A pesar que en toda derrota siempre aparece en primera instancia un horror agrio y antisocial -como desayunarse con el contenido de una bolsa de residuos patógenos- cuentan que besando la lona se experimenta una sensación inimaginable de excitación aniquiladora. Que es tan estimulante perder como implosión de la decadencia que todo aquel que lo experimenta piensa seriamente en volver a hacerlo.
Pero la gran pregunta es por qué no agradecen las derrotas. Los triunfos se festejan y agradecen, es obvio que la derrota no se festeje pero ¿por qué dejar de agradecerla?
Pero la gran pregunta es por qué no agradecen las derrotas. Los triunfos se festejan y agradecen, es obvio que la derrota no se festeje pero ¿por qué dejar de agradecerla?
La ironía puede ser un vehículo interesante de mensajería como dijo aquel derrotado en la selección de gerentes para dirigir un proyecto:
-Aunque no he sido seleccionado, agradezco la oportunidad y es mi deseo que con este proyecto que va a emprender se fundan ...todos vuestros anhelos en una sola palabra: éxito.
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