El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

mayo 25, 2009

Hargentas 2009 ( I )



La serie Hargentas 2009 pretende ser un ejercicio de copiado de apuntes; los que este autor tome en relación a la situación política argentina actual. Una escritura de autoría testimonial más que de asunción efectiva.


Mario Wainfeld escribía el domingo pasado en Página 12 “Barack Obama les marca la cancha a las tarjetas de crédito con un discurso que, pronunciado por los Kirchner, les sonaría populista o socialista”.

Para la derecha argentina lo mejor sería que ningún argentino leyera la sección internacional de los diarios. Lanzada en una campaña apocalíptica para recuperar un poder y cargarse al gobierno -que paradójicamente le devolvió la vida a sus intereses- está empecinada en realizar una operación de rescate local en el medio de un naufragio universal. La operación global y primaria que acometen es el ninguneo de la crisis internacional, a la que quieren oscurecer a toda costa porque de su elucidación pública quedaría en evidencia una realidad brutalmente contraria al discurso que quieren imponer. Todo el arco de oposición de esta nueva alianza de derecha, con el aporte de la mayoría de los medios y los gurúes impresentables –cuyo abanderado es Marcos Aguinis secundado por Joaquín Morales Solá- desempolva los clichés del discurso neoliberal de los 90 como si los hechos del presente internacional no existieran. A saber: insisten en dar como referencia de racionalidad a los centros financieros que viven su peor momento atacados por todos los gobiernos de las potencias; sostienen una cruzada contra la intervención estatal como el peor de los demonios en el momento en que la crisis internacional ha desatado la revalorización de tal instrumento político que es usado cada vez con mayor intensidad aún por gobiernos de tradición liberal. No hay propuestas, no hay explicitación del modelo a seguir obviamente porque hacerlo sería auto denunciar una regresividad intolerable, sólo se apela al batido de la imagen a través de experimentos neoberlusconianos como De Narváez, el reciclaje perpetuo, aunque ya farsesco y decadente, del “apocaliptismo ético” de Elisa Carrió, la fauna cadavérica del radicalismo energizada temporariamente por los efluvios exequiales de Raúl Alfonsín, y el PRO, que digamos sin miedo es a pesar de su ferocidad comercial, la derecha más prolija y presentable que cuenta el país, que deambula un tanto incómodo metido en ese guiso deforme de operaciones.

Hasta 2008 era díficil encontrar una brecha electoralmente vendible donde derechizarse, donde instalar una necesaria actualización del discurso para que se pudiera instilar en los intersticios de la aprobación social. El tema de inseguridad, flagelo real y demanda social que sigue sin enfrentarse como es debido por todos los gobiernos, se mostraba insuficiente como convocatoria en tanto se carecía de reales propuestas e intencionalidad para su verdadera solución. Curiosamente, casi en simultáneo, la crisis internacional que alcanzó su tope pasada la mitad del año amenazaba barrer el prestigio de todo un sistema de íconos y referencias modélicas usados hasta ese entonces: el FMI, las calificadoras de riesgo, el descontrol total de un sistema financiero cuya seducción se suponía la llave de todo crecimiento.Pero hete aquí que surgió antes y durante la crisis, un nuevo actor local que transformó el escenario, con el kafkiano movimiento agrogarca y sus formatos de acción directa que le ofrecieron en bandeja un maná inagotable de posicionamiento pseudo popular. De su mano, la derecha pudo instalar su ideario destituyente apoyado en apariencias de cierta “legitimación” a la vez que descubría el juego de ocultar y relativizar las realidades del contexto internacional para enfocar toda su puntería a la demonización del gobierno.

La clase media, especialmente la de Córdoba, Sante Fe y el interior de la provincia de Buenos Aires, compró envuelto para regalo el discurso de demonización del gobierno como responsable absoluto de todos los males, mostrando lamentablemente un pensamiento ávaro, chato y provinciano, estrechado más aún por el encandilamiento puntual de sus apetitos carnales ante la promesa de suculentos dividendos rentísticos que le daba la burbuja de mediados de 2008 minutos antes de estallar. Los propietarios de tierras en estas regiones de la Pampa Húmeda -donde precisamente este blog tiene sede - son lamentablemente, formadores de opinión, y sus discursos influyen tanto en los sectores altos y medio como bajos, ya que de andar día a día se puede comprobar como el obrero cortador de pasto hace suya una reivindicación que no lo representa en absoluto: sólo el primitivismo de las sensaciones lo lleva a creer que “si los del campo tienen más plata todo va a funcionar mejor y voy a tener trabajo”

Nadie duda que el kirchnerismo es más de lo mismo en materia del modus operandi interno de la política argentina en la era del neo-peronismo post alfonsinista, en la materialidad de su estructura populista de comportamiento con el mantenimiento expreso del rosario de lacras históricas que nos acompañan, pero la derecha lo aborrece no por lo malo que tiene sino por lo poco bueno que ha hecho y el peligro que representa para el futuro que se asimilen como posibles dos conceptos: redistribución y crecimiento. La derecha cree que es necesario abortar esta asociación ilícita, ya que aún sin poder quitarse las miserias mencionadas, el kirchnerismo ha osado cometer algunas medidas de corte “progresista”, que se salieron del entreguismo puro, y que se consideran harto peligrosas.


No hay comentarios.: