El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

diciembre 13, 2007

El condicionamiento de Simeone

Diego Simeone ostentaba dos privilegios como jugador en el mundo del fútbol argentino: ser uno de los representantes emblemáticos de la generación fracasada y perdedora que copó la selección durantes los últimos años de cosechas amargas, y además uno de los primeros en soportar esa ramplona costumbre mediática de los apodos heredados; "Cholo" o "Cholito" por un viejo jugador de Boca Juniors famoso por lanzar la pelota muy lejos en los saques laterales.

El ahora ex técnico de Estudiantes, de pronto se sintió atraído por los aires tan respirables que exhalan los pulmones riverplatenses, o bien es que enterado fue del jugoso contrato ofrecido a Ramón Díaz -al que no le dio la cara para plantar a San Lorenzo- .


Lo que sobresale como chocante patraña es la "estrategia" escapista que diseñó cuando aún tenía seis meses de contrato por cumplir con Estudiantes. La misma consistió en condicionarle unilateralmente su "continuidad" en el cargo a los dirigentes pincharratas ad referéndum de la obtención en un plazo inconcebible e irrisorio de una serie de refuerzos individualizados con cotización y salarios internacionales inaccesibles hasta para Boca o River, los dos clubes de mayor convocatoria de nuestro medio. Esta tomada de pelo a toda la afición futbolística fue bendecida por todos los medios obsecuentes como una cuestión razonable que operaba como "justificación ante la gente" de su actitud, que no era otra que la irresistible tentación de huir hacia los tiernos y pacíficos brazos millonarios.

Como corolario de este post sólo un breve canto futbolero, tan irreprochable como discutible y arbitrario:

"Sin Tristelme ni Verón, para Ramón la selección"

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