Aberrante glorificación del personaje mediático Ricardo Fort en La Nación de parte de un tal Héctor M. Guyot, quién junto a Pablo Sirvén se dedican a graduar culturalmente cualquier basura exitosa del mundo del espectáculo. Pasaría de largo sin más una nota así si no incluyera un sofisma argumental tan falaz como previsible que se ha puesto de moda: demostrar que los favorecidos por el rating representan “un ícono de los tiempos actuales” y apuntalarlo con todo un bla bla bla correspondiente que lo pretende ubicar como emergente inevitable de las nuevas formas de vida y comunicación por lo que no lo podemos criticar ni cuestionar de ninguna manera, menos dejar de celebrarlo, y además, deberíamos tomarlo como modelo a imitar. Según Guyot para sobrevivir en esta aldea del siglo XXI habría que primero heredar la fortuna de Fort, y luego entrenarse para gastarla en producir los actos que sostienen su presencia mediática.
“Es el modelo más perfecto alcanzado por esa vanguardia cuyos miembros están en permanente reconstrucción de sí mismos con el objeto de adaptarse a una realidad que fuga hacia adelante. Comprende como pocos el nuevo medio en que se mueve y ha desarrollado recursos de los que carecemos el resto de los mortales. Está un paso más allá en la evolución. Hay que prestarle atención si uno aspira a sobrevivir y a ser parte de la victoriosa mutación de la especie en un mundo que ha dejado de ser lo que era. Fort parece el ejemplar mejor equipado para proyectarse en una nueva dimensión hecha de espacios mediáticos y realidades virtuales en la que consumir y ser consumido son ya la misma cosa”
Se incluye una supuesta relación causal, en el medio del sanateo tecnicista más berreta, del alto rating de los puteríos faranduleros con la emergencia del resonado Nuevo Sujeto Adaptado a los Tiempos Que Se Viven, producto de la comunicación electrónica y las redes sociales. Desconocimiento olímpico de la realidad social: el sostén de las altísimas cifras de rating de estos programas es la franja social de gente más alejada de los usos habituales de internet que acostumbra a estructurar su entretenimiento en base el show tinelliano y sus programas satélites de la tarde. Bastaría fijarse en la enorme atracción que generan estos conetenidos en la gente mayor de 65 años. No por habitual me resulta menos fastidioso observar como estos reputados columnistas mezclan cualquier verdura con tal de posicionar en un sitial de vanguardismo honroso a los esperpentos redituables del momento.
“Es el modelo más perfecto alcanzado por esa vanguardia cuyos miembros están en permanente reconstrucción de sí mismos con el objeto de adaptarse a una realidad que fuga hacia adelante. Comprende como pocos el nuevo medio en que se mueve y ha desarrollado recursos de los que carecemos el resto de los mortales. Está un paso más allá en la evolución. Hay que prestarle atención si uno aspira a sobrevivir y a ser parte de la victoriosa mutación de la especie en un mundo que ha dejado de ser lo que era. Fort parece el ejemplar mejor equipado para proyectarse en una nueva dimensión hecha de espacios mediáticos y realidades virtuales en la que consumir y ser consumido son ya la misma cosa”
Se incluye una supuesta relación causal, en el medio del sanateo tecnicista más berreta, del alto rating de los puteríos faranduleros con la emergencia del resonado Nuevo Sujeto Adaptado a los Tiempos Que Se Viven, producto de la comunicación electrónica y las redes sociales. Desconocimiento olímpico de la realidad social: el sostén de las altísimas cifras de rating de estos programas es la franja social de gente más alejada de los usos habituales de internet que acostumbra a estructurar su entretenimiento en base el show tinelliano y sus programas satélites de la tarde. Bastaría fijarse en la enorme atracción que generan estos conetenidos en la gente mayor de 65 años. No por habitual me resulta menos fastidioso observar como estos reputados columnistas mezclan cualquier verdura con tal de posicionar en un sitial de vanguardismo honroso a los esperpentos redituables del momento.
3 comentarios:
Sin hacer un análisis tan profundo como puede elaborar Sirven y el otro, creo que hay razones más salientes de ese "éxito":
1) las 40 horas (Sí, cuarenta HORAS SEMANALES, según el propio Clarinete) que, sólo en el 13, se dedican a Videomatch y sus programas rémora.
2) El culo espectacular de una que bailó el jueves. (ESPECIALMENTE ESTA).
Fernando Maxi Weberio
Pero Sirvén y Guyot no son los únicos que se dedican a glorificar a Fort: Fort, ícono mediático del siglo XXI
Parece que Ricardito es una especie de superhombre nietzcheano.
Así parece Valeria, el auto de ese blog es un filósofo de gimnasio parece, aprendió filosofía levantando pesas y leyendo Gente, Para Ti y Caras. Para colmo pone esas intolerables citas de Guyot que para mi podrían ser candidatas a las peor giladas del siglo. Desconocer un epifenómeno del pudridero televisivo de un país del tercer mundo con la llegada del hombre de la era cibernética es todo una proeza.
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