El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

agosto 24, 2007

El fondo del tarro I

Autocitas de comentarios que he dejado por ahí. Cuando hay hambre no hay pan duro.


"Hace rato que la literatura argentina no se ocupa nada más que de las riñas intestinas necesarias para sobrevivir en su pequeño espacio, su crisis se ha trivializado y tiende más bien a encerrarla sobre sí misma; no expande ninguna frontera. Pero creo que también hay una evidente devaluación intelectual del escritor argentino que vino de la mano de esa reducción confusa que fue llevando a la costubrar de llamar “literatura” a un minúsculo ghetto de fabricantes de libros, noteros, críticos y académicos confabulados en sobrevivir. Hubo una época donde escritor era sinónimo –justa o injustamente- de intelectual; el oficio de narrador, cuentista o ensayista hacía suponer una alta categoría imaginativa y reflexiva que encendía el interés por hallar su proyección escrutadora sobre los problemas de la sociedad. Hoy es sinónimo a lo sumo de cualquier cosa menos eso, ¿por qué habría de ser interesante la opinión sobre el país de un notero que fabrica novelas históricas por encargo por ejemplo?"

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