Los jugadores argentinos triunfan en los mejores equipos del mundo pero cuando juegan para la selección no tienen quién los dirija.
Pequeño detalle. Tenemos buena parte de los mejores jugadores del mundo, pero tenemos los peores directores técnicos.
Ningún técnico argentino ha logrado triunfar en Europa ni dirigir a los grandes equipos. La lista de fracasos es extensa y viene de décadas, desde las más recientes patinadas de Bianchi hasta los infortunios acumulados de los mundialistas Menotti y Bilardo. Valdano fue una isla de éxito en un momento pero dio paso enseguida al manager. El último mohicano que supo dirigir un equipo con aspiraciones de Champions League fue Cúper con el Valencia, pero su espejismo tocó techo de inmediato para caer en el abismo detrás de su tosco sistema juego y sus planteos ultra defensivos. Cuesta incluso encontrar técnicos exitosos a nivel sudamericano, que aparece como un refugio menor, de segundo orden. Gerardo Martino es un caso, se refugió en Paraguay haciendo un buen trabajo, pero de allí parece no tener más proyección, lo mismo para Edgardo Bauza que obtuvo una Copa Libertadores con un equipo ecuatoriano pero su proyección europea es nula. Bielsa, un técnico al borde de las leyes que rigen la salud mental, tras su estrepitoso fracaso en 2002 se refugia en espejismos clasificatorios con una selección de tercer orden como Chile. Y si bien el Gran Fútbol Europeo no es que esté tanto por arriba del Sudamericano, la realidad marca que la selección argentina en los últimos mundiales se saca de encima con facilidad a los representantes de todos los continentes pero no puede superar el karma de pasar el filtro de cualquier equipo europeo de primer orden que enfrente. Incluso a Brasil le pasa algo parecido, salvo en el 2002.
Europa es la gran meca accesible para los jugadores pero inaccesible para los técnicos, y Europa es la barrera infranqueable de los cuartos de final.
Don Julio ha insistido en proyectar efímeros triunfalismos locales al plano internacional, suponiendo que salir airoso en nuestra liga da chapa técnico táctica para manejar a los que juegan en los mejores equipos de Europa, en las ligas española, italiana, inglesa, portuguesa o alemana. Fue el mismo Basile una apuesta en ese sentido, y ahora tras el breve y tumultuoso experimento bilardo-maradoniano pintan una serie de nombres de consumo interno como Sabella, Russo, Simeone, Díaz, Borghi. Bauza ni siquiera cuenta. Todos intentos de proyectar entrenadores localistas sin experiencia táctica ni grupal del manejo de Estrellas de Grandes Ligas. Más pilotos de cabotaje para sortear las Grandes Tormentas de los Cielos Interncionales.
Los jugadores argentinos si tienen quién los dirija
Si. Tienen. Son los que los dirigen en sus equipos europeos los domingos y los miércoles, y los hacen jugar en equipo y bien. Son los Mourinhos, los Guardiola, los Del Bosque, los Pellegrini, los Benítez, los Vaan Gaal. A los que obedecen, y parecen entender, por las buenas o por la malas. ¿No sería la mejor solución contratar alguno de ellos para la selección? Al menos aseguraríamos que al llegar a la selección sientan una total naturalidad.
Pequeño detalle. Tenemos buena parte de los mejores jugadores del mundo, pero tenemos los peores directores técnicos.
Ningún técnico argentino ha logrado triunfar en Europa ni dirigir a los grandes equipos. La lista de fracasos es extensa y viene de décadas, desde las más recientes patinadas de Bianchi hasta los infortunios acumulados de los mundialistas Menotti y Bilardo. Valdano fue una isla de éxito en un momento pero dio paso enseguida al manager. El último mohicano que supo dirigir un equipo con aspiraciones de Champions League fue Cúper con el Valencia, pero su espejismo tocó techo de inmediato para caer en el abismo detrás de su tosco sistema juego y sus planteos ultra defensivos. Cuesta incluso encontrar técnicos exitosos a nivel sudamericano, que aparece como un refugio menor, de segundo orden. Gerardo Martino es un caso, se refugió en Paraguay haciendo un buen trabajo, pero de allí parece no tener más proyección, lo mismo para Edgardo Bauza que obtuvo una Copa Libertadores con un equipo ecuatoriano pero su proyección europea es nula. Bielsa, un técnico al borde de las leyes que rigen la salud mental, tras su estrepitoso fracaso en 2002 se refugia en espejismos clasificatorios con una selección de tercer orden como Chile. Y si bien el Gran Fútbol Europeo no es que esté tanto por arriba del Sudamericano, la realidad marca que la selección argentina en los últimos mundiales se saca de encima con facilidad a los representantes de todos los continentes pero no puede superar el karma de pasar el filtro de cualquier equipo europeo de primer orden que enfrente. Incluso a Brasil le pasa algo parecido, salvo en el 2002.
Europa es la gran meca accesible para los jugadores pero inaccesible para los técnicos, y Europa es la barrera infranqueable de los cuartos de final.
Don Julio ha insistido en proyectar efímeros triunfalismos locales al plano internacional, suponiendo que salir airoso en nuestra liga da chapa técnico táctica para manejar a los que juegan en los mejores equipos de Europa, en las ligas española, italiana, inglesa, portuguesa o alemana. Fue el mismo Basile una apuesta en ese sentido, y ahora tras el breve y tumultuoso experimento bilardo-maradoniano pintan una serie de nombres de consumo interno como Sabella, Russo, Simeone, Díaz, Borghi. Bauza ni siquiera cuenta. Todos intentos de proyectar entrenadores localistas sin experiencia táctica ni grupal del manejo de Estrellas de Grandes Ligas. Más pilotos de cabotaje para sortear las Grandes Tormentas de los Cielos Interncionales.
Los jugadores argentinos si tienen quién los dirija
Si. Tienen. Son los que los dirigen en sus equipos europeos los domingos y los miércoles, y los hacen jugar en equipo y bien. Son los Mourinhos, los Guardiola, los Del Bosque, los Pellegrini, los Benítez, los Vaan Gaal. A los que obedecen, y parecen entender, por las buenas o por la malas. ¿No sería la mejor solución contratar alguno de ellos para la selección? Al menos aseguraríamos que al llegar a la selección sientan una total naturalidad.
5 comentarios:
Interesante tu argumento, aunque no creo que sólo esa sea una solución. Como dijo Maradona, y no es que yo sea uno de sus defensores, el problema viene de bien arriba. No, no, de Dios no, no tan arriba. Además, no me gustaría ver un técnico extrajero dirigiendo la selección argentina. Yo sigo manteniendo la esperanza en Bianchi, si él fracasa, recién ahi me daré por vencido. Saludos.
Entiendo Don Fulbito, mi comentario tiene mucho de ironía y de bronca, en el fondo tampoco creo que un técnico extranjero pueda sobrevivir en nuestro medio, pero no dejo de creer que de ser posible sería una solución efectiva.
Creo que en esto para ser justos hay que volver al inicio del proceso Basile y al momento en el que se lo llama a Maradona, ahñi está el problema principal de conformar una selección hoy día; jugadores con egos inflados, camarillas, luchas internas por liderazgos y atraso táctico. Aquí seguimos hablando de quién va a ser "el enganche" cuando en el resto del mundo eso ya fue por ejemplo.
saludos
¿Che, no termina de cicatrizar la herida absurda?
Un abrazo.
Don Fulbito!!! Piedra libre Walter!!!!!!!!!!
Un abrazo
!Hola Fernando!
Siiiii, terrible....no logro que cierre.....!! Pero ya basta eh, estoy a punto de copiarle la fórmula a Barrionuevo y prometer:
"Prometo dejar de hablar de fútbol por lo menos 2 años"
Un abrazo
Publicar un comentario