El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

diciembre 12, 2007

Ambarino y nocturno

Progressor era especial, le gustaba decir esas cosas que desafían las verdades establecidas en cada ghetto cultural. Como ir a la casa de cada uno a decir lo que ellos no quieren escuchar.

-La calidad formal y de estilo en el uso de la lengua escrita es una habilidad admirable por cierto, pero no siempre viene de la mano de la profundidad ni de la inteligencia ni de la capacidad de análisis ni del talento ni de la creatividad…

-¿Bueno pará ¿eso que quiere decir? ¿O es un pedido de autorización y de disculpas por escribir feíto?

-No, es un pase de factura...


Cada chupada era como que lo electrocutaba al cigarro, lo hacía temblar y achicharrarse hasta que tirara las cenizas como muriéndose.

-Estos cigarrillos de ahora si quiero de un solo chupón los liquido, vienen livianitos..

Progressor amaba a las bebidas por su color.

-Amo al whisky más que a cualquier otra bebida blanca, por ese color mágico y ambarino que tiene, por esos destellos visuales que hacen juego con cualquier luz artificial. Por eso el whisky es bebida de artistas de la vision, ¿viste que los cineastas tienen fama de whiskeros? Tiene los colores cálidos de la sociabilidad, los matices que encierran un apetito tan nocturno como festivo. En cambio el vodka o el gin son bebidas frías, de perros solitarios, de tuberculosos doloridos por las pérdidas que beben por desesperación o por odio. Al whisky se lo bebe desde la enfermedad del regocijo, porque ilumina los centros de gravedad de los monumentos ocultos...


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