
En tiempos donde nuestra selección de fútbol parece no poder salir de una verdadera Era del Hielo, infectada de figuritas indolentes, nimias, de espítitu aplastado, emociona ver a los muchachos de nuestro básquet derrochar destreza deportiva y calor en el pecho para quemar las instancias decisivas de una competencia deportiva, esas donde la sangre se licúa por una extrema tensión que parece sólo quebrantable por la potencia obstinada de los sueños desmedidos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario