El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

noviembre 15, 2009

El secreto de nuestra mediocridad







A principios del siglo XXI parece mentira que tengamos que volver a mamar la esencia del fútbol de la mano de la hispanidad del balompié.

Vaya si los partidos amistosos sirven. Este de ayer frente a España a mi por ejemplo me sirvió para descubrir lo que tal vez sea el gran secreto a voces de nuestra pobreza futbolística actual.

Me explico.

El dispositivo clave y esencial en la generación de fútbol de un equipo en esta era recibe el nombre de MEDIOCAMPO. También llamado -si lo expresamos en un sentido más funcional que geográfico- línea de volantes, entramado de gestación de fútbol, usina generadora, bloque compacto, etc.

España dispone de una serie de jugadores de fútbol en el centro de campo, es decir, futbolistas capaces de jugar, crear, definir, defender, retroceder, bloquear, pasar la pelota, gambetear, avanzar, pisar el área, picar al vacío, definir. Iniesta, Xavi Alonso, Xavi Hernández, Fábregas, Bousquets, Senna, nombrando los que jugaron ayer y vienen jugando desde la Eurocopa 2008.

Argentina no tiene jugadores de fútbol en el medio campo. Desde hace tiempo a esta parte el concepto dominante en nuestro fútbol ha reducido y atomizado esta tarea en especialistas parciales e incompletos. En primer lugar, nuestros mediocampos se han auto impuesto la obligación de tener lo que llamamos jugadores número 5 (cinco) o “cincos”; también llamados medio campistas tapón, de contención, de garra, "recuperadores de pelotas" y otras denominaciones. En general se trata de picapiedras sin ambiciones ni habilidades para jugar ni llegar, limitados a lo sumo a la gran habilidad de dar un pase lateral decente. Dentro de esa cuota obligatoria se ha puesto de moda no tener sólo uno sino dos “cincos”; es el colmo de los colmos: dos jugadores limitados que ocupan el 50% de las plazas del mediocampo, y cuya prestación viene estrictamente acotada. El "cinco" y el culto a los "cincos" representa el conformismo de la pobreza en el fútbol; la imposición de la mediocridad como referencia. En el gusto argentino para ser gran "cinco" basta con marcar, tapar, cortar y dar algún que otro pase bien; con eso alcanza. Asi nos va. Los hay directamente toscos y aguerridos como el sobrevaluado Mascherano, y fiolos y carilindos como Gago –heredero del fiolo de los fiolos que fue Fernando Redondo, rey de los facheritos calesiteros e inútiles- pero siempre incapaces para todo otro servicio que no sea marcar un poco a veces y pasarle siempre el problema de jugar a otro. Argentina se convirtió en una fábrica de cincos. Hasta se dijo que el equipo era "Mascherano y 10 más". Asi no va.

Los dos puestos restantes del mediocampo quedan reservados a los “carrileros”; volantes corredores que van por la banda, pero de jugar y conectarse ni hablar. En general no es que no sepan jugar, a menudo tiene bastante más habilidad que los "cincos", saben llegar al área y meten goles pero el tema es ¿con quién juegan si al lado tienen a dos señores orgullosos de su intrascendencia y atrincherados en torno a su autorización a "no jugar" como son los "cincos"?

Existe otra variante, igualmente nefasta, que es reducir los dos "cincos" a uno, dejar los corredores laterales y poner un “enganche”. Así se le llama aquí a otro fiolo que por lo general es bastante exquisito y pecho frío, al que le encargan hacerse dueño del equipo y de todas las pelotas aunque sea para tocarla y tenerla un poco. Un jugador que se dedica a tocar todas las pelotas que circulan como si fuera obligatorio, y deambular por el medio para tratar de dar algún pase genial a los delanteros. Obviamente facilitando la marca del rival ya que le basta con tapar a ese jugador para anular el juego de todo el equipo.

Cuando nos vamos a dar cuenta que que debemos armar una trama de JUGADORES en el medio campo, a lo sumo tolerando la presencia de un "cinco" pero obviamente con mejores atributos que el tosco Macherano y el intrascendente Gago. España es un ejemplo a mirar, un medio campo donde hay jugadores conectados capaces de hacer todo junto lo que los argentinos hacen por pedacitos.

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