Punto de diagnóstico presuntivo: brote psicótico idiopático. El paciente de cuarenta años manifiesta inquina hacia al aseo dental y pasa las tardes apuntando su sonrisa gardeliana al sol. Cuenta con la aquiescencia de un familiar presumiblemente cómplice quién asegura que no hace más que responder lógicamente a una convocatoria del destiempo sucesorio manifestada de modo literariamente imperativo. Al ser interrogado el paciente permanece rígido en su relato:
—Un día cualquiera, me levanté, fui al baño, apreté el tubo de dentífrico y salió bronceador…
—Un día cualquiera, me levanté, fui al baño, apreté el tubo de dentífrico y salió bronceador…
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