El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

abril 13, 2010

La justicia universal empieza por casa


Si quieres un mundo justo comienza por jugzar tu aldea.

La realidad política española le deparó una mala jugada al hijo pródigo de su vocación justiciera: el juez Baltasar Garzón ha sido denunciado por no respetar la ley al querer investigar crímenes de su propio país. Probablemente, y por suerte, esta medida tenga el efecto contrario al deseado por sus impulsores, ya que el nivel de provocación que implica ha motivado una enorme reacción de gran parte de la sociedad española encabezada por referentes políticos, sindicales y culturales, y de buena parte también de la comunidad internacional.

La paradoja central que deriva de este hecho la expuso muy claramente en estas líneas Cándido Méndez, secretario general de UGT española en un acto reciente:

"¿Cómo es posible que un juez español pueda investigar con los argumentos de la justicia universal la dictadura chilena y argentina, o de otros países, con gran aplauso y reconocimiento nacional e internacional, pero no pueda intentarlo con las mismas armas jurídicas en relación con la dictadura franquista?"

Por ello, adhiero a la actitud de los organismos que en Argentina han decidido imitarlo y hacer valer el derecho internacional en materia de crímenes contra la humanidad, un derecho todavía demasiado confuso e inconexo para mi gusto por la falta de compromiso político de los países centrales para impulsarlo y darle forma definitivamente. Si Garzón ha podido juzgar crímenes de lesa humanidad en otros países penetrando con la letra filosa del derecho internacional entre las barreras formales que las leyes de los distintos países ponían por delante, resulta intolerable que esas mismos barreras jurídicos –como la ley de amnistía española de 1977- sea ahora lo que lo pueda condenar a la destitución.

Los sobrevivientes ideológicos de dictaduras asesinas distribuidos generalmente en roles de poder tratarán siempre de conspirar contra el avance de todo tipo de justicia. Las leyes de amnistía han resultado atajos hipócritas que las sociedades utilizaron para relativizar en sus senos el poder vigente de esos pasados dictatoriales. Sólo en algunos casos se ha logrado juzgar y superar -aunque no olvidar- pero en muchos otros se prefiere un perdón manchado de ocultamiento y miedo a la realidad.


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