El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

mayo 19, 2009

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La pregunta llega tímida a comerse los testículos flácidos de la conformidad. Y es tuyo el estruendo del estornudo que arroja herbicidas por tus fosas nasales y mancha la reputación de la sabia naturaleza. ¿Pero quién dijo que es sabia si todo lo hizo tan naturalmente?

La pregunta llega dividida en mil fragmentos interrogativos a comerse la lengua indecisa, como si se empedara con tinto barato en bares barriales, entre olores a fritanga y televisores elevados. Como odio los televisores elevados de cuartos de hotel, clínicas, bares, esa mierdosa disposición que obliga a levantar cabeza, con esa macilenta sensación de estar reverenciando lo que es apenas un espectáculo barato de neto corte final.

¿Por qué las pistas de aterrizaje se llaman así cuando son de despegue –primero- y luego de aterrizaje? ¿O hay aterrizaje sin despegue? ¿Acaso habrán sido inauguradas por ovnis que nacieron volando? ¿Que ha llevado a preferir su función de llegada como concepto en la designación?

- Aterrizar, aterrizan unos pocos, pero despegar, despega cualquiera...

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