controladores del gigante dormido que ayudaron a despertar. El hecho de haber reactivado la militancia y la posibilidad de luchar por el poder concreto, la recuperación de autoestima política, tiene consecuencias que terminarán barriendo a ellos mismos del lugar central que pretendan conservar, desplazados por la misma energía que ayudaron a generar.

En tanto lean correctamente esta tendencia y abran lo suficiente las estructuras para darle cabida a las diferencias y diversidades, las cosas marcharán en una buena dirección para ellos y podrán mantenerse quizá como líderes de un proyecto articulador. Pero si se empecinan en seguir presos de un modelo de subordinación absoluta establecido como "esquema oficial" de conducción -por demás estrecho y cerrado- pueden resultar pasados por encima. Es esencial captar las energías que llegan en el mismo sentido y evitar así que se dirijan a los que las quieren neutralizar o cooptar en sentido contrario en las distintas expresiones de la oposición de derechas.

Aquí se pondrá a prueba hasta donde llega el personalismo de poder de los K y si en eso tienen algo de razón las consignas despectivas de la oposición que lo pintan como celosos administradores de un sistema unitario que no admite matices. Sus comportamientos a la luz de la realidad por cierto dejan muchas dudas. En tiempos de necesidad de acumulación, caso la etapa previa a las elecciones presidenciales de 2007 –la efímera transversalidad- o cuando necesitaron recomponerse tras la derrota legislativa del 28 de junio de 2009 de la mano de propuestas temáticas, han propiciado de buena gana la incorporación de apoyos externos de fuerzas ideológicamente afines. Lo que resalta es que han sido esbozos oportunistas, perecederos y poco orgánicos, sin la suficiente continuidad ni firmeza como para manifestarse como una verdadera estructura dispuesta a expandirse y contener pluralidad. Luego han dado muestras de ser muy ingratos con algunos apoyos –excepción hecha del impresentable Cobos que fue más que ingrato con ellos- y olvidarse que esa apertura necesita ser profundizada y tratada como mayor equidad; no deben tomar cualquier apoyo como una caída al pie que se usa y se maltrata luego al suponer que debe subordinarse incondicionalmente, sino que debieran valorarla y contenerla.

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