El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

julio 09, 2008

Un imperio entre sus alas


….Jespers, el consejero, digirió su confesión de abandono sin expresar actos reflejos de rechazo o aprobación. La respiró profundamente, como destejiéndola con una gran habilidad dactilar. Acorazado tras su experiencia extrema como coach de literaturas de alto rendimiento, podía con holgura tolerar melancolías terminales ajenas sin dejar que lo invadiera afectación emocional alguna. Recibir una rendición desde un dolor de insignificancia tan lineal y franco representaba para él un oasis de bella inferioridad, una generosa oferta de sacrificio relajante, lejos de tanta miseria recibida en declaraciones al pie de gestos porcinos, bajo el furor de odios racionalizados en argumentos absurdos.

Por fin, antes de que fuera inevitable la desesperación, aconsejó:

-El abandono es una medida cautelar de la conciencia. Elegir el silencio es iniciar una huelga de hambre intelectual que sólo puede conducir a la consolidación de un tipo de sufrimiento ya conocido, y por eso mismo tan entrañable, tan poco exigente. La no-escritura es exilio seguro para la amenaza de un cambio de mando en la decepción, una sólida cobertura de fugas. Como renuncia al protagonismo es un sacrificio en vano; vergüenza caduca que inhibe afrontar el extrañamiento de lo inesperado. Para la dominación, una vida sin éxitos populares efectivos es una vida vegetativa, propia de insectos, de instintivas alimañas moleculares que sólo se retuercen fáciles en la duración de su propio abismo. En cambio el sobreviviente promedio, ese que se empalaga bajo la ficción engañosa de creerse aún un luchador -cuando hace rato que está fuera de combate-, realiza un trazo mutante de hombre-pájaro, y vuelve en los finales apremiantes por el sendero de la épica básica, la prehistórica trama de los personajes universalmente inmortales. Entonces juega siempre por única vez el juego de la libertad ignota, anónima en su rastro, y aunque perezca hecho pedazos en la oscuridad de cualquier vuelo de su instinto, lleva consigo una dignidad de rango estelar de imposible olvido, un verdadero imperio de gloria entre sus alas.

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